Capitulo 11

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Abrí mis ojos y lo primero que vi fue el rostro relajado de Tomás. Estábamos frente a frente y él me tenía rodeado por sus brazos para tenerme más cerca de él; me pregunto cuánto recordará de lo que había pasado la noche anterior. Supongo que nada, él estaba bastante borracho y es probable que no fuera él hablándome de gustarle y esas cosas... porque a Tomás le gustaban las muchachas y yo claramente era un chico.

Me desprendí de su abrazo y me lamenté no poder quedarme más tiempo allí, mirando su rostro dormido y sus cabellos alborotados porque él se veía realmente lindo así; pero debía volver, papá estaba insoportable esos días y no quería a Lucy mucho tiempo a solas con él.

Afuera hacía frío, creo que era el primer día del verano que realmente hacía frío para ser las 8 de la mañana; caminé a prisa ya que mi casa estaba a unas 15 cuadras y en unos minutos pude visualizarla al final de la calle. Las cortinas estaban abiertas lo que significaba que papá se había dormido en cualquier lugar la noche anterior, sólo esperaba que Lucy estuviera con Roxanne ese día.

–¡Hey! –miré por sobre mi hombro y vi a Tomás correr hacía mí mientras mi corazón se alzaba en un ritmo rápido y descontrolado. Cuando llegó frente a mí se paró sosteniendo sus rodillas y tardó unos minutos en recuperar el aliento; se enderezó y me sonrió.

Sus cabellos estaban aún despeinados, las agujetas de sus zapatillas estaban desabrochadas y la campera que traía no estaba bien puesta: él había salido apresurado de su casa.

–¿Pasó algo? –quiero saber luego de tragar saliva. Mi voz salió tranquila, más de lo que me hubiera imaginado.

–Claro que pasó –tiró su mano a la mía pero frenó antes y sólo sostuvo la manga de mi campera. –Te fuiste sin despedirte, estaba preocupado. Tu teléfono...

–Seguramente está apagado –respondo tirando disimuladamente de mi ropa para que deje de tocarla, parece tonto, pero sentía un cosquilleo a través de su toque.

–¿Estás bien?

–Estoy bien... sólo no quiero que Lucy llegue y esté sola. Si es que no está sola ya –él aún me está sonriendo, con dulzura, como si lo que acabara de decir fuera lo mejor que hubiera oído nunca.

–¿Recuerdas lo que dije anoche? –dijo obligándome a correr mis ojos de los de él, esa fue mi respuesta. –No estaba jugando contigo Rocco.

–Tomás, ya te dije que tu y yo no somos iguales.

–Y tú ya sabes cuál fue mi respuesta... lo cual me recuerda que tenía muy buenos planes para esta mañana y te fuiste sin siquiera decir adiós.

–¡Tomás! –exclamé con vergüenza. Él se refería a que estaba solo en casa y su respuesta había sido que quería hacerme el amor. –Dios...

–Te ves lindo cuando te sonrojas Rocco, deberías dejar de hacerlo –asegura acercándose un paso más a mí para acariciar mi mejilla. Lo dejo. Porque se siente bien y no hay nadie alrededor, eso sin contar que su sonrisa es lo más bello que he visto nunca. –¿Me darás una oportunidad?

–Seremos amigos, eso es lo mejor que podemos ser –susurro bajando su mano con la mía, como anoche cuándo él me quitó el trago.

–Rocco –me giro hacia la voz gruesa que llamó por mi nombre y veo a papá en la puerta. Actúa normal Rocco, actúa normal... respiré profundamente, apreté la mano de Tomás en forma de saludo y entré a mi casa donde mi padre me esperaba dentro. –¿Qué mierda era eso?

–Un muchacho molestándome, sólo eso.

–Parecían una pareja de maricones, no quiero verte otra vez con ese sujeto –advierte y puedo ver que por el estado de ebriedad que trae no recordará el rostro de Tomás lo cual es un alivio porque no lo quería metido en mis problemas.

1. Permanece a mi ladoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora