Capitulo 48

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Tiré de la muñeca de Rocco y lo metí dentro de la casa para poder posicionarme frente a él. ¿Qué demonios había sido eso? ¿Acaso no le había contado lo que había hecho papá cuando supo que estábamos en una relación?

-Te dije una vez muchacho, ve con cuidado conmigo –advierte mi padre con voz gruesa y mirada filosa. Corre mis ojos a los mío para darme un asentimiento de cabeza y sale a la lluvia para correr al taxi que lo espera con las luces titilantes encendidas.

Me doy vuelta para encontrarme con un Rocco cabizbajo que gira sobre sus talones y pasa directamente a la cocina donde abre la heladera para poder sacar una cerveza. Lo continúo observando un poco más, con detenimiento, y me doy cuenta de un leve temblor en sus manos, un brillo fuerte en sus ojos y sus mejillas sonrojadas.

-Lo lamento...

-¿Por qué?

-Sé que el sarcasmo no es siempre una buena salida –dice con voz baja aún si poder mirarme. –Pero estaba nervioso y no supe qué decir o hacer. No pensé encontrarme a tu padre aquí y me salió lo primero que vino a mi cabeza.

-Está bien –suspiro acercándome a él para poder encontrar su rostro. Tardo unos segundos hasta que me mira y apenas sonríe. –No pasó nada, está bien.

-¿Qué quería?

-Hablar... mamá le puso los puntos supongo, a parte dijo que realmente se sentía mal por lo que había hecho, eso de pegarme –digo encogiéndome de hombros y él lleva su mano a mi frente donde aún quedaba algún rastro. –Ya está todo bien.

-¿Qué dijo de...? –Rocco traga saliva volviendo a bajar su cabeza, pero lo espero, él necesitaba tiempo y cuando se trataba de ese muchacho yo tenía toda una vida. -¿Qué te dijo de nosotros?

-No mucho –responde de inmediato y con liviandad. –Y no importa lo que diga, él sabe lo que sentimos, lo que tenemos y debe respetarnos. Si no le gusta es su problema.

-No le restes importancia, sabes bien que la opinión de tu padre vale mucho para ti –asiento y sostengo sus rostro para poder besarlo, cuando me separo lo miro fijamente a los ojos para asegurarle que lo que decía era verdad.

-Lo es, pero tú vales mucho más que eso.

-Eres un idiota –asegura tratando de contener una sonrisa disimulada cuando se aferra a mi espalda escondiendo su rostro en mi pecho.

-Lamento interrumpir pero Tiziano y Nacho nos esperan –dice Nano obligándonos a separarnos de inmediato. Rocco volvió a su cerveza sin poder mirar al chico a la cara y yo lo regañé con un gesto porque se lo veía muy divertido por aquella situación.

Fuimos a casa de Ignacio, era la primera noche que tendríamos de vacaciones y el festejo no podía esperar. Claro que no todo era color de rosas, esa noche Rocco no podía salir, había prometido a Piera quedarse con ella y Lucy porque era la noche de salida de Fidel, así que pasada las 10 de la noche y con apenas una cerveza en su sistema tomó un taxi con regreso a su hogar.

Nosotros nos quedamos allí mientras charlábamos de nimiedades hasta que se nos acabó el alcohol y salimos en busca de algún bar dónde nos dejaran ingresar dado que Ignacio aún era menor de edad. En nuestra búsqueda nos encontramos con uno que tenía mala pinta, pero las ofertas de trago eran baratas y Nano dijo que lo que necesitaba era embriagarse no tenía que ser con alguna bebida importada ni mucho menos.

Las notas de Nano en el colegio estaban peor que mal, si él no ponía ganas durante lo que restaba del año debería repetir el curso y, a pesar de que él no tenía planes de seguir estudiando el año siguiente, era algo que no quería hacer. Yo sabía que él había dejado de lado los estudios hacía unos meses pero le había puesto ganas las últimas semanas cosa que no había sido suficiente y eso lo tenía mal. Eso sin contar que sus padres no estaban en casa y sus hermanos no vendrían estas vacaciones porque no tenían cómo costear sus pasajes.

1. Permanece a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora