Capitulo 2

6.7K 604 108
                                    


Comencé a pasar más tiempo con Tomás y sus amigos que con los chicos antisociales con los que me juntaba detrás el colegio. Resulta que los amigo de él eran divertidos y le gustaba salir mucho, algunas veces los acompañaba y muchas otras no, pero me gustaba estar con ellos aunque a Tomás no le agradara la idea.

A veces Tomás parecía ser mi dueño más que mi amigo. Era extraño. Él decía que era así con todos cuando alguno de los muchachos lo comenzaba a molestar por mostrarse posesivo conmigo, yo simplemente lo ignoraba; Tomás sabía que yo era así y no podía atarme aunque pudiera.

Con Tomás era con el que más tiempo pasaba, me obligaba a hacer las tareas que nos daban y si no le hacía caso él me seguía hasta mi casa por lo que siempre terminaba cediendo. Me gustaba estar con él, pero no me gustaba lo que él me hacía sentir, era algo malo, éramos amigos y yo no podía permitir que mis sentimientos se confundieran. Eso sin contar que mi padre me mataría cuando se enterara.

–Rocco... –levanté mis ojos a Tomás que me observaba con una sonrisa traviesa. –Te estaba hablando hace mucho rato ¿Estás bien?

–Sí –dije volviendo mi mirada a las matemáticas. Odiaba matemáticas.

–Hey –levanté mi cabeza y su mano fue al cabello que cubría mi rostro para meterlo detrás de mi ojera sin dejar de verme fijamente a los ojos. –¿Todo bien en casa?

Me corrí de él y volví a mirar los ejercicios. Él sabía que nunca estaba todo bien en casa.

–Lo lamento.

–No, yo lo lamento –aseguro juntando mis cosas. No tenía sentido que me siguiera quedando allí, no haría los ejercicios de todas maneras.

–No te vayas –se apresura a decir parándose frente a mí para evitar mi partida. Bajo la mirada al suelo, seguramente mi rostro estaba absolutamente rojo por la cercanía de nuestros cuerpos. Tomás tomó mi rostro y lo levantó; para ese momento él era dos cabezas más alto que yo. Corrió nuevamente mi pelo y me sonrío. –No hablaremos de nada, pero quédate ¿sí? Hace mucho que no estamos solos.

–A veces suenas tan gay –aseguro soltándome de él y corriéndome unos pasos. Créanme, no me sentí bien diciendo eso visto y considerando que yo iba por ese camino, pero debía parar con eso.

–Oh vamos... quédate.

–Tomás, deberías estar con tu novia, no conmigo ahora –suspiro y lo esquivo con agilidad. –De todas maneras debo ver a Nano, tenemos una salida pendiente.

–¿Va Ignacio también? –consultó dándome la espalda para ir a la ventana.

–No, sólo él y yo –respondo pero él no dice nada. –De acuerdo, te veo el lunes.

–Hoy recién es viernes.

–Sí, pero mañana es tu cumple mes, Greta no paró de repetir lo lindo que sería el fin de semana de aniversario –digo poniendo los ojos en blanco. De todas las novias que le había conocido ésta era la peor. Tomás era un muchacho de muchas novias, no chicas de una noche, no, relaciones de hasta dos meses como mínimo.

–Apenas llevamos un mes.

–Felicitaciones –digo dudoso, él no sonaba feliz. –Me voy.

No espero respuesta y salgo directo a casa a darme un baño y salir. Papá no estaba en casa, mamá hacía dos semanas que no llegaba a dormir y Fidel tenía una cita con quién sabe qué chica con las que solía salir; Lucy se quedaría en casa de Roxanne ese día así que no tuve problemas cuando salí a casa de Nano quien me esperaba con un cigarrillo de marihuana armado.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora