Capítulo 64

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General Militar—

De repente, Marlene se sentó en el colchón. Sirius se tiró al suelo bajo la cama de Hesper arrastrando a Peter consigo se alguna forma. James se deslizó como buen jugador de Quidditch que era dentro de la cama de Lily tapándose con las sábanas hasta la coronilla. Remus, el pobre que ya estaba bastante avergonzado con el hecho de mirar la ropa interior se sus compañeras, corrió al baño como si su vida dependiera de ello. Bajo las sábanas de Lily olía a gardenias, y James al darse la vuelta sonrió al ver el fino pijama de tirantes de la pelirroja. Como Lily se enterara...

Olía a cereza incluso bajo la cama, y Sirius debía admitir que la chica era un desorden total. Había de todo. Envoltorios rojos de caramelos, pergaminos viejos, zapatillas, y unos ojos verdes que brillaban en la oscuridad. Un momento, Sirius volvió rápidamente la vista hacia su lado y se encontró con un gato negro mirándolo fijamente, casi con la misma cara de póker de Hesper. Temeroso de que el gato ese lo delatara, estiró la mano y le acarició las orejas, y este para su suerte se dejó.

Sirius se dio cuenta de que ese gato era como una esponja con ojos. Era aun una cría que crecía y era muy adorable, debía admitir. Sonrió viendo el contraste en que a un animago que se transformaba en un enorme perro negro tan grande como Midas o incluso más, le gustara un gatito que parecía una mancha.

Remus cerró la puerta y se dio la vuelta para encontrase con una gama de sujetadores de todos los tamaños colgados en la mampara como una exposición. Sintió el color subirle desde los pies a la cabeza más avergonzado que nunca, sobre todo al ver un tanga sobre el cesto de la ropa sucia. Se llevó las manos a los ojos rápidamente y salió de ese baño sin importarle que lo descubrieran.

Sirius vio por un lado de debajo de la cama a Remus salir deprisa del cuarto de baño y se preguntó que es lo que habría visto para salir tan apresurado. Se encogió de hombros, pero luego se acordó de Marlene y se mordió la lengua para no reírse.

—¡Es sonámbula! —Gritó en un susurro exasperado y sintiendo la sangre más caliente que nunca.

Sirius suspiró y empujó a Peter por un lado para salir él también, con el gato de Hesper bajo un brazo. En cambio James, no se movió de donde estaba.

—Podéis volver sin mí, quiero darle el beso de buenos días a Evans. —Dijo James sacando la cabeza durante un segundo para decir eso y volviéndola a meter.

—¡JAMES POTTER SAL DE AHÍ! —Ordenó Remus con la cara roja de la vergüenza.

—Wow, Lunático, ¿que has visto en ese baño que te ha dejado así? —Preguntó Sirius burlón dispuesto a entrar y ver el mismo, si no fuera por la mano que lo agarró por el cuello de la camiseta y tiró de él hacia atrás, haciendo que soltara al gato que corrió a subirse sobre el estómago de su dueña, que ahora dormía boca arriba, pero con la cabeza aún de lado.

Remus caminó decido hasta el baúl de Hesper y dejó ahí un trozo pequeño de pergamino que habían firmado entre los cuatro.

—Nos vamos. —Indicó Remus sin más preámbulos. Apuntó a Peter que dormía como si estuviera muerto y añadió:— Mobilicorpus.

James salió de la cama de Lily colocándole bien el cabello sobre el rostro antes de salir por la puerta del dormitorio seguido de un Peter flotante y de un Remus tan rojo como una guindilla de las más picantes del mundo. Sirius, antes de salir, se volvió hacia el gato negro que lo mirada con ojos tiernos, y no se resistió. Se lo llevaría con él.

Se acercó nuevamente a la cama de Hesper y cogió al gato, pero en ese momento, esta se dio la vuelta aún sumida en sus sueños, y rozó su antebrazo desnudo con el dorso de la mano del chico. Sirius sintió una descargar eléctricamente cosquilleante en todo el cuerpo, algo que jamás en su vida le había pasado al tocar a una chica.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Where stories live. Discover now