Dime que aún me amas.

Capítulo 15. Cambios

Lia

— ¿Qué demonios pasó? ¡Toda esta situación me está sacando los pelos de punta! Una parte de mí me dice que tú mi mejor amiga, en quién más confío, sólo se equivocó y que debo perdonarte. Otra está muy enojada contigo por habernos ocultado todo esto. Otra parte de mí cree que hay gato encerrado a lo que aparecía en ese vídeo, y no puedo callarlo más. No puedo permanecer más enojada contigo. Ya basta. Es suficiente — su voz se quebró.

El discurso repentino de Nare me sacó de mis pensamientos y sequé mis lágrimas con mis mangas. Busqué mis lentes en la mesita de luz y me los coloqué. Cuando se había ido Zacha me arrastré como pude a mi cama y aquí estaba hasta que llegó Nare a interrumpir mi miseria. Así que me senté en la cama y pregunté:

— ¿Qué haces aquí? — mi voz sonó rota. Tal y cómo me sentía.

Se sentó en mi cama. —¿Tú que crees? — me miró a los ojos. — Ya no puedo más. Mi orgullo no da para tanto, esto es demasiado. Necesito saber que pasa. Necesito a mi mejor amiga. Esto no puede seguir así.

Resoplé. — Pues no parecía eso cuando te enojaste conmigo y no me dejaste hablar. ¿Cuando complotaste con Margaret? Ella tampoco me ha hablado todos estos días. Estuve sola. Estoy sola. Me dejaron sola. ¿Y ahora vienes a pedirme explicaciones? ¿Ahora si las quieres?

Se quedó callada. Mi pecho dolía.

— Lo siento. Estaba demasiado enojada como para escuchar y darme cuenta que eras tú de quién estábamos hablando y que tú no serías capaz de todo esto que pasó.

Largué una pequeña risa amarga. — Gracias. Eres una gran amiga.

—No me digas así — tragó y suspiró. — ¿Tú que habrías hecho en mi lugar? Tú...

— Yo te habría escuchado — gruñí con dolor. — No habría dejado las cosas como se dejaron. Tú me fallaste — me callé por un momento. — Me fallaste cuando no creí que lo harías. ¡Cuando Zacha desconfió de mí! Yo creí que tú estarías ahí para mí. ¿Y dónde estuviste? ¡Odiándome! ¡No escuchándome! — Las lágrimas ya no se podían contener. — ¡Mi vida es una mierda! ¿No lo ves? ¿Crees que yo quise esto? ¡No conocen a Cecilia! Es una chica muy dulce que sólo quiere tener familia. Sólo quería conocer a Sabri... ¡Y Zacha estaba tan frustrado y estresado que no quise joderlo! Entonces lo oculté. Y sí, fue mi culpa... Si tan solo hubiera hablado... Pero no los traicioné, maldición. ¿Y el video? ¡Sufrí un infierno para conseguir ese maldito video! Era Demian, joder, era Demian — oculté mi rostro entre mis manos y lloré con fuerza.

— ¿Demian? — escuché entre mis lamentos como susurró.

— Sí, Demian — limpié mi nariz en mi manga. Ya nada importaba. — Él solo estaba ahí, me besó y no me dejaba ir y tuve que morderlo para que me soltara... Yo amo a Zachariah... Jamás se me pasaría por la cabeza enga-engañarlo y-y las-lastimarlo así — no podía parar los temblores de mi cuerpo.

— Lia yo... Lo siento. Lo siento tanto.

Se abalanzó sobre mí y mi abrazó. Pero en vez de sentirme aliviada me sentí peor. Mi dolor aumentó porque la traicionada era yo. No ellos. Y me dolía el corazón por eso. ¿Por qué tenían que ser tan testarudos? ¿Por qué no podían dejar que el otro se explique? ¿Acaso era algo de familia? Ya lo creo que sí...

Dejé que me abrazara por unos segundos más y luego me separé. — Ya está bien. Puedes irte.

— Lia...

— No. Quiero que te vayas.

— Pero...

— ¡VETE! — grité señalando la puerta.