Confía En el Amor

Capitulo 90. Sorpresa

Miranda sabía que a lo mejor estaba siendo muy exagerada con todo esto, Ricardo la estaba tratando tan bien, pero que le este ocultando cosas le dolía

Ricardo estaba desconcertado, no sabía como justificarse y eso podría arruinar todos sus planes

Ricardo: Miranda por dios, no digas eso, tu haz visto, ni siquiera te he insistido con ese tema porque se que no estas lista y todo por mi culpa, si te oculto cosas es porque...

Miranda: por que eres un maldito mentiroso! -grito-

Ricardo: no mi amor -ríe mientras agarra su cara entre sus manos- te oculto cosas porque es una sorpresa y la sorpresas no se dicen

Miranda: pero es que...

Ricardo: confías en mi amor?

Miranda: ciegamente

Ricardo: pues no te pongas así, te prometo que va a gustarte

Miranda: me juras que sólo es eso, que no me ocultas nada feo?

Ricardo: te lo juro -dijo y la beso- ahora vamos para que te des un baño -se pone detrás de ella y besa sus hombros- para que te relajes

Miranda: me vas acompañar?

Ricardo: no te preocupes, yo te espero aquí sentadito

Miranda: no es que... Quiero que me acompañes

Ricardo sorprendido volvió a ponerse frente a ella para mirarla a los ojos

Ricardo: en serio tu quieres que...

Miranda: si, puedes acompañarme, a menos que no quieras

Ricardo: me muero de ganas, te prometo que no haré nada que no quieras y si te sientes incómoda, sólo me dices ¿si?

Miranda: okey -dijo y se puso de puntita para darle un beso- vamos -lo toma de la mano y se dirigen al baño-

Ricardo se mantuvo siempre detrás de Miranda, cuando llegaron a jacuzzi Miranda dejo caer el agua para que se llenara, agrego unas cuantas sales de baño mientras ricardo encendía unas velas que había por todo el baño.

El lugar estaba iluminado sólo por la luz de la luna que se colaba por un enorme traga luz que había en el techo y por las velas que Ricardo había encendido, Miranda empezó a desabrochar uno a uno los botones de su camisa, en cuanto los soltó todos, Ricardo paso sus manos por los hombros de Miranda para terminar de quitársela dejando así al descubierto su torso semi-desnudo cubierto por la fina tela de un sujetados azul marino de encaje

Miranda empezó a respirar con dificultad por tanta tensión, las vagas caricias de Ricardo la hacían perder el contror en un mar de deseó, pero sabía que Ricardo no iría más allá y a pesar que se moría de ganas de volver a estar con el, también le gustaba esa sensación de estar en desnudes con el no sólo en cuerpo, sino también en alma, su amor iba más allá de deseó sexual, su amor era incomparable que aún con las ganas que ambos se tenían eran capaces de amarse sin ni siquiera tener contacto físico, ellos hacían el amor con una simple mirada, con sentirse uno al otro era más que suficiente

Cuando ambos estuvieron desnudos entraron al jacuzzi, Ricardo primero y luego Miranda se puso de espalda entre sus piernas

Ricardo la acariciaba con delicadeza, sin la mínima intención de llegar más allá, el mismo se encargó de lavar todo el cuerpo de Miranda y está no hizo más que cerrar sus ojos sintiendo plenamente las caricias de Ricardo