Capítulo 24

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—Oscuridad Colorida—

Hesper subía las escaleras de los dormitorio a toda leche. Abrió la puerta del dormitorio y fue directa hacia su baúl, lo abrió y se puso a rebuscar en el interior de lo que necesitaban esa noche para realizar la broma.

Lo primero, ropa cómoda. Se cambió a la velocidad de la luz y se puso unas mayas negras, una camiseta simple manga larga de color gris y las sucias converse blancas. Perfectas para echar una maratón por la noche. Tiró su túnica y uniforme encima de la cama y volvió a agacharse hacia el baúl, echándose el pelo hacia atrás para que no le molestase. Metió la mano a fondo en el baúl, hasta que dio con lo que buscaba. Hundió la mano libre y tiró hacia arriba una vez que hubo cogido lo que quería. Con esfuerzo, consiguió sacar una caja metálica. Sonrió mordiéndose el labio inferior y luego pasó del labio a morderse la lengua que estaba ligeramente fuera de la boca, manía que tenía Hesper al estar haciendo algo concentrada.

— ¿Qué haces vestida así? — Preguntó Marlene saliendo del baño. Tenía el pelo rubio mojado y se lo estaba secando con una toalla.

— Voy a vengarme de Filch con Gus. — Le respondió después de una rápida mirada para volver a lo suyo.

— Guay, espero que le deis su merecido por mi parte también. — Le dijo la rubia sentándose en la cama de la bajita. — ¿Sabes que ayer me castigó porque se pensó que intentaba entrar en el baño de chicos?

— ¿Y tu que hacías intentando entrar en el baño de los chicos? — Hesper dejó lo que hacía y miró a su amiga con una sonrisa burlona.

Marlene se ruborizó ligeramente y dejó de secarse el pelo con la toalla solo para mirar a Hesper con cara de desprecio y decir:

— Dos palabras: Los Merodeadores. — Soltó con enojo.

Sabía que la relación de Marlene con Los Merodeadores era la peor si cabía pensar. Ellos le gastaban bromas pesadas a todas horas y ella, al no ser de las que cierran la boca, acaba metida en una discusión siempre. Y, cabe decir también que siempre acaba perdiendo.

— Ah, pues entonces doblaré la munición. — Murmuró Hesper abriendo la caja metálica bajo la curiosa mirada de la rubia.

Subió la tapa dejando ver ocho botes de hojalata, colocados pulcra y cuidadosamente. Había cuatro colocados en el espumillón que había en el interior. Luego, las otras cuatro, estaban de la misma forma que las otras sólo que en la parte de la tapa del maletín. Cada bote, que tenía forma de mini botella de agua, tenía una etiqueta de un color distinto.

Hesper cogió los tres botes que había en la parte interior del maletín. Rojo, verde y amarillo.

— ¿Qué son estos botes? — Quiso saber Marlene.

— Polvos Holi. — Contestó. Hesper levantó la vista y vio a Marlene mirándola confundida. — Son una especie de polvos de colores que se extienden como el humo si los lanzas por el aire, y lo mejor de todo, manchan todo lo que tengan a su alcance.

— ¡Qué chulo! — Exclamó alegre la rubia. — ¿Esto será lo que le echaréis a Filch?

Hesper asintió sonriendo, y Marlene saltó en la cama dando un gritito de efusividad. La ojiazul cogió una bolsa de plástico y metió dentro los botes. Volvió a guardar el maletín en su baúl y sacó esta vez, un paquete de fuegos artifiales que hacían más ruido que una banshee gritando. Metió también las seis bengalas de fuegos artifiales del doctor Filibuster. Ya había visto lo bien que funcionaban cuando Fabian y Gideon armaron un escándalo con ellos en los jardines.

— ¿Esos son petardos? — Preguntó Marlene abriendo nos ojos.

— No, mejor aún. Fuegos artifiales. — Hesper cerró su baúl y se puso en pie.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Where stories live. Discover now