v e i n t i c i n c o

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Obviamente, Yoongi no iba en serio con lo de ir a misa. Con la excusa de que podría quemar la iglesia si ponía un pie dentro, me arrastró hasta una restaurante porque "estaba harto de que me quejara de que no teníamos citas", aunque yo no había hablado de eso en ningún momento. Lo dejé pasar. Me dolía la cabeza demasiado como para pensar alguna contestación, por eso dejé que Yoongi tirara de mí por medio Seúl sin apenas mediar palabra. Normalmente era él quien iba por detrás, refunfuñando, el que guardaba silencio y ponía caras de asco arrugando la nariz y el que arrastraba los pies con la mano que le quedaba libre guardada en el bolsillo, pero en aquel momento era yo quien iba desganada. Las cosas parecían estar patas arriba.

— Tengo frío. — fue la primera queja de toda la mañana.

Yoongi miró al cielo, enarcó las cejas y restó importancia al asunto con un gesto. — ¿Qué quieres que le haga? No soy Dios, aunque estoy cerca... No controlo el tiempo por desgracia.

Ignoré su egocentrismo concentrado. — ¿A dónde vamos?

— ¿Temes morir de una hipotermia?

Asentí sin mucha energía. — Me encuentro fatal. Quiero hacerme un burrito en las sábanas, ver una película y dormir por tres o cuatro días.

Yoongi soltó una risilla de padre orgulloso, como si le enternecieran mis constantes pucheros, aunque estaba segura de que mi rostro ojeroso no era para nada adorable. — Puedo conseguirte algo para el dolor de cabeza.

— ¿Cocaína?

Soltó mi mano con brusquedad, me miró con los ojos entrecerrados entre cabreado y sorprendido -porque seguramente no se había esperado aquella especie de broma-, calcó los puños en los bolsillos de su chaqueta y empezó a caminar a base de largas zancadas dejándome atrás. Se volvió, me señaló con el índice de una forma bastante amenazadora y volvió a caminar hacia delante ignorándome completamente después de soltar que me perdonaba.

— Oye, Yoongi... Me duelen las piernas, no quiero andar. — me quejé, lo suficientemente alto para que me escuchara. Ni siquiera tenía las fuerzas para fingir llorar. Yoongi, a unos cuantos metros de distancia, se paró en seco. Me miró con las cejas enarcadas una vez más.

— ¿Qué quieres que le haga? ¿Llamo a una jodida grúa o...? — No fue capaz de acabar la pregunta porque empezó a reírse al verme arrastrar los pies hasta llegar a su lado. Sabía que intentaba no sonreír, pero nunca lo conseguía. — ¿Quién va a velocidad de cincuentón ahora?

— Yo, — admití — pero tú has pasado a ir a velocidad de ochentón casi en sus noventa.

Volví a coger su mano y me apoyé en él a pesar de que sabía que no le gustaba que pegara mi cabeza contra su hombro. Siempre acababa diciendo que no era un puto sofá, ni una columna ni nada donde apoyarse. Sin embargo, no dijo nada, quizá porque sabía que me dolía todo el cuerpo por su culpa -y la de Jimin-. Caminamos a nuestro paso de ancianos hasta que por fin Yoongi encontró un dichoso restaurante lo suficientemente tranquilo para su gusto. Era la hora de comer, así que la mayoría de establecimientos estaban hasta arriba de familias con niños gritones o de gente que según Yoongi catalogaba como ''demasiado ruidosa''.

Era la primera vez que iba con Yoongi a un restaurante antes de las nueve de la noche a pesar de que llevábamos prácticamente ocho meses juntos, aunque con todo el drama vivido, un mes parecían cuatro.

Me dejó sola antes de que la amable señora que regentaba el lugar pusiera en la mesa una enorme cazuela de estofado. Yoongi se escabulló a toda prisa para evitar que le bombardeara con preguntas. Apareció más tarde, con una caja de cartón blanco que me lanzó a la cara. De no ser por mis reflejos, me podría haber quedado sin un ojo.

Hold me tighter (HMT2)  » Suga;BTS✔Where stories live. Discover now