v e i n t i u n o

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Miré la hora que marcaba el reloj de la pantalla de mi teléfono, me volví hacia atrás girando el torso para echar un vistazo a Yoongi, le pregunté si tenía problemas para dormir y volví a centrar mi atención en los libros de psicología al no recibir ninguna respuesta. Yoongi estaba tumbado en la cama, acurrucado en posición fetal, sin llegar a cerrar los ojos del todo. Adormecido, pero sin llegar a dormir. Era la cuarta o quinta vez que repetía todo aquel proceso. Nada más pisar el apartamento de Jimin, Yoongi guardó silencio, caminó hasta la habitación y se encerró ahí, negándose a salir cada vez que yo le decía que debía cenar algo. Al final, me di por vencida. Cené sola, vi un poco la televisión para despejar la mente, intenté llamar a mi hermano, y acabé estudiando en el escritorio de la habitación de invitados con Yoongi detrás, inmóvil.

Era incapaz de no mirar hacia atrás. Me preocupaba. Tenía la sensación de que, si dejaba de atenderle, iba a estar intentando ahorcarse con las sábanas o ahogarse con la almohada.

Tampoco podía dejar de dar vueltas a los informes que Yoongi había quemado. Eso significaba que el diagnóstico era poco prometedor. Malo.

''El paciente Min Yoongi no sufre de...'' Fue lo último que había llegado a leer de aquellos escritos. Las palabras no dejaban de rondar mi cabeza, lo cual era un grandísimo error, porque en vez de estudiar como debería, sólo formaba hipótesis y conjeturas. ¿No sufría de depresión? ¿De un maldito trastorno mental? No podía dejar de pensar en eso. Grité frustrada, dejando que mi cabeza cayera sonoramente sobre los libros, dejando que estos silenciaran el chillido.

Supuse que no me quedaba otra que volver al hospital, preguntar a la doctora por unos nuevos informes, afrontar yo misma el desesperanzador diagnóstico y obligar a Yoongi a que siguiera las indicaciones de los médicos. Por el momento, decidí no agobiar a Yoongi demasiado.

Volví a mirar la hora una vez más. Era casi medianoche. Revisé que tuviera las alarmas correctas para despertarme a la mañana siguiente: a las siete, las siete y dos minutos, las siete y cuatro, y así respectivamente. Me levanté arrastrando las silla con un suspiro, di un par de vueltas por la habitación a punto de tirarme de los pelos y de gritar como una descosida. Con un suspiro y diciéndome a mí misma que tampoco era para tanto, busqué la vieja camiseta que Jimin me había prestado a modo de pijama.

En su lugar, encontré una de Yoongi. Quizá la había dejado ahí porque le gustaba que yo llevara su ropa, o quizá porque le molestaba demasiado que yo durmiera con una camiseta que no era suya. No supe si sólo la dejó ahí en un acto inocente o si esa era su forma de demostrar lo posesivo que era.

Con un nuevo suspiro y una risilla amarga, empecé a desabrochar mi camisa. Me giré bruscamente al acordarme de que Yoongi seguía ahí. Al parecer, había captado su poca atención, aunque seguía tumbado en la misma posición, abrazándose a sí mismo y viéndose vulnerable y frágil. Hizo un gesto perezoso de mano al ver que yo le miraba con el ceño fruncido.

— Ignórame.

— Claro que iba a ignorarte, no es la primera vez que me desvisto contigo en la misma habitación. — solté, encogiéndome de hombros, bastante fría. No era mi intención sonar tan cortante. Me quité la camisa, lancé una mirada suspicaz y envenenada a Yoongi, me puse su camiseta oscura, y cuando vi que me llegaba hasta las rodillas, me quité los pantalones.

— ¿Por qué me miras así?

— No me fío de ti. — bromeé.

Esperé uno de esos comentarios fuera de lugar y tono que siempre acompañaba con una sonrisa sarcástica a la par que juguetona, pero Yoongi frunció los labios aparentemente molesto, miró hacia cualquier lugar que no fuera mi cuerpo y me dio la espalda, dándose la vuelta en el colchón. Buscó algo en el suelo mientras yo, con un mohín, me tumbaba a su lado. Escuché el chasquido del mechero encendiéndose. Me pegué a su espalda y estiré el cuello para ver qué hacía.

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora