Capítulo 99

2.4K 218 13
                                    

—¿A dónde vamos? —pregunté muerta de intriga.

—A la playa —dijo simplemente.

Fruncí el ceño.

—¿A la playa? —La verdad hubiese preferido mil veces que me llevara a casa y pasar allí  toda la tarde haciendo el amor.

—Sí, a la playa, preciosa.

—Pero...

—Pero nada, Pau. Vamos, andando —dijo alzándome y cargándome sobre sus hombros.

—Pero... ¡Debo avisarles a las chicas que saldré un momento! ¡Y bájame, por favor! —protesté cuando salimos de la oficina.

—Ya saben que te irás y además saben que no regresarás el día de hoy —explicó cuando pasamos delante de ellas.

Las miré confundida y ellas sólo me hicieron adiós con la mano mientras miraban la escena divertidas.

—¡Que se diviertan!—exclamaron las dos a la vez.
Martín les regaló un guiño cómplice antes de abandonar el local y supe enseguida que lo que fuese que Martín haya planeado las dos estaban al tanto.

El sofocante calor de la tarde nos envolvió en cuanto pusimos un pie en la acera. Y pensé que
a lo mejor no era tan mala la idea de ir a la playa después de todo.

—¿No vas a decirme a dónde vamos? — insití mientras me abría la puerta de la camioneta

—Ya te lo dije, preciosa. Vamos a la playa... — repuso divertido, y luego cerró la puerta.

Lo vi rodear entusiasmado la camioneta para ocupar su lugar.

—¿Qué es eso de que no regresaré hoy? —pregunté cuando estuvo a mi lado.

—Nos quedaremos hasta mañana allí —repuso y luego puso el motor en marcha.

Me hizo ilusión la idea de pasar una noche juntos y al parecer lejos de todo. Sólo había un pequeño problema...

—Martín... ¿Vamos a pasar antes por casa, verdad?—pregunté al darme cuenta que llevaba puesto mi ropa de trabajo —. ¡Necesito mi bikini, no puedo ir así a la playa!

—No te preocupes, preciosa. Ahí atrás hay algunas cositas... Espero te gusten —dijo señalando hacia el asiento trasero.

Me volví y me encontré con bolsas de papel de una conocida tienda de ropa interior.
Me estiré hacia atrás para tomarlas y las abrí con curiosidad.

Saqué con cuidado una de las prendas y quedé sorprendida con un diminuto bikini en color rojo. No me sorprendió que escogiera ese color, de hecho le encantaba que usara ese tono en mi ropa interior, pero... ¿para la playa? Me resultaba un tanto llamativo...

Estábamos detenidos en un semáforo y Martín no me quitaba los ojos de encima mientras observaba cada una de mis reacciones ante aquella prenda.

—¿Te gusta? —dijo apoyando su mano de mi muslo.

—Ehmm es lindo... ¡De hecho es precioso! Pero...

—¿Pero?

—¿Rojo? —dije alzando la prenda frente a sus narices.

Martín sonrió mientras se internaba de nuevo en el tráfico.

—Te va a quedar genial... Ya muero por verte con él puesto. Además no te preocupes... Sólo yo te veré...

—¿Cómo es eso? Vamos a la playa... ¿no?

—Sí... pero a la hora que lleguemos no creo que haya mucha gente allí... —dijo.

SIEMPRE TUYA (COMPLETA)Kde žijí příběhy. Začni objevovat