Capítulo 2. Soñar.

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Lia

Golpeé la puerta de la habitación antes de entrar. Zachariah estaba sentado en su cama, con sus jeans y camiseta puestas, su cabeza estaba enterrada en sus manos. Parecía desolado. Mi corazón se apretó al verlo así.   

—¿Zacha? — pregunté con cautela.

Enderezó su cuerpo y levantó la cabeza. Clavó su mirada en mí. Sus ojos verdes lucían tristes y sentí que me decían “Necesito un abrazo”. No lo dudé ni un segundo. Me acerqué y me senté en su regazo. Lo abracé fuertemente. Cerró sus brazos a mi alrededor. —¿Estás bien? — susurré.

Negó levemente con la cabeza. —No puedo creer esto — murmuró en mi cuello. —No sé cómo haremos lo que quiere mamá. Sería algo loco. Mamá necesitará mi ayuda y yo no sé cuidar un bebé. Y cuando pienso en ella lo único que siento es puro enojo. Ella es la culpable de todo lo que sufrió mi mamá. Ella no me lo demostró, ¿sabes? Pero la oí llorar varias veces. Para mí la mejor opción sería dejarla en un orfanato…, pero mi madre tiene razón. La estaríamos abandonando y somos su familia. Yo soy su hermano. ¿Cómo podría hacerle eso? No puedo hacerle eso. No puedo hacerle lo mismo que su estúpida madre.

Me separé de él y tomé su rostro entre mis manos. Suspiré mientras clavaba mis ojos en los suyos.

 —Sé que no serías capaz de hacer algo así. Tienes un gran corazón Zacha. No podrías dejar a una bebé sin nadie en el mundo, aunque no la quisieras. No serías capaz de hacerlo porque tu corazón es grande y tú no podrías con la culpa.

Él negó con la cabeza despacio. — No sé si pueda hacer esto. Es demasiado.

—Podrás— le di una sonrisa. — Confío en ti.

Me empujó hacia él y giró su cabeza para tomar mis labios en los suyos.

—Gracias por apoyarme en esto— dijo en mis labios antes de volver a besarme.

—Siempre— respondí yo y le devolví el beso.

***

—Bien, hagamos esto — dijo Zacha mientras entrábamos en el salón tomados de la mano.

Elizabeth levantó la mirada de la bebé y nos miró frunciendo el ceño. —¿Ya llamaste?

—No. — Gruñó Zacha y le di un apretón en su mano para animarlo. Suspiró. —No lo haré.

Elizabeth lucía sorprendida. Me miró y asentí. Volvió la vista hacia su hijo. —¿No lo harás?

—No, no lo haré. Te apoyo en la idea de quedarnos con ella. Sé… — tragó fuerte y se pasó su mano libre por el pelo. Estaba nervioso. —Yo sé que no podría hacerle eso. No… no podría.

Ella me miró agradecida. Pensaba que yo había tenido que ver algo con esto, pero no fue así. Sólo estuve ahí para él porque me necesitaba, nada más. Le dio una mirada de cariño a su hijo y sonrío. —Lo sé, hijo. Lo sé.

—Yo… uh… ¿Necesitas que compre algo... para… um… ella? — preguntó Zacha algo... avergonzado.  

La sonrisa de Elizabeth se agrandó. —Claro, necesitamos ropa, cobijas, una cuna, pañales, biberones, toallas húmedas, óleo, muchas cosas.

—¿Crees que podrías anotármelo? — dijo Zacha mirándola con algo de confusión. Estaba segura que sólo había reconocido la mitad de las cosas que su madre le nombró.

—Por supuesto. Lia te ayudará, ¿cierto?

Zacha bajó su mirada a mí y sonrió. Me estiré y lo besé en la mejilla. Le sonreí estando de acuerdo. Lo apoyaría por completo en esto. Sabía que él necesitaba que esté ahí para él. Y lo estaría. En lo que sea.

Dime que aún me amas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora