Capitulo 52

3.2K 365 58
                                    


Cuando Rocco llegó con todo ese rollo de querer terminar nuestra relación entré en pánico. ¿Acaso no se daba cuenta que no me había planteado un futuro sin él? ¿Acaso no se daba cuenta que él era mi futuro?

Pensé que había dejado de respirar mientras él me explicaba las estúpidas excusas por las que quería terminar conmigo, pero luego decidí calmarme y hablarle con sinceridad tratando de disimular mi enojo. Sí, estaba enojado porque no podía creer que él siguiera dudando de nuestra relación ¿Qué tenía que hacer para que me creyera?

Finalmente terminamos por acordar que nuestra relación sería algo así como clandestina, cada un mes... oh, ahora que lo pensaba no había sido un buen acuerdo. Las últimas dos semanas nos habíamos visto todos los días, habíamos estado durmiendo juntos la mayoría de las noches, habíamos tenido algunas noches en las que también hacíamos el amor y eso había sido grandioso. Pasar de todo eso a un encuentro a solas por mes no creo que haya sido buen trato.

No sabía qué era lo que lo había llevado a tomar aquella determinación, supongo que nada bueno, pero lograr que me pida un tiempo antes de terminar conmigo era un mérito por el que me felicitaría durante largo tiempo. A pesar de todo no lo había perdido... o eso creí, pero cuando lo vi llegar el lunes a la escuela y pasar directamente a su antiguo refugio me asusté un poco. No sólo yo estaba sorprendido, mis amigos y hasta Flo se acercaron a preguntarme qué había sucedido pero no supe qué responderle a ninguno de ellos: me encogí de hombros y dije lo primero que vino a mi cabeza "pidió un tiempo para pensar la cosas, supongo que sólo quiere estar solo".

Y eso fue lo que hicimos, a pesar de que los días iban pasando y se acumulaban en semanas ninguno lo molestó o siquiera lo buscó más allá de un "¿Seguro que estás bien?" a lo que él respondía que no había problema, que todo iba bien y al parecer era cierto porque no había ni un rasgo de que él estuviera deprimido o si quiera triste.

Cuando llegó nuestro primer "cumple-mes" (sí, llámenme cursi, pero aunque no hubiera tenido de excusa ese encuentro también lo hubiera festejado), todo fue normal. Él se comportó conmigo como lo venía haciendo antes de su repentina decisión, no hablamos del tema; él fue un profesional a la hora de esquivarlo. Nos besamos, nos mimamos, miramos una película y finalmente hicimos el amor.

Al día siguiente él se fue sin siquiera despertarme y cuando lo vi en la escuela todo volvía a ser lo de siempre. Fidel me había preguntado un par de veces si él estaba conmigo durante las tardes y le respondí que no... en algún momento llegué a pensar que él estaba viendo a otra persona, que quizás había conocido a alguien más, pero cuando lo encontraba observándome en secreto con la misma intensidad que siempre lo había hecho sabía que nadie más que yo ocupaba su cabeza y su corazón en ese momento.

No quería pecar de vanidoso pero sentía que el amor que nos teníamos no se había esfumado en lo más mínimo. Sí, él me había pedido un tiempo pero nada tenía que ver con lo que Rocco sentía por mí o lo que él creía que sentía con él; me lo confirmó el 7 del mes siguiente cuando nos volvimos a encontrar. Esta vez estuvo incluso más cariñoso y en medio de nuestras caricias confesó que me extrañaba tanto que le costaba respirar cuando se ponía a pensar en que en unas horas se acabaría ese día.



El 7 de octubre tuvimos una discusión. Ese día no hubieron caricias, ni besos, ni abrazos, ni nada. Ese día discutimos desde que nos vimos hasta que se fue a casa, incluso mis padres se acercaron repetidas veces a mi habitación para preguntar si todo iba bien a lo que me limitaba a sonreírles y mentirles, algo en lo que parecía me estaba convirtiendo en un experto porque a pesar de estar pasando un pésimo momento continuaba como si nada estuviera pasando.

–Estoy harto –suspira refiriéndose a sus hermanos. Habíamos dejado de discutir por su nueva junta, nos habíamos tomado un tiempo para fumar un cigarrillo en silencio y habíamos comenzado a hablar de lo insistentes que estaban sus hermanos en saber más de su nueva "vida ultra-secreta".

–Bueno, a mí tampoco me gusta no saber dónde te metes todo el tiempo Rocco.

–Eso es problema mío ¿No crees?

–Tengo derecho a saber un poco ¿No crees? –quiero saber con ironía y sarcasmo, mala combinación dada la situación en la que nos encontrábamos. –No estoy contento con no saber qué haces después de clases o en las noches... cúlpame de celoso pero a veces pienso que estás viendo a alguien más.

Sus ojos se prenden en los míos y mantiene su mirada sorprendida en mi rostro hasta que puede reaccionar por sus propios medios.

–¿Estás insinuando que te estoy engañando?

–Visto y considerando que te "estás tomando un tiempo indefinidamente largo" no se podría catalogar como engaño.

–¿Realmente crees que te podría engañar con alguien más?

–Sinceramente no sé que creer Rocco –confieso con cansancio dejándome caer en la cama. –Pensé que la idea de un tiempo era buena si eso era lo que necesitabas, pero han pasado tres meses... ¿Piensas que no te extraño, que no necesito tenerte conmigo todos los días?

–Yo también lo necesito –susurra arrodillándose frente a mí para tomar mi cara entre sus manos. –Pero... sólo un poco más.

–¿Cuánto más? –quiero saber con enojo liberándome de él que me mira sorprendido. –Estoy cansando de esperarte Rocco, te amo pero no me tomes por idiota.

–No estoy haciendo eso –se defiende dedicándome una mirada dolida.

–Pues no lo parece, me tienes aquí sufriendo por ti, pensando en qué demonios estás haciendo cuando no estás en la escuela y no estás en casa, qué demonios haces los fines de semanas, con quién estás. Estoy harto de todo esto. ¿Acaso no te das cuenta que en dos meses yo me iré de aquí?

Él no responde. Baja su mirada y la deja allí por mucho rato. Luego suspira y va a la ventana por otro cigarrillo, esta vez no lo acompaño.

–¿Estás esperando eso? ¿Estás esperando a que me vaya para terminarme definitivamente?

–No.

–Entonces explícame qué demonios estás haciendo porque sinceramente no te entiendo.

–¿Puedes confiar en mi?

–¿Eso implica desaprovechar los últimos dos meses que tenemos juntos? –continúo y siento que no puedo detener la furia que me invade. Él mismo me había dicho que no seguiría con una relación a distancia; quería convencerlo de lo contrario alimentando nuestro amor en esas últimas semanas pero él y sus tiempos me lo estaban impidiendo.

–Un poco, sí.

–Entonces no puedo hacerlo.

–Tomás...

–¡Tomás nada! –exclamo tirándome de espaldas en mi cama. –¿Por qué siempre tienes que hacer todo tan difícil? ¿Por qué conviertes algo tan lindo como el amor en algo tan agotador?

–¿Estás cansado de amarme Tomás?

–Tú no quieres que responda eso.

–Respóndeme –exige con determinación. Respiro profundo y lo suelto, porque sinceramente ya no podía más con aquello.

–Te amo, pero es tan agotador que estoy dudando si seguir con todo esto sea una buena idea después de todo.


1. Permanece a mi ladoWhere stories live. Discover now