Capitulo 24

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-Hola- dije mientras caminaba en el jardín del instituto a paso lento.

Está demás decír que a esta hora ya no queda nadie en el, solo el conserje que por lo que dicen duerme hasta la hora de salida laboral.

Seguí caminando lentamente, ya estaba oscuro y estar en un lugar así a estas horas no me es muy agradable.

-Hola- volví a hablar con un tono más elevado que el anterior. Pero aún así nadie respondía a mi llamado.

Indignada, retrocedí unos pasos y me decidí a irme por donde había venido. A lo mejor me habían jugado una broma de mal gusto.

-Oriana- escuché decir a alguien a mis espaldas, y este a su vez me tomó por el brazo y me arrastró hacia un pasillo más oscura que la noche

-¿Bruno?- pregunté con miedo.

-Si, soy yo. ¿Quién más sería?- preguntó en un murmuro. Mi corazón al escuchar su voz se tranquilizó completamente. Por un momento había pensado que podría ser algún violador de adolescentes, y allí también incluía al conserje.

-No lo sé. Tal vez alguien que quiera abusar de mi en un pasillo totalmente oscuro, por la noche- grité en voz baja. La risa de Bruno se escuchó por todo el pasillo.

-Lo siento. No fue mi intención asustarte, Oriana- se sentó en el suelo frío y sucio del pasillo. Sacó un paquete de su bolsillo y empezó a fumar un cigarrillo.

-¿Quieres?- preguntó estrechando su mano, la cual sostenía el paquete de cigarrillos

-No fumo- contesté de inmediato. Por la poca luz que entraba gracias a la luna, pude ver como Bruno esbozaba una sonrisa y volvía a guardar su paquetito de cigarros

-¿Por qué me hiciste venir?- pregunté sin rodeos. Vi como la cabeza de Bruno se inclinaba hacia atrás y liberaba el humo del tabaco

-Ven. Sientate- ordenó. La voz de Bruno envió electricidad a mi cuerpo y sentí miedo. Ahora es cuando entendía a las personas que le temían.

-No. Ese suelo esta frío y sucio- dije rebelde y me crucé de brazos. El rostro escéptico y la contestación que nunca llegó de Bruno, hizo que sintiera más miedo que antes y no tuviera otra opción que sentarme a su lado.

-¿Estás feliz ahora?- pregunté una vez a su lado. La risa inaudible de Bruno se hizo presente

-La verdad que si- dijo tomando una piedra y empezó a jugar con ella ¿estaba nervioso?

-Ahora vas a decirme por qué hiciste que viniera hasta aquí- pregunté y me tome los brazos, tratando de abrigarme. Empezaba a hacer frío y yo ya quería irme.

-No- contestó de inmediato Bruno.

-COMO QUE NO- grité enojada

-¡Calla!- dijo Bruno tapando mi boca con una mano y con la otra apretando mi brazo -Pueden oirnos- el acto de Bruno no me decía nada más que estaba enojado, pero podía ver en su mirada que no lo estaba. Solo fingía ser una persona con un carácter explosivo.

-Ya ya sueltame. Lo siento- dije saliendo de su agarre. Bruno por su lado se relajó y echó su cuerpo hacia atrás, chocando su espalda contra la pared.

-¿Vas a tenerme toda la noche aquí y no vas a decirme el por qué?-pregunté calmada -Tengo frío y hambre Bruno- me quejé a su lado

-Toma- Dijo mi compañero brinandome su chaqueta de cuero negra. Sin pensarlo lo tomé y me la coloqué. Las mangas de esta me llegaban hasta las rodillas, y podría jurar que Jenny entraría conmigo en esta chaqueta. Era gigante

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