Capitulo 23

13.2K 1.1K 929
                                    

Me vestí todo lo deprisa que pude. Naamah se ofreció a ayudarme en un incomodo silencio, quitando las cadenas, pulseras y gargantilla sin dejar de lanzar fugaces miradas a Belial y Eisheth que desde hacía un rato no habían dejado de hablar en voz tan baja que me era imposible saber de lo que estaban hablando. Me sentía humillantemente celosa y casi me volví a abrir la herida del costado al tirar bruscamente de la camiseta.

Había algo en todo lo ocurrido que no dejaba de rondar en mi cabeza. Hasta ahora siempre había dado por hecho que era humana. Todos habían dado por hecho que era humana. Y realmente lo era. Había nacido como humana, me sentía como humana... al menos hasta hacía muy poco. No creía que jamás pudiera olvidar la sensación que había experimentado cuando había tocado aquella piedra negra, cuando mi mano había atravesado la barrera de luz. Levanté una mano y observé las líneas de la palma como si jamás la hubiera visto antes.

—Amar como un demonio —murmuré—, sentir como un dragón y vivir como humana.

—¿Qué dices, Alis?

—¿Hm? Nada.

Sonreí a Naamah, recuperando mi sonrisa profesional. Aún había cosas que no comprendía y la voz de mi cabeza se había quedado completamente silenciosa, como si no estuviera allí, pero ya no veía regresar a casa de la misma manera que lo había hecho horas, un día atrás. Miré a Belial que seguía hablando con Eisheth pero apartaba sus manos de él.

—Yo soy magia.

Belial tendría que explicarme esas palabras.

—Tenemos que irnos.

Seguí a Naamah hasta el centro de la habitación y esperamos a que Belial cogiera una camisa limpia y se la pusiera rápidamente mientras se unía al resto.

—Han pasado más de dos días, Belial.

—Hay cosas que me preocupan más ahora que el incumplimiento de una norma. Ya han intentado matarme. Si descubren que Alis y yo seguimos con vida, encontraran la manera de silenciarnos. No cometerán el mismo error dos veces.

—Todas las salidas están vigiladas —Naamah dio un paso al centro y Belial suspiró.

—Vamos, Vassago, no lo hagas tan difícil ahora. No tengo tiempo de explicarte lo ocurrido.

—¿Nos separamos?

—No. Esta vez saldremos juntos. De la misma manera que entramos.

Todos asintieron y me quedé completamente inmóvil mientras Belial cerraba los ojos y con una mano extendida hacía que pasaran los minutos sin que ocurriera nada. Miré al resto de los demonios, inquisitiva, pero todos miraban absortos a la figura de Belial hasta que vi como algo se creaba a escasos centímetros de distancia del brazo alzado del demonio.

Una pequeña mancha comenzó a formarse frente a él, primero muy fina, pero poco a poco se iba haciendo más grande, formando un enorme circulo que a la orden de la mano de Belial, se deformó y expandió, creando un interminable camino hacia algún lado fuera de la habitación de Belial, atravesando la nada.

—Hora de irse.

Naamah parecía muy feliz de pronto y yo me mostré más reticente a poner mis recién adquiridas zapatillas sobre aquella sustancia oscura y de una textura pastosa que se hundía con cada pisada.

—Es seguro —aseguró Arioch—, aunque menos estable ahora que Belial está herido. Aún así ahora mismo no hay otro camino.

—¿Tiene que venir ella con nosotros? —escuché a Eisheth que lo había dicho en un tono lo suficientemente alto para que yo pudiera escucharla.

Desire (Silence 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora