Unos meses después
*Doctor Magallanes por favor diríjase a sala de pediatría*
-Ya deberían haber salido- decía una y otra y otra vez Catherine, mi madre.
Mis padres habían vuelto hacia tiempo a casa, y nos habían traído la mejor sopresa. No viajarian más ya que la empresa se había establecido de forma permanente en la ciudad, y en los demás países había pasado lo mismo.
Cuando se enteraron sobre mi relación con Julian lo tomaron muy bien, y hasta cenamos en familia los Sabatini y los Serrano. Quien iba a decirlo.
Mi relación iba muy bien y a pesar de que Julian viajaba constantemente acompañando a su banda, nos las habíamos arreglado para que nada pudiese separarnos y claramente la confianza lo era todo, aunque seguía sintiendo muchos celos cuando alguna se le acercaba a Julian.
-Hay que entrar a ver qué pasa- exclamó mi abuela quien había viajado para conocer a su nuevo nieto.
-Nicolas fijate qué sucede- mi abuela empujó a mi hermano hacia la sala pensando que nadie le había visto.
En el otro costado estaban los padres de Jenny, y se veían muy bien juntos. Supuestamente Jenny se estaban llevando mejor desde que ella se había quedado embarazada y eso la hacía muy feliz.
En cuando a Alex, él trabaja medio tiempo y seguía estudiando como siempre. Estaba muy entusiasmado con su hijo y su futura esposa. Si, le había pedido matrimonio a Jenny en un cena que habíamos organizado entre todos.
Alex apareció en la sala de espera todo vestido de celeste, lo cual le sentaba bien y ni bien me vio corrió a abrazarme.
-Es un niño- dijo levantandome del suelo dando una vuelta.
Grité como una desquiciada por aquella noticia y lo abracé dejandolo sin aire.
Mientras los demás lo felicitaban, corrí hasta la sala de Jenny para poder llegar primera.
Cuando entré a la sala, Nicolas ya estaba tomando en brazos al bebé mientras Jenny le daba indicaciones.
Jeny levantó su mirada y comenzó a llorar de felicidad. Me acerqué a ella y deposité un beso en su frente.
-Felicidades mamá- dije tratando de no llorar
-Te amo muchísimo, mejor amiga- lágrimas de felicidad cayeron de mis ojos.
-Y yo a ti, hermana- respondió sonriendo.
Caminé hasta mi hermano y este me entregó el niño para que lo tomase en brazos. Sin dudar tomé al niño en brazos y lo acurruqué a mi. Sentí su calor en mi pecho y supe que iba a amar con locura a ese niño. No solo lo iba a amar porque era mi pequeño e único primo, lo iba a amar porque era el hijo de mi mejor amiga, y del tío más bueno que alguien pudiese tener.
El sería mi sobrino, si, mi sobrino por solo el hecho de ser el hijo de mi hermana, y aunque somos de distintos padres, aún así Jenny era mi hermana de todas maneras.
Los demás comenzaron a llegar y quisieron quitarme el bebé, pero no lo consiguieron. Todos se quejaban de mi, pero me vale madre, mi sobrino era mio.
-Deja que ese niño vaya con su madre- dijo alguien a mis espaldas. Me dí la vuelta muy despacio y ahí estaba él. Julian había vuelto más hermoso que nunca.
-Hola mi amor- dije dándole un beso en sus labios.
-Hola princesa- dijo mirandome a los ojos -Te extrañé- susurró y volvió a besarme.
-Yo también- respondi sonriendo. Julian bajó la mirada hacia el bebé, y le dio un pequeño beso en su frente.
-Bienvenido a la familia, Colin- Y así había sido la bienvenida oficial, de la mano del amor de mi vida.
-Bienvenido a la familia, pequeño Sabatini- gritó Bruno ni bien entró a la sala lleno de regalos y flores. Jenny río de aquello y después lloró de dolor.
-No grites, Bruno- se quejó Julian y su hermano caminó hacia nosotros.
-Hola cuñada- Saludó el rubio llamado Bruno -Hola bebé- me quitó a Colin de mis brazos y se acomodó en una silla para que nadie lo molestara.
Los hermanos Serrano habían sido esos hermanos tan confidentes como lo habían sido antes, y eso era todo gracias a Sabrina, quien desapareció de la faz de la tierra.
-Soy tan feliz- susurré mientras abrazaba a Julian. Esos brazos fuertes hacían de mi una persona vulneraba porque sabía que entre sus brazos todo iba a estar bien y que no debía preocuparme de nada.
Los demás que estaban mirando nuestra escena y que sabían todo el sufrimiento vivido, suspiraron y rieron al vernos.
Alex ya había superado sus celos y ahora estaba feliz de verme bien.
-Que linda que es la familia- gritó mi tío mientras tomaba en brazos a Nicolas y lo lanzaba en el aire.
Todos rieron de aquello, pero podía asegurar que estaban tan felices como lo estaba Alex.
-Te amo, Oriana- dijo en mi oído Julian mientras los demas seguían riendo-
-Siempre juntos, Julian. Siempre juntos-
FIN.
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Mi niñero preferido
Teen FictionEstaban enamorados. Se notaba por la forma en que se miraron entre si... como si tuvieran el secreto más maravilloso del mundo entre ellos...