DIFÍCIL DECISIÓN

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Tadeo besó un punto sobre la piel del hombro de Josefina. Sintió el calor envolvente cosquillear sus labios y el temblor de ella bajo su cuerpo.

—¡Ya basta!—Le dijo ella,bruscamente,apartándole la mano. Él trató de tomarla de nuevo sin mucho exito. Ella se levantó de la cama y le dio la espalda,pero él la siguió y tomó de nuevo la cortina de cabello que le estorbaba entre sus labios y su largo cuello.—¡Tadeo!—prontestó ella intentando quitarse. Pero él deslizo las manos sobre los hombros de ella haciedola perder el equilibrio con esa simple caricia. Por un instante fue conciente de lo que planeaba,pero perdió la capacidad de pensar en cuanto sintió su lengua sensual asaltar su lóbulo y la protesta murió antes de poder brotar de sus labios. No tenía fuerza para detenerlo,ni siquiera para llamar de vuelta a su escandalosa conciencia moralista. Lo único que pudo hacer fue gemir despacio y mover las caderas tomando el ritmo de las sacudidas que la lengua ardiente de él le otorgaban.

Intentó silenciar el fuerte y terrible anhelo que creció en su interior como una sacudida de fuego.

—Así,muy bien—La animó él levantandole un poco mas la curvatura de las nalgas con sus propias caderas,acelerando el ritmo. Su lengua se perdió entre el lóbulo y el cuello con singular descaro,mientras la ardiente piel de su mano buscó bajo la ropa de ella las terminales nerviosas de su pezón.

La estrujo lenta y dolorosamente,a veces suave,a veces con firmeza. Jugó con ella acariciandole la zona mas sensible de su cuerpo con la punta de su dedo—¿En que momento su otra mano había viajado bajo su falda?.

Josefina levantó las caderas bruscamente al sentir la intromisión de un dedo en su ahora húmeda hendidura.

Quería mas,necesitaba mas y sabía que tenía que haberlo. Gimió con fuerza sintiendose desesperada.

Tadeo volvió a penetrarla con el dedo,esta vez mas profundo y mas fuerte y una sacudida de placer le vino al cuerpo—¡Ahh!—gimió ella cerrando los ojos con fuerza ante la intensidad de las sensaciones.—Ahh—dentro y fuera—clavando y retirando—fué el ritmo que él marcó. Bombeando su interior y con la mano que tenía en su pezón la dejó y tomó la mano de ella haciendo extender su brazo para tocar con su palma la pared.

Le pareció helada en comparación con el propio calor de su piel. Su brazo también ayudaba a balancearse y no perder el equilibrio mientras él seguía sacudiendo su interior. Ella se retorcio,pero Tadeo la apreso mas con el brazo,su lengua aún en su oído y la nueva intromisión de un segundo dedo en su hirviente interior.

Ella se estremeció violentamente ante la nueva invasión. Él le siguió besando el oído,lamiendo y surcando su piel de saliva y gemidos.

—¿Me sigues temiendo?—Quiso saber. Ella no respondió.

Los dedos de él se aferraron a los suyos contra la pared mientras la piernas le temblaban de puro placer. De nuevo se estremecio con el delicioso placer que le proporcionaba su hábil lengua,gimiendo ambos como si compartieran la misma sensación. Él no se detuvo y ella no lo apartó y sin poder soportar mas llegó al extasis en una explosión de placer que le recorrió todo el cuerpo.  

Tadeo besó la parte de su hombro con suavidad antes de deslizarse a la cama. Ella estaba tumbada de lado,sofocada,temblorosa y con un aspecto de estar saciada y aturdida a la vez.

A él la sangre le hervía,ella se había quedado dormida. Se incorporó de nuevo y desabrocho sus pantalones y los tiró de lado. Se agarró el pene y lo acariciandolo de arriba a bajo mientras seguía observandola en la oscuridad de la habitación.—¡Eres mía!—exigió viendola dormir,tumbada en su cama. Esa imagen lo excito.

Sabía que había sido demasiado brusco con ella,e impaciente,pero no había podido aguantar mas. Había necesitado librarse del embrujo de ella en cuanto la vio cruzar la puerta y hechizarla él. Había tratado de avisarla al hacerle la pregunta,pero era obvio que sus palabras no habrían podido ser de mucha ayuda ante una mujer abrumada de placer. Se había aprovechado de su inexperiencia sabiendo que ella sería incapaz de resistirse ante la intensidad del deseo. De pronto una imagen llegó a su cerebro. Ella,llorando,suplicando que se detuviera y él estrellando su cuerpo contra un viejo árbol y tomandola como un animal. Ahora lo recordaba todo. La excitación,el deseo y la impaciencia murieron al ver esa horrible imagen en su cabeza. A grandes pasos se dirigió a la ventana,se sintió sofocado y con arcadas. Tomó una gran bocanada de aire tratando de evitar sentirse enfermo,pero no podía,ahora recordaba como la había abusado. ¿Debía seguir dañandola? ¡No! no quería eso,la quería suya,pero ¿Cómo? ¿Cómo su mujer o como su amante? No supo,pero de algo estaba seguro,el tipo que era su prometido seguramente ya la había visto y supo que no iba a permitir que deseara de vuelta lo que ahora era suyo.

MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora