Capítulo 53

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—¡Dale Pau! No podés pasarte  el resto de tu vida encerrada en este cuarto, sufriendo por alguien que ya no volverá —. Sebas hizo a un lado la ropa que había sobre una silla junto a la cama y se sentó en ella. Cruzo la pierna izquierda sobre su rodilla derecha y comenzó a dar golpecitos en el suelo con el pie.

Esperaba una respuesta. Pero sus palabras dolieron.

—Eso que acabas de decir fue cruel ¿sabés? —dije fulminándolo con la mirada mientras ponía mis brazos en jarra.

Sebas se rascó la cabeza y resopló.

—Está bien Pau, lo siento. No quise hacerte sentir mal pero... Martín se fue hace un mes. ¡Vos misma lo dejaste ir! Él va a tener un hijo, va hacer su vida allá y no es justo que vos te quedes acá llorando por los rincones. Salí, divertite y ¿Quién sabe? A lo mejor hay un nuevo comienzo en tu vida.

¡Maldición, tenía razón!

Ya lo sé —exclamé irritada. Pero es más sencillo decirlo. ¿Qué puedo hacer si de lo único que tengo ganas es de quedarme tirada en esta cama y encerrada entre estas cuatro paredes?

—Podés empezar poniéndole un poco más de entusiasmo y viniendo conmigo esta noche. Será divertido y prometo traerte de regreso cuando vos quieras.

Suspiré resignada. Sebas, como Sofía, son insistentes, no se dan por vencidos hasta obtener lo que quieren. Y sebas quería que fuera con él a bailar a aquel sitio nuevo que habían abierto.
Me había invitado hace más de un mes, pero luego de que Martín se fuera, mis ganas de fiesta se esfumaron.

—¡Está bien! Pero sólo iré un rato y cuando me quiera regresar, lo haré.

—Trato hecho preciosa —dijo con voz suave. Sentí una opresión en el pecho, sólo Martín me llamaba de ese modo, y por tonto que pareciera, no quería que alguien más lo hiciera.

Tuve que respirar hondo antes de hablar.

—No lo vuelvas a hacer —le pedí.

—¿Hacer el qué? —preguntó Sebas confundido.

—Llamarme preciosa —repuse con voz temblorosa.

—¿De verdad te llamé así? Perdón, a lo mejor quise decir Pau... ¡No pensé lo que dije! —. Se puso de pie y caminó hacia la puerta de la habitación visiblemente nervioso.

—Sebas —le llamé para llamar su atención. Él se giró antes de abrir la puerta. —Está todo bien. No te preocupes —dije dedicándole una sonrisa tranquilizadora.

—¿Paso por vos esta noche entonces?

—Si, hazlo. Iré contigo —dije poniendo los ojos en blanco completamente resignada.

—Nos vamos a divertir Pau —aseguró antes de marcharse.

En cuanto Sebas salió por la puerta, me desplomé sobre la cama y me cubrí la cara con la almohada.

Esta, sería una laaarga noche.

No pude evitar recordar la última vez que Sebas y yo habíamos estado juntos en una disco, y como Martín apareció justo cuando Sebas me estaba besando... Ahí había comenzado la vuelta a esta montaña rusa en la que se había transformado mi vida.

Tras varias subidas y bajadas ahora estaba tocando fondo, literalmente.
Sebas, Sofía y mi hermano tenían razón, mi vida debía seguir...

Solamente yo tenía el poder de hacer que el carrito de mi montaña rusa se elevara nuevamente a lo más alto; Y eso me propuse hacer.

SIEMPRE TUYA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora