Capitulo 5

10.2K 1K 101
                                    

En esta ocasión, el camarero tardó un poco más en volver a sonreír y cuando lo hizo sentí como la presión de mi puño se liberaba y dejé caer el trapo al suelo, demasiado asustada y decidida a respirar como para ya recordar que tenía la ropa mojada y sucia.

            Puede que en mi vida me hubiera considerado muchas cosas, reconocía que el olor que se impregnaba en mi pelo tras una larga jornada en el frenys no era el que alguien escogería para el uso habitual de champú, pero de ahí a que me dijeran que apestaba a humana...  Estaba segura de que si no hubiera tenido tanto miedo a lo que hubiera podido ocurrir si hubiera levantado la cabeza y lo hubiera vuelto a mirar a esos ojos de color violeta, le hubiera lanzado una mirada capaz de desintegrar hasta al demonio más poderoso —o, al menos ese hubiera sido mi deseo, ya que no creía ser capaz de enfrentar de ninguna manera a Vassago, quien, según mis últimos informes, era el más poderoso... vale, ni a ese ni al más debilucho... pero soñar, hasta donde yo sabía y, al menos en el mundo humano, aún era gratis... e inofensivo—. ¿Es que ahora tenía que comenzar a disculparme por ser humana?

            —No puedes estar aquí —continuó el camarero—. Nunca debiste haber entrado, pero supongo que aún hay rastros del único superviviente de los caídos dragones en ti —Hubo una larga pausa y me atreví a levantar la cabeza y lo miré. Había vuelto a coger la copa y seguía su largo proceso de lustramiento—. Seguiré el procedimiento de las cuatro Atalayas y no haré preguntas. Ni siquiera a ti.      

            Ni siquiera a mí... No sabía como tomarme tampoco eso. Apestaba a humana, ni siquiera a mí... Al menos frenys había servido para mucho, debía estar agradecida, porque en ese momento si conseguía salir con vida, sería capaz de sobreponerme a ese atentado contra mi orgullo. Trabajar en el bar me había ayudado a templar ese aspecto nada agradable de mí misma.

            Y, en serio, ¿de qué se trataba todo eso? Si no hubiera estado curada de espanto, todo aquello me hubiera parecido muy surrealista. Allí, sentada en medio de un antro extraño, una mezcla del barroco humano y la imagen de muy mal gusto que podía abarcar un poco lo siniestro de un lugar algo gótico, frente a... ¿qué era exactamente? Bueno, esa criatura que podía asesinar —al menos sí asfixiar— a una persona en un parpadeo —Puede que tuviera que hacer uso de la técnica de dejar de sonreír que parecía funcionar sobre mí a las mil maravillas—. Sí, era de lo más surrealista, algo típico para contar después si uno sobrevive.

            —Estoy buscando a alguien —murmuré despacio, sin levantar la voz—. Belial...

            Una vez más no terminé de hablar. El camarero detuvo el movimiento de su mano alrededor de la copa y levantó la cabeza. Instintivamente bajé rápidamente la cabeza para no volver a encontrarme con su mirada, una que seguramente había dejado de sonreír y comencé a transpirar con fuerza. Comenzaba a hiperventilar.

            —¿Buscas a un demonio?

            Casi podía escuchar el "tú" en la pregunta, como si ya no fuera lo suficientemente malo que una humana hubiera entrado allí —y que encima apestaba a eso, a humana—, sino que encima esa misma humana se interesara por un demonio.

            —Sí —dije en cambio, con un tono que raspaba el desafío.

            —¿Cuánto tiempo crees que sobrevivirías si haces esa pregunta en voz alta y la escucha alguien que no sea yo?

            Sentí un escalofrío y me aventuré a levantar un poco el cuello y mirarlo de refilón. Seguía sonriendo, pero su mirada daba tanto miedo como la de Vassago. No era un demonio, de eso no había dudado en ningún momento, pero no sabía lo que era y la curiosidad era tan imperiosa como el miedo que me ralentizaba para tan siquiera moverme. No necesitaba que él me lo dijera. Mi sexto sentido me había avisado de que corría allí peligro, pero también sabía que mi vida no corría un peligro inminente. Y eso lo sabía porque no lo había visto a él... a ese niño...

            —¿Qué eres?

            El camarero ladeó la cabeza y dejó la copa con cuidado sobre la superficie.

            —¿Qué crees que soy?

            Me quedé mirándolo lo que volvió a parecer una eternidad. ¿Por qué desde que había entrado a aquel lugar parecía que el tiempo no fluía de la misma manera de lo que habitualmente lo hacía? No necesitaba realmente una respuesta. Tampoco era mi prioridad. No era un demonio... ¿un hada? Imposible. ¿Había hadas masculinas? No estaba segura si servía de algo hacer una profunda revisión a mi conocimiento en mitología y cuentos de hadas... Entorné los ojos. ¿Un vampiro? Mis ojos se quedaron fijos en sus labios, pero su sonrisa, aunque se mantenía, no dejaba entrever ninguno de sus dientes. Levanté con esfuerzo la mirada. ¿Un ángel? No... Si hubiera sido un ángel dudaba que aún estuviera teniendo ese tipo de absurdas reflexiones. ¿Qué más especies existían?

            —No... lo sé.

            La sonrisa se amplió y me puse tensa.

            —Entonces todo está bien.

            ¿Qué tipo de respuesta era esa?

            —Pero...

            —Es mejor que te vayas. Por mucho que te eche encima —señaló mi ropa con el dedo—, si alguien se sienta aquí o pasa más cerca, no podrás ocultar lo que eres y yo no haré nada para ayudarte en esa ocasión.

            Sentí un nuevo escalofrío y una imperiosa necesidad por salir huyendo. No sabía qué era ese chico... pero parecía ser más endemoniado que Belial y era escalofriante su actitud y la manera con la que reaccionaba mi cuerpo. Sí, quería huir, pero si lo hacía dudaba que volviera a tener el valor de regresar a ese lugar...

            —Necesito hablar con él...

            ¿Tan difícil era ser aceptada en el mundo de Belial? ¿Es que no podía salir de la condena de ser una simple humana?

            —No —su negativa fue contundente y por la forma que me miró, supuse que ya comenzaba a cansarse de todo aquello—. No deberías estar aquí —repitió y sin darme cuenta me encontré de pie y ya no había ningún taburete por ningún lado—. Olvidaré que has cruzado esa puerta y fingiré que nunca has preguntado por nadie.

            Abrí la boca para replicar o hubiera jurado que lo había hecho, pero sólo parpadeé sin decir nada. De pronto me encontraba de pie al otro lado de la puerta junto a un gran número de personas que subían y bajaban sin prestarme atención. Volví a parpadear, confusa, sin dejar de mirar el símbolo que había junto a al nombre de Aize.

            —¿Cómo...?

            Tardé más de lo que habitualmente tardo en reaccionar ante algo y levanté el brazo, apartando la manga para mirar la hora. No necesité recordar a qué hora había salido de casa y calcular más o menos la hora que habría llegado a Aize. Las manillas del reloj no se movían.

            El reloj se había detenido.

---------------

capitulo corto... :s

Muchas gracias por leer, votos y comentarios :)

https://www.facebook.com/pages/Mayura/294130544045735

http://mayuura.blogspot.com.es/

Desire (Silence 2)Where stories live. Discover now