Secreto Sucio → j.b (+16)

seis

Tu eres mi sucio secreto.

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KYLIE

No tenía intención de pasar la noche allí, de hecho, pensé que Justin me diría que me fuera al momento siguiente de que me viera, pero no lo hizo.

—Prométeme algo.— Justin se pasó los dedos por el pelo mientras lanzaba su teléfono sobre la cama, seguido por él. —Prométeme que nunca te convertirás en una llorona, egocéntrica perra molesta y aburrida como tu hermana. —Escupió.

Torpemente sentada en el borde de aquella cama matrimonial fruncí el ceño.—¿Cómo puedes pensar eso cuando te vas a casar?

Justin me atrajo más cerca de él, sus manos me tomaron por sorpresa, ya que se aferraron en mi cintura, poniendo mis pierna por encima de su regazo sin preguntarme si estaba bien.—Porque, Kylie...—Puso los ojos en blanco, podía sentir el olor de la pasta de dientes de menta en su aliento.

—¿Porque qué?— Murmuré, mis mejillas tenían un rubor de color rosa.

—Para resumir, se lo propuse como una manera para recuperar su confianza.— Suspiró, pasando su lengua por el labio inferior mientras arrastraba uno de sus dedo por mi muslo. —Puedes ser inocente, pero no eres idiota, y sabes cómo era yo. — Levantó ambas cejas, sabía muy bien acerca de su pasado como una especie de mujeriego compulsivo.

Lo encontré en una fiesta privada. En el mismo club al que había entrado con el uso de una identificación falsa. Lo sorprendí ligando con una de las camareras, y luego se fue con ella. Probablemente debería habérselo dicho a Samantha, cómo había visto a Justin engañándola. Pero en aquel tiempo, no estábamos exactamente en buenos términos porque ella robó mi par de pantalones favoritos y los arruinó sin decírmelo.

—Sin embargo, estás por casarte Justin. No se lo propones a alguien para recuperar su confianza, lo haces porque quieres pasar el resto de tu vida con esa persona.— Él siempre me ha parecido la clase de persona que actúa sin pensar.

—Tal vez sea así.— Se encogió de hombros, sus ojos se detuvieron en mis labios. —Pero Samantha quiere casarse rápido, este año. Tengo veintidós, no quiero estar casado hasta no tener veinticinco. Quiero un compromiso largo, que nos de tiempo para construir nuestra relación. — Me atrajo más hacia él, lo que hizo que dejara de respirar por un simple momento.

Nunca había estado tan cerca de un hombre antes, todo era tan intimidante ahora que el alcohol se iba lentamente de mi sistema.

—Oh.—Pronuncié, sin saber qué hacer con las manos por lo que sólo las mantuve a mi lado, con torpeza.

A pesar de la forma en la que estábamos envueltos, un silencio lleno de tensión al aire que nos rodeaba. Como si nuestro tema de conversación se hubiera acabado. No me importaba exactamente si estaba o no decidido a casarse con Samantha.

—¿Justin?— Tragué saliva.— ¿Qué vamos a hacer si Sammy se entera?— Le pregunté en voz baja, mirando hacia arriba para ver su techo. La cama crujía debido al movimiento que Justin hizo para apagar la luz y dejar la música de fondo.  Cuando en su cuarto cayó la oscuridad, le oí dejando escapar un profundo suspiro.

—¿Puedes guardar un secreto?— Cuestionó.

—Sí.—Me encogí de hombros, sus sábanas de satén aferrándose a mi cuerpo mientras él trataba de ponerse cómodo.

—Bien, porque yo también puedo. — Tiró de mí automáticamente de nuevo hacía sus brazos. —Y voy mantenerlo en secreto si tu mantienes el mío. —Murmuró en mi oído.