Secreto Sucio → j.b (+16)

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"Eres la Monroe que busco."

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PD: Como muchas me piden que les dedique un capítulo, voy de a poco. Lo siento si tardo.

*Matty en multimedia*

Narrador Omnisciente

Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, Justin dejó escapar un profundo suspiro, pasándose los dedos por el cabello, causando que Kylie elevara una ceja y se preguntara si estaba tratando de canalizar su masculinidad, ya que aunque tuviera veintidós años, podía pasar perfectamente como uno de veinte.

—Está bien, antes de que abuses de mi verbalmente, dame dos minutos para explicarte.—Le dijo Justin, haciendo caso omiso de la mirada de frustración en su rostro, sabiendo que ella quería respuestas.

Kylie miraba alrededor del apartamento.—Yo pensaba que estabas ignorándome porque habías perdido todo el sentido.—Su sarcasmo era amargo, a pesar de que sus sentimientos eran fuertes.—¿O es porque una vez que conquistas algo, simplemente dejas que se fortalezca y luego lo dejas como todos los chicos de Toronto con sus conquistas?

—Vaya, gracias y yo pensando que tenias un corazón que late y que no está hecho de piedra.—Dijo con hostilidad, poniendo los ojos en blanco mientras se dirigía a la cocina.—Sabes bien que no soy como los otros chicos. Has perdido la virginidad conmigo, ¿o es que has olvidado lo que ha pasado?—Llegó con una botella de whisky ya abierta, y un vaso.

—¿Cómo podría olvidarlo?—Escupió Kylie, dando vueltas por el apartamento.—A diferencia de ti, no follo con todos en esta vida, esperando a que no cogan sentimientos en el proceso. Pero tu no tienes compasión por ninguna mujer que se te cruce. Simplemente sacas tu pene, haces estallar un par de coños y luego sales corriendo de nuevo a tu querida esposa, rezando para que nunca se entere de que detrás de esa sonrisa estúpida y esos tatuajes, el traje...Y el pelo esponjoso...No eres nada más que un gilipollas, que tienes una lista tan larga como el río Nilo de chicas con las que has follado para luego olvidarte de ellas.—Justin se sirvió el líquido de color marrón en el vaso, ahora se daba cuenta del daño que le había hecho, y de las intenciones que nunca tuvo.

—Kylie.—Pronunció, queriendo que ella se quedara en silencio antes de que él tratara de explicarle los contratiempos de su vida, los que podrían haberse evitado si tan sólo fueran más inteligentes con sus acciones.— Sé que disfrutas de escuchar el sonido de tu propia voz, pero para un maldito segundo.—Se llevó el vaso a los labios.

—No, Justin.—Protestó ella, tirándose en el sofá.—Has arruinado mi vida, para que lo sepas.—Lo miró, incluso con toda la frustración que tenía, no podía evitar sentirse atraída por él.

Con una sola ráfaga de risas, él se acercó al sofá.—Kylie, cállate.

Ignorando su énfasis, se apartó de él.—Eres la única persona que me ha ayudado a experimentar un orgasmo, múltiples orgasmos. Me has hecho perder horas de sueño, has hecho que sea incapaz de mirar a cualquier otro individuo de la misma manera que lo hago contigo. Ah, y si eso no es un desastre, has hecho que le mienta a mi hermana a los ojos, todos los días.  Mientras ella piensa que su novio es una especie de Dios enviado por un ángel, y que estás dispuesto a casarte con ella cuando en realidad sabemos que lo vas a hacer.

—Kylie, tu hermano lo sabe. Y antes de que pienses que me baso en hipótesis, quiero decir, él lo sabe, todo.

Y en ese momento, todo a su alrededor parecía que estaba girando, su boca estaba abierta mientras su mirada caía al suelo.