NOCHES DE BURDEL

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Al fondo del burdel se escuchó de nuevo la melodía de una vieja canción. El hombre que tocaba el piano estaba bebido,mas de lo que acostumbraba,aún asi,lo hacía bien.

Lord Bennigton,un viejo ingles que solía viajar mucho estaba sentado a su lado. Lo observaba a través de las nubes de humo que emanaba su puro.—Usted,tan joven y buen mozo,debería empezar a buscar esposa,no andar metido todo el tiempo en lugares como éste—Señaló con su puro en mano a Tadeo.

Antes quizás hubiera podido aceptar un consejo,lo que dudaba mucho,pero ahora,ahora no. No lo necesitaba,no le hacía falta su condecendencia.

—Si quisiera una esposa la tendría,tengo lo que quiero mi Lord,asi que,no veo el caso de su comentario.—espetó malhumorado Tadeo.

—Pues yo a su edad era ya un hombre casado,joven Vallejo—insistió con testarudez el anciano.

Tadeo alzó una ceja y de sus labios esbozó una cínica mueca de sonrisa,hizo ademán de levantarse, pero al mismo tiempo que giró vio una figura pasar que llamó su atención.

—¿Que,iba a decir algo?—preguntó el anciano,notando en la mirada del jóven una interrogativa.

Como si lo sacara de una ilusión,Tadeo volteo el rostro y miró al anciano con ausencia,su pensamiento fue detras de la fina silueta de mujer que robó su calma.

No esperó que el Lord siguiera su aburrido parloteo. En un solo movimiento se levantó de su lugar para seguir con duda a la silueta. Tras la cortina estaba parada ella,con un vestido descubierto de la pierna y su cabello oscuro cubriendo su delicado hombro.

Con el corazón saltando en su pecho se aproximó a ella. La vio de espaldas,con su fina cintura adornando generosa su cuerpo. Prendió un cigarrillo y dio una profunda calada,no se percató de la peligrosa cercanía del hombre que la obsevaba.

Mas sin embargo el fuerte apretón en su brazo si pudo sentirlo. La mujer giró el rostro con la mirada expectante y su agresor reculó.

—Disculpe señorita—agregó con voz grave. Tadeo le miró el rostro un par de segundos mas,y luego agachó la mirada.—La confundí con alguien mas—confesó serenamente.

—Por esta noche puede ser quien usted quiera,caballero.

Los labios de la mujer se entre abrieron y de ellos se asomó un leve jadeo.

Tadeo lo pensó unos segundos y empequeñeció la mirada. Dio dos pasos hacía ella y dejó que su aliento tibio rosara la piel de su hombro,para despúes subir a su lóbulo.—Será despúes.

Le dio la espalda y se alejo todo lo que pudo del lugar.

         ¡Maldito lugar! ¡maldito,Lord Bennigton! por recordarle que tenía mas posibilidades que esas y aún asi seguir sumergido en su miseria.

El viento helado le golpeó el rostro con una fiereza castigadora. Años habían pasado,pero no por eso su conciencia había logrado acallarse ni por un solo día.

En algún lugar del mundo tenía un hijo,una parte de su ser pedía a gritos por un solo indicio que le permitiera dar con ella de nuevo,y otro le rogaba dejar en calma el pasado.

La parte mas conciente de su cabeza quería cortar por lo sano esa parte de su desquiciada vida. Su abuelo había pedido un heredero,una línea mas de su sangre,otro monstruo enfermo para seguir corrompiendo éste jodido mundo.

¿Que habría sido de ellos? ¿Ella,lo recordaría?. Sintió un impulso correr por sus venas con una rapidez mortifera,pero no pensaba ceder,tenía un par de meses completamente limpio y sin probar nada. Mas su cuerpo seguía exigiendo como si fuera él y no su conciente quien gobernara.

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