Capítulo 48

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—Voz y Altura—

Hesper no encontró forma de cambiar los hechos para evitar que Lily se percatara de más de la cuenta, y se tuvo que inventar la mitad de lo sucedido. Le dijo que salió de noche y que fue al Bosque Prohibido, y a la vuelta, una planta mágica le hizo un corte en el hombro. Hesper, evidentemente, no se lo contó de aquella forma sino que lo redactó con los detalles más creíbles, y Lily, que aunque no se lo creyó, no insistió en el tema al ver el nerviosismo de su amiga. Prefirió dejarlo para cuando se le hubiera olvidado un poco.

En el tren de vuelta, Hesper y Gus encontraron un compartimiento de los primeros, que seguidamente fue ocupado también por Lily y Mary MacDonald, la chica tímida de la que le habló Gus.

El viaje pasó muy animado, aunque Hesper estuvo muchísimo más callada que lo normal, lo cual ya era estar callada y mirando. Se había sentado al lado de la ventana y mantuvo la cabeza apoyada ahí durante todo el viaje pensando en dos cosas: J.S.K y en el Hombre Encapuchado.

En cierto modo, Lily mirada a su amiga con preocupación y Gus igual. Entre los dos se habían propuesto sacarle lo que fuera que la estuviese distrayéndola tanto, pero Gus la calmó diciendo que probablemente después de las vacaciones de Navidad se le pasaría.

Como siempre, la estación estaba abarrotada de personas. Lily y Mary se despidieron alegremente antes de bajar del tren. Hesper en cambio, seguía metida en su trance, en su mundo, ensoñación o como prefiráis llamarlo. Durante los últimos días había intentado atar cabos con una idea absurda. Pensar que J.S.K era el Hombre Encapuchado de la aquella noche, era patético. Para empezar, si fuera él no podría ni correr puesto que sería mayor. Aunque lo único que hizo a Hesper pensar que era él, fue el uso de maleficios anterior.

Y no podía ser. J.S.K estaba muerto, y los muertos no vuelvan a la vida a menos que sean zombis, que para la suerte de ese mundo, no existían. Ese hombre se había vuelto polvo, y era imposible regenerarse a no ser también que fuera un mutante, cosa aún más imposible que lo anterior.

—Oye Hesper, no te lo tomes a mal, pero pareces amargada. —Le dijo Gus tirando su baúl fuera del tren de un golpe sordo.

Hesper cerró la carpeta mental que estaba leyendo, y se giró a mirar a su amigo que estaba ocupado saltando los escalones metálicos.

—No estoy amargada, Gus, simplemente te estoy ocultando algo más profundo que el armario que lleva a Narnia y más difícil de resolver que los Problemas del Milenio. —Murmuró casi sin despegar los labios, sonando como un silbido.

—¿Qué has dicho? No te he oído. —Dijo Gus girándose a ella.

A Hesper le sentó fatal tener que ocultarle un segundo secreto a su amigo. Primero fue solo lo de la magia negra, y ahora se le añadía J.S.K que resultó ser un pariente desconocido suyo, y por si fuera poco, la guinda del pastel era el Hombre Encapuchado que casi la mandaba al otro barrio.

—He dicho: No estoy amargada, simplemente frustrada, solo quiero llegar y encerrarme en mi dormitorio. —Dijo Hesper pasando por su lado y ayudándolo con su baúl.

Gus enderezó su enorme equipaje, y miró a su amiga analizándola. Desde que habían llegado a Hogwarts las cosas habían cambiado entre ellos, y él no quería que fuera así. Seguían estando igual de juntos que siempre, pero había una diferencia, Hesper se comportaba de una forma distante, y siempre estaba metida en sus pensamientos. Bueno, eso último fue siempre de esa forma, pero él notaba un cambio. Antaño Hesper se perdía en sus pensamientos pero se los contaba, en cambio, ahora tenía la sensación de que su amiga le ocultaba cosas y según lo que Lily le había contado, no era un simple y pequeño secreto. Hesper guardaba algo verdaderamente grande.

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