Capitulo 35

4.3K 416 18
                                    


Rocco cayó dormido unas horas después, sé que no era su intención, simplemente estaba apoyado en la mesa tratando de prestar atención a lo que yo le leía cuando noté que su respiración cambió y me encontré con su rostro relajado. No había conocido a una sola persona que se viera hermoso mientras dormía, y sí, aunque suene cliché lo voy a decir: él era el único que podía verse así mientras lo hacía.

–Rocco –lo llame acariciando su rostro luego de unos minutos de apreciarlo dormir, cuando me di cuenta que quizás eso era algo demasiado extraño. –Deberías ir a descansar...

–¿Qué? –consultó reincorporándose de inmediato y mirando a todos lados hasta que logró reaccionar por completo. –No... está bien, sólo descansaba mis ojos.

Sonreí acercándome a sus labios para depositar un casto beso allí y revolví su cabello antes de ponerme de pie.

–Quédate... –rogó parándose frente a mí para abrazarme. –Sólo quédate conmigo esta noche.

–No hagas esto más difícil por favor –pedí respondiendo el gesto. Si yo me quedaba allí la tentación sería demasiada. –Mañana nos veremos otra vez y luego de estudiar pasaremos tiempo juntos ¿De acuerdo?

–¿Por qué no ahora?

–Porque Lucy probablemente quiere encontrarnos en "algo" y si me quedó ella conseguirá su objetivo.

–Pero sólo –lo interrumpí juntando mis labios con los suyos que respondieron de inmediato y lo acorralé contra la mesa y mi cuerpo.

–Mañana –dije finalizando el beso para luego tomar mis cosas y marcharme. Él simplemente asintió y me pidió que le avisara cuando llegara a casa lo que hice de inmediato antes de caer rendido en la cama.

Al día siguiente almorcé con mi familia y me disculpé con mamá por no poder asistir a la cena con sus amigas (y las hijas de estas) que tendría esa noche. Papá se había ido la tarde anterior por un viaje de negocios y Dana también se negó diciendo que tendría una cita ante lo que mi madre se enfadó un poco diciendo que seguramente se quedaría en casa de alguna de ellas ya que sus hijos no la tenían en cuenta para nada.

No protesté, tener la casa para mí sólo era lo mejor que me podía pasar ese día a pesar de lamentar que mi madre se sintiera tan sola cuando papá no estaba allí. Claro que la recompensaría, pero no esa noche, porque esa noche estaba reservada para Rocco.

Él llegó alrededor de las siete de la tarde, preguntó por mi familia y sólo le dije que habían salido porque la verdad es que no quería asustarlo demasiado con todo eso, y pareció quedarse tranquilo con la respuesta. Seguimos estudiando hasta que nuestros estómagos reclamaron por comida y bajamos a la cocina a preparar algo fácil que resultaron ser fideos con salsa.

–¿Nunca aprendiste a cocinar? –consultó mientras cortaba las cebollas casi como un profesional. Negué con la cabeza y él bufó a manera de burla. –Supongo que nunca fue necesario de todas maneras.

–¿A qué te refieres?

–Bueno, si yo no aprendía a hacerlo Lucy y yo podríamos haber muerto de hambre –responde desinteresadamente aunque claro que no era un tema menor. Me acerqué dónde él se encontraba y me acomodé de modo de poder ver su rostro: nunca había visto su sonrisa tan triste como en ese momento. –Cuando Fidel o Piera no estaban en casa, Lucy y yo pasábamos mucho tiempo solos... generalmente no había nada para cocinar, pero aunque lo hubiera yo no sabía hacerlo y mi hermana aún era muy pequeña para aprender.

–Lo lamento.

–Cosas del pasado –me tranquiliza. –Eventualmente aprendí que podía pedirle dinero a los vecinos para ir por alimentos y no tardé mucho en aprender a hacerlo; ahora soy algo así como un experto.

–Cocinas muy bien –aseguro depositando un beso en su mejilla. –¿Dónde estaban tus padres cuando tus hermanos no estaban?

–No lo sé –se encoje de hombros y borra su sonrisa. –Supongo que con sus amantes. Ellos simplemente decía: Dile a mamá que te cuide. Dile a papá que se haga cargo. Pero ninguno de los dos se preocupaban de chequear que alguno de los dos estuviera allí –suspiró y tragó saliva. –Cuando Piera se fue a estudiar todo fue aún más duro porque ella era la que más tiempo pasaba en casa cuando no estaba en la escuela o en lo de su novio de turno. Se ocupaba de nosotros y lo hacíamos bien. Pero cuando se marchó Fidel no podía con todo y tuvimos que acostumbrarnos a estar solos.

–Lo hicieron bastante bien.

–Sí, bueno, tú sabes que no soy muy amable, pero con Lucy hice todo lo posible para que creciera bien... por eso accedí cuando Fidel nos invitó a irnos de casa, ella ya comenzaba a darse cuenta de cómo eran las cosas y saldría lastimada si no nos íbamos.

–¿Por qué dices eso?

–Papá había comenzado a llamarla "putita", esa fue la pelea que tuvimos cuando él... cuando él me hizo el moretón en el brazo –dice casi en un susurro. Suspiré, así que había sido eso. Finalmente él me lo podía contar.

–¿Sólo eso? –él bajó aún más la cabeza.

–Él vio la situación en la que estábamos y dijo que no necesitaba un maricón en su familia, bastante con una vago y una putita...

–Oh...

–Sorpresa –río débilmente poniendo la cebolla en la olla que esperaba para preparar la salsa. –Ya no me importa de todos modos, las personas que quiero lo saben y está bien. Si él se entera no podrá hacer nada.

–Me gusta oírte decir eso –aseguro abrazándolo por su espalda mientras comienza con el preparado. –Ojalá no tarde mucho en pensar igual... con respecto a papá, él simplemente me asusta muchas veces. Sé que mamá no dirá nada y Dana ya lo supone así que está bien, pero papá, él... será algo difícil.

–No tienes que hacerlo si no quieres.

–Quiero hacerlo, porque algún día quiero pararme frente a ellos y decirles que eres el hombre al que amo.

–Eres tan ridículamente cursi –asegura entre risas girándose para buscar mis labios. –Pero me gustas así.

–Me alegro que así sea.

Se queda en mi abrazo unos cortos segundos antes de girarse nuevamente a la preparación. Está distante, puedo notarlo, pero sospecho que tiene que ver con el hecho de estar en casa y poder ser vistos por alguien de mi familia, quizás era hora de decirle que no vendrían esa noche.

–¿Sabes? Podríamos nadar después –digo mirando la pileta en el patio, el vapor salía de ella y se veía tentadora.

–¿Estás loco? Hace mucho frío.

–Es climatizada Rocco, nos vendría bien para relajarnos un poco, tú sabes...

–No tengo traje de baño.

–Puedes nadar en bóxer, o desnudo, ninguna de las dos me molesta pero la segunda opción me gusta más –le guiño un ojo y no puedo evitar una sonrisa cuando su rostro se tiñe de un adorable color rosado.

–Vete a la mierda.

–Siempre tan lindo.

–Basta Tomás, aparte aunque quisiera, tu hermana se espantaría de encontrarnos en esa situación.

–Dana ni mamá estarán esta noche así que... -dejo el comentario abierto y observo cómo traga saliva comenzando a incomodarse. –No haremos nada que no quieras, no quiero que te asustes y salgas corriendo Rocco, sólo quiero que nademos.

–No estoy asustado –dice con voz temblorosa y me reservo comentarios porque se enfadaría aún más y no necesitaba eso en ese momento.

1. Permanece a mi ladoWhere stories live. Discover now