Capitulo 19

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Pese a que todo dejó rápidamente de dar vueltas, la oscuridad que había allí donde fuera que me encontrara chocaba tanto con lo que estaba acostumbrada de ese mundo que sentí pánico inmediatamente, dejando que la escasa claridad que provenía de algún lugar hiciera que mis ojos se adaptasen lentamente y la oscura silueta de Belial apareciera frente a mí.

La mano de Belial que había agarrado mi cintura seguía aferrada en ella y casi di un bote cuando el demonio dio un paso más hacia mí y retrocedí instintivamente, chocando contra algo que había a mi espalda.

—¿Belial? —murmuré.

La mano que tenía libre la apoyó contra lo que fuera que había a mi espalda, cerca de mi cabeza e inclinó el rostro hacia mí.

—¿Decepcionada?

—¿De qué? —solté desafiante.

—Siento no haber sido tu príncipe azul.

Puse los ojos en blanco y resistí las ganas de darle un empujón y apartarme. Sabía bastante bien el resultado: él no se movería y yo terminaría humillada.

—¿Dónde estamos?

—En la biblioteca.

—¿A oscuras?

Aunque Belial no tenía ninguna esencia especial, un olor suave a jabón salía de su cabello y su proximidad comenzaba a marearme.

—No queremos que nadie nos descubra, ¿no?

Miré su sombra en silencio, perdiéndome en el brillo malicioso de sus ojos.

—¿Qué era ese ruido?

—La alarma.

—¿De qué?

Noté como Belial se encogía de hombros.

—Digamos que he dejado entrar algo que no debería estar en este mundo —La mano de Belial acarició un mechón de mi cabello y rozó la piel de mi mejilla. Cerré los ojos involuntariamente, notando como me estremecía—, pero Vassago ha hecho lo mismo, ¿no? Tú tampoco deberías estar aquí.

Abrí los ojos de golpe y lo miré furiosa.

—Vaya —intenté exclamar sin emoción—, siento muchísimo —la aspereza de mi voz raspaba mi garganta—, que hayas tenido que volver a verme, pero que recuerde, eres tú quien ha venido después. Yo ya estaba aquí.

—En la cama de Vassago.

Respiré con fuerza, irritada.

—En su cama, sí.

Casi gritaba y esta vez no dudé cuando lo empuje con fuerza para apartarlo de mí, furiosa por las sensaciones que me producía y lo molesto de sus palabras, y sorprendentemente, Belial se echó hacia atrás, sin resistencia, dejándome respirar. Sin decir nada más, me moví para alejarme de él, pero antes de que pudiera ir muy lejos, la mano de Belial me agarró del brazo, impidiéndome continuar.

—¿Qué?

—He estado pensando...

La manera en que lo dijo me dio escalofríos y traté de soltarme inútilmente. Sabía que Belial era mucho más fuerte que yo, mucho más fuerte que cualquier hombre humano; sabía que sólo me soltaría si él quería soltarme. Y sabía que él no era un caballero como Vassago. De alguna manera entendía que aquel tono de voz no implicaba nada bueno.

—Vamos, suéltame —pedí más que ordené, dando un nuevo tirón al brazo sin éxito.

—Recuerdo aquel momento en Francia, en cierto restaurante... —noté como me ponía rígida y contenía la respiración. Esta vez ni siquiera intenté soltarme, incluso hubiera olvidado que me tenía agarrada si no hubiera sido consciente de sus dedos en mi piel—. Lo recuerdas, ¿verdad?

Desire (Silence 2)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora