-Oriana- exclamó Julian acercandose a mi -Oriana, ¿Qué te pasa?-preguntó levantando mi rostro.
Su hermosura llenó mi vista y eso me hacia querer llorar más. Las ganas de decirle todo lo que había pasado se hicieron presentes, pero al instante se borraron. Si llegaba a decirle algo, tendría que confesar que Bruno no era mi novio y el plan de mi amigo se vería afectado por mi gran bocota.
-Nada, yo solo iba caminando y vi a un niño huérfano en la calle y luego él me pidió dinero y yo me negué y ahora me siento culpable- largué mi mentira casi sin poder respirar. Estaba mal mentir, pero ya me había acostumbrado a ello, una mentira más, una mentira menos.
Julian me miró interrogativo unos segundos, pero luego volvió a la normalidad.
-No debes llorar por eso- tomó un mechon de mi pelo que caía sobre mi rostro y lo colocó detrás de mi oreja. Ahora una sonrisa que se veía en el rostro de Julian había llegado a tranquilizarme y solo por ese instante había olvidado todo. Ráfagas en mi cuerpo empezaron a circular y besarlo se había vuelto algo vital para mi. Pero no podía hacerlo. Recién había terminado con mi novio y besarlo significaba que era aún más zorra de lo que Francisco había dicho que era.
-¿QUÉ ESTÁN HACIENDO?- gritó Nicolas que estaba parado de brazos cruzados detrás de nosotros. Me separé bruzcamente de Julian y traté de sonreír.
-¿Has estado llorando?- preguntó mi hermano y luego miró furioso a su niñero
-¿Qué le has hecho?- preguntó Nicolas a Julian. Julian por su lado solo sonreia, pero al ver la seriedad con la que mi hermano le hablaba borró su sonrisa. -Te dije que no te acercaras a ella- se acercó a Julian lentamente. -¿Por qué lo hiciste?- preguntó haciendole frente a su niñero quien le sacaba más de tres cabezas de altura. Sin dudas la valentía de mi hermano era indiscutible.
-El no me ha hecho nada- inquirí nerviosa. No quería más dramas por hoy. La mirada de Nicolas volvió en si y se acercó a mi.
-Solo lloraba porque no le di dinero a un niño que estaba en la calle- exclamé y levanté mis hombros. Ahora la mentira había salvado a Julian de mi hermano, el protector.
-Pero si nunca le das dinero a nadie- dijo Nicolas.
-Gracias por hacerme sentir mejor- bufé y me senté en el sillón de mi casa.
Nicolas caminó dudoso hasta Julian mientras este lo miraba suficiente. Ahora tenía que disculparse y sabía que eso no era nada fácil para mi hermano.
-Lo siento- inquirió mi hermano -Tu eres un gran amigo, pero Oriana es lo más importante de mi vida y verla llorar me pone loco- exclamó Nicolas. Julian lo miró sonriendo y palmeó su hombro.
-Creeme que a mi tampoco me gusta verla llorar- dijo y me buscó con la mirada. Sin querer esbozé una sonrisa tonta, pero a diferencia de otros momentos no la borré y me quedé mirandolo unos segundos.
-Eso es bueno- dijo Nicolas poniéndose un gorro de invierno. -Tengo que ir a comprar unas cosas para el viaje- exclamó saliendo de mi casa.
Ahora estábamos solo Julian y yo, y eso no me ponía nerviosa. Ahora disfrutaba de la compañía de él. Ahora disfrutaba estar en mi casa.
A pesar de saber que Julian había sido un bastardo con su hermano, ahora a mi no me importaba, él había sido tan considerado conmigo que juzgarlo por algo que había hecho en el pasado sería muy desconsiderado de mi parte, y ya había hecho el papel de niña caprichosa desde que lo había conocido.
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Mi niñero preferido
Teen FictionEstaban enamorados. Se notaba por la forma en que se miraron entre si... como si tuvieran el secreto más maravilloso del mundo entre ellos...