2. Peleas de hermanos.

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2. Peleas de hermanos.

—No deberías haber hecho eso. —Comentó Jack mientras una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro.

— ¿Por qué? No tengo miedo a ese medio metro chillón. —Contesté yo encogiéndome de hombros sin borrar mi sonrisa triunfante. Había ganado.

—Deberías. Es Lizzie Kurt, la hija del multimillonario Jerry Kurt, el magnate inmobiliario de la costa Oeste. Caprichosa, manipuladora y letal. Puede hundir la vida a cualquiera, y te aseguro que he visto cómo lo hacía. — Informo Jack haciendo que se me escapara una carcajada.

—Me ha parecido bastante inofensiva cuando se marchaba con el rabo entre las piernas.

—No hay nada más que me guste que las peleas de gatas. —Comentó Jack haciendo que una sonrisa floreciera en mi cara. ¿Debía mencionar ya el pequeño detalle de que tenía novio a cientos de kilómetros de allí? No, seguro que era mejor esperar. ¡Además nadie me había preguntado directamente si tenía novio! Así que técnicamente no estaba mintiendo.

Y cómo no se me ocurría ninguna respuesta a ese comentario centre toda mi atención en el comedor que parecía sacado de una película de Harry Potter. La sala era enorme, y parecía ser muy antigua, con una gran cúpula dorada, y una mesa presidencial, elevada por una tarima, donde se encontraban algunos profesores parloteando animadamente. Las mesas de manera de aspecto antiguo, cómo todo en aquel internado, estaban distribuidas de forma irregular por todo el comedor.

—Te presentaré al grupo.- Comentó Jack amablemente mientras me guiaba por el comedor hacía una de las mesas centrales totalmente ocupadas por chicos.

Como buena señorita del Upper East side, yo siempre había sido una señorita, pero con un espíritu masculino, que solía asombrar demasiado a las estiradas de mis amigas, por lo que solía esconderlo en lo más hondo de mi corazón.

Me había criado con un hermano mayor, por lo que podía hablar de lacrosse, me encantaban las pelis de zombies y gore, y era la reina de los videojuegos de fútbol y tiros.

Una chica siempre tenía que tener sus recursos.

— ¡Ey chicos!—Exclamo Jack reclamando la atención de los comensales de la mesa.—Equipo de lacrosse, Jo. Jo equipo de lacrosse.

Sentí como mi cara se ruborizaba levemente. Estaba acaparando la atención de diez chicos que me contemplaban con interés. Aquello era demasiada testosterona para mí, contando que me había criado en un colegio femenino desde que era pequeña.

Además, aquellos chicos no eran estudiantes normales, no, justo eran los integrantes del equipo deportivo de la escuela, tal como Jack había dicho, y eso solo significaba una cosa, cuerpos esculturales.

Y mi novio estaba a muchas millas de allí. Aquello sí que estaba siendo una dura prueba, y solo llevaba allí medio día.

— ¿No ibas a venir a saludarme?— Preguntó de repente una voz conocida, alejando todos mis pensamientos haciendo que esbozaba una sonrisa. Sabía que él estaba aquí, por supuesto, pero confiaba en que pasará más tiempo en tener que saludarle. — ¿Y qué estás haciendo aquí?

Al otro extremo de la mesa, acababan de llegar dos nuevos miembros del equipo de lacrosse. Uno de ellos mi amable y simpático compañero de habitación rubio, cuya novia me había montado un pollo hace apenas cinco minutos, y a su lado, simplemente mi hermano mayor.

Que te envíen a un internado en medio de ninguna parte puede ser duro. Pero que encima tu hermano este allí dispuesto a vigilarte las veinticuatro horas del día no podía ser peor.

Jo no es nombre de chico(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora