33. A de Ángel.

379K 12K 1.9K
                                    

32. A de Ángel.

Cuándo las ruedas del avión tocarón la pista de aterrizaje, el avión pegó una sacudida haciendo que me despertara bruscamente. Habíamos llegado, era oficial, las vacaciones habian acabado.

- Bienvenidos al Aeropuerto Internacional de Montana. La temperatura exterior es de menos cinco grados y hay precipítaciones en forma de nieve. Por favor, se ruega a los pasajeros que mantengan el cinturón puesto hasta que el avión haya parado del todo.

No había vuelta atrás. En breves momentos aquel aparato de metal se detendría. Mi hermano seguía roncando en el asiento de en medio, con una postura que no podía ser beneficiosa para su cuello. Aún así parecía tan plácidamente dormido que hasta babeaba. No pudé evitar sonreír. Ian me devovió la sonrisa sentado al otro lado de mi hermano. Gracias a Dios, mi hermano se había puesto en medio y no había tenido que dirigirme la palabra con Ian. Ahora solo pensaba en la charla, y cuánto más se retrasará, mejor. No me apetecía tenerla en medio de un avión con mi hermano dormitando a nuestro lado.

- ¿Deberiamos despertarle, verdad?- Preguntó Ian dirigiéndose a mi por primera vez en el día.

- No hasta que le saque una foto.- Contesté buscando frenéticamente mi móvil entre mi bolso de mano, en el que por culpa de la limitación de equipaje, a treinta kilos en primera clase, estaba lleno de ropa.

Por fin lo encontré entre una falda plisada de motivos étnicos, y jersey de lana verde. Encender el móvil, después de una semana completamente desconectada del mundo, se me hizó raro. Me sentia expuesta, de nuevo. Otra vez en el internado, otra vez los rumores, otra vez odiar a Ian...

Antes de que abriera la aplicación de la cámara, mi móvil se quedó bloqueado por culpa de la cantidad de mensajes de entrada. Todas las felicitaciones de fin de año llegaban ahora.

- ¿Que pasa? ¿Ya hemos llegado?- Dijó Peter incorporándose en el asiento de cuero. Posteriormente se limpió la baba y se arregló el pelo hasta estar casi presentable.

- Acabamos de aterrizar.- Contestó Ian recogiendo la móchila que se encontraba a sus pies.

No había podido sacar la foto, pero ahora era la ultima de mis preocupaciones. Tenia que leer los mensajes.

Finalmente salimos del avión y recorrimos los pasillos de la terminal hasta la sala dónde una cinta trasportadora enorme iba sacando uno a uno los equipajes y luciendolos cómo un escaparate.

- ¿En serio que llevas aqui ropa o piedras?- Preguntó Ian, quién había tratado de hacerse el héroe cogiendo mi maleta de la cinta transportadora, y ahora parecía tener dificultades para elevarla en el aire y posarla en el suelo.

- ¿En serio, Jo, has robado toda la exposición del Paleolítico del M.E.T?- Preguntó mi hermano con sorna.

- Solo llevo un par de trapítos.- Contesté encogiéndome de hombros. Vale que llevaba medio armario, pero tampoco era para tanto. Una nunca sabe cuándo va a necesitar una falda plisada, o unos zapatos de tacón color salmón, o una chaqueta de cuero. ¿Verdad? Y cómo dicen, mujer precavida vale por dos.- ¿Y ahora que tenemos que hacer? Por que no estoy dispuesta a ir al internado caminando.

- ¿Camimando? ¿Estas loca? Debe haber por lo menos cien millas hasta el internado. Ahora nos recogen en bus o en coche, según el trafico de estudiantes que deciden llegar hoy.- Contestó mi hermano.- Venga, vamos hacia la salida. Charles debe de estar esperando.

Y en efecto en cuánto cruzamos la puerta transparente unidireccional hacia la salida, Charles hizó acto de presencia.

- Buenas tardes, Soy Charles Brown, conserje de St.Jude, ¿Vosotros sois los que venís de Nueva York?- Pregunó con una carpeta que tenía el símbolo del internado. No debia de ser más mayor que nosotros, pero aún asi lucia una barba bastante túpida que llamo mi atención.- Peter y Jo Golithg e Ian Mackenzie. ¿Cierto? Bien, no esperamos ninguna llegada hasta dentro de cuarenta y cinco minutos, así que Thomas os llevará directamente al internado para que no tengais que esperar aqui muertos de frio.

Jo no es nombre de chico(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora