Capítulo 72

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—Mezclando Sentimientos Desolados—

James andaba de aquí para allá en el dormitorio con la mano derecha puesta sobre su frente, y la otra en la cadera, preocupado. Remus estaba sentado al pie de su cama, con los pies sobre el baúl, pensando en alguna solución con la que no los descubrieran. Peter estaba con los brazos cruzados y la cabeza gacha fingiendo pensar cuando se había quedado dormido, pues era media moche ya. En cambio, Sirius estaba de pie apoyado en el marco de la ventana abierta mirando por esta la noche del viernes que había sobre ellos.

—¿Sabéis que podría pasar si lo descubre? —Dijo James con los nervios de punta.

—No lo va a descubrir —alentó Sirius calmado.

—Bien, aunque no lo descubra. ¿Como demonios se te ocurre haberte equivocado y que se te cayera? ¿En qué pensabas? —Preguntó James acercándose hacia su mejor amigo para mirarlo a la cara.

No quedaban más que doce días para irse de vacaciones nuevamente, y ellos habían perdido la cosa más importante que sus manos hubieran creado y encima, con la persona errónea. James estaba seguro que con la letal arma que tenía por mente sabría descifrarlo, y estando furiosa con todo el mundo podría destruirlo y devolverles tan solo un trozo. Y, todo por culpa de Sirius, a quien en clase de Transformaciones —equivocadamente—, se le resbaló el Mapa del Merodeador doblado de las manos dentro de bolso abierto de Hesper que estaba en suelo, y después de ver el aura de peligro que comenzaba a crecer alrededor de esa chica, nadie quería arriesgarse a ser alcanzado por una maldición suya y que fuera irreversible.

Sirius lo miró, pero hasta ahí llegó. No iba a decirle que en ese momento estaba pensado en su hermano, quien ya no le dirigía la palabra por culpa de su madre, o en su padre que parecía querer dejarlo en ingresado en San Mungo de una paliza cada vez que lo veía. No pensaba ni loco contarle eso a su mejor amigo, no era así de egoísta.

—Iré a por el mapa ahora, ¿vale? Deja de lloriquear. —Le dijo volviendo la vista a la ventana, y después dándose la vuelta para caminar descalzo hacia la puerta.

—Procura volver, Sirius. Te apreciamos. —Se mofó James dejando el tema serio, que muy serio no podía seguir durando.

—Si Kennedy me pilla, ya podéis hacerme una buena sepultura. Y que en mi epitafio ponga que soy el más guapo de los cuatro. —Dicho lo último, abrió la puerta y salió.

—¡Yo soy más guapo que tú! —Gritó en un susurro James.

Sirius sonrió de oreja a oreja y bajó las escaleras de los dormitorios hacia la vacía Sala Común, donde solo que quedaba el fino hilo danzante de humo del crepitante fuego que había hacía una hora o dos. Sirius se fijó mejor en que no hubiera nadie ahí, y se transformó en él enorme perro negro que era. Subió deprisa las escaleras de los dormitorios femeninos. Correteó por el pasillo como una sombra, hasta llegar a la habitación de Hesper. Dio un salto y con ambas patas consiguió abrir la puerta silenciosamente, pues gracias a Merlín no era chirriante.

Fijó con los ojos que todas las residentes estuvieran dormidas antes de entrar y dirigirse directamente hacia la cama donde había visto una pequeña figura dormida del lado contrario al suyo, mirando hacia la cama de Alice, mientras que él, estaba entre el hueco donde estaba la ventana y la mesilla encantada. Desde su posición al lado del baúl de Hesper, consiguió divisar el mapa tal cual doblado sobre la mesilla.

Hesper, que estaba mirando hacia la cama de Alice sin sueño alguno, se sentía mal. Sabía que sus reglas debía tomárselas más enserio, pero en el fondo le seguía doliendo quedarse sola. Su abuelo encontró a su abuela, y no estuvo tan solo, pero ella no tenía a nadie en ese lugar. En cierto modo, lo tenía a él, pero no podía verle siempre. En la forma en la que Hesper estaba desparramada por la cama, con el cabello cubriéndole el rostro, cualquier pensaría que habría recibido un tiro. De repente, escuchó unos pasitos dentro de la habitación que la sacaron de sus pensamientos. Miró virando solo los ojos hacia arriba, a la cómoda, pero su gato estaba ahí. Frunció el ceño extrañada, ¿que era eso que hacía ese ruido?

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora