Capítulo 12. Otra noche de lágrimas.

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Lia

—Primero que nada, yo no tengo nada que ver con todo esto. Así que no me mires como si quisieras matarme — siseó Cecilia delante mío. Nunca había estado tan enojada en toda mi vida. Me citó, vine y lo primero que me dice es esto. ¿Piensa que le voy a creer? Por supuesto que no. Me reí.

—Claro. Marsha es tu hermana, ¿qué quieres que piense? ¿Me tomas por tonta? Sé que querían a Sabrina con ustedes y ahora la tienen — gruñí.

—¡No la tenemos! Es verdad que la queríamos... Pero mi abuela y yo no tenemos nada que ver con esto. Lo juro. No he hablado con mi hermana todos estos meses hasta... el otro día.

Me levanté, no podía oír más. Si no tenían nada que ver con todo esto, ¿de qué me servía a mí? No recuperaríamos a Sabri. No así. Tomó mi brazo antes de que pudiera levantarme del todo y me miró con ojos suplicantes.

—¡No! Espera. Sabemos que ella está mejor con ustedes y por eso quiero ayudarlos a recuperarla. Pero tienes que hablar con Zachariah luego, de verdad queremos ser parte de sus vidas. Mi abuela está vieja ya y... — suspiró. — Quiero darle esa felicidad a su vida, ¿entiendes?

Me senté y soltó mi brazo. Pamela hizo ademán de venir a tomarnos la orden pero negué con la cabeza. Volví a mirar a Cecilia. Algo en su mirada me hacía saber que estaba hablando sinceramente y que lo que decía no eran mentiras.

—¿Cómo nos ayudarías? — pregunté.

Me dio una sonrisa de alivio, suspiró y luego una sonrisa cómplice. —Hablé con Pick.

—¿Pick? — pregunté extrañada. ¿Qué clase de nombre era ese?

—Es un diminutivo de Patrick, no importa—. Cecilia dio un gesto con la mano restándole importancia. —Es un ex novio de mi hermana y trabaja en el bar que a ella le encantaba ir. Es un buen chico. Una vez le confisqué su número del celular de mi hermana, ella siempre desaparecía y quería dejar tranquila a mi abuela, así que lo llamaba. Entonces me pregunté si ya que mi hermana estaba en la ciudad había visitado el bar. Y me dijo que sí, que la había visto un par de veces con un hombre de unos treinta años y como supo lo que haría, me echó un sermón de que no me quería ver por ahí.

Me la quedé mirando. Demasiada información de golpe.

—¿Y entonces que haremos?

Me hizo un gesto de "¿Qué crees?". —Yo no puedo ir, tengo quince. ¡Tú sí! Tú vas a ir. ¿Tienes dieciocho, verdad?

Oh, mierda. Tragué y me obligué a responder. —Sí, tengo dieciocho.

—Perfecto, tengo un plan.

***

Unos días después nos encontrábamos fuera del bar. Tenía mala apariencia, no era para nada parecido al bar en dónde tocaba la banda de Zacha. Para nada igual. Éste daba miedo. Hasta el cartel de neón no funcionaba bien. ¿Y el señor de seguridad fuera de la puerta? ¿Era acaso humano? Me estremecí al pensar que tenía que meterme allí dentro. Era viernes por la noche y estaba repleto de gente. Según ese tal "Pick", Marsha se encontraba aquí. Me giré hacia mis acompañantes con expresión nerviosa.

—No sé por qué acudí a tu llamado. Siempre me metes en líos — dijo Nicolas frunciendo el ceño.

—Viniste porque eres mi mejor amigo y una vez me dijiste que si te necesitaba, que te llamara. Por cierto, ¿por qué atendiste ahora y no todas las anteriores veces? — pregunté frunciéndole el ceño a él.

Dime que aún me amas.Место, где живут истории. Откройте их для себя