CAPÍTULO 1: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

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Abril 2047.

6:45h. Hora de levantarse. Suena el despertador holográfico. Un paisaje de un mar en calma se refleja en toda la habitación, aunado a mi música favorita. Buena forma de despertarse.

Ahhh... Me desperezo y me visto despacio.

Bajo a desayunar,  y mientras lo estoy haciendo, veo la imagen de mi asistente virtual personal.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­—Buenos días, Peter. Temperatura en la ciudad de Mignoug 10º c. Es un día fresco, por tanto no olvides de ponerte algo de ropa de abrigo antes de salir fuera.­

Puag... —pensé— parece mi madre, en vez de mi asistente virtual personal. Seguro que la ha programado ella antes de marcharse a trabajar

Mientras mi asistente me enumera los consejos matutinos, pulso el botón de recuento de muertos... 18.715

Eso ya empieza a asustarme... Pues lo que parecía como algo pasajero cada vez está cobrando más vidas. Por fortuna, aún se encuentra en ciudades lejanas y, de momento, aquí en Mignoug no ha muerto nadie.

Todo empezó hace un par de meses. Al principio las autoridades pensaban que sería algo sin mucha trascendencia y temporal, como en otras ocasiones. Pero esta vez es diferente, y lo peor es que no saben aún la causa ni cómo combatirla. No saben si será una especie de virus u otra cosa, pero la verdad es que es espeluznante.

Alguien está tan tranquilo o puede estar incluso a tu lado, y, de repente muere. En pocos minutos su cuerpo se desintegra. Solo quedan los restos minúsculos de la persona, que si sopla el viento desaparecen.

La pregunta inquietante que se hace todo el mundo es: ¿seré yo el próximo?

7.15h. Uff, se me hace tarde. No puedo entretenerme más o llegaré tarde a clases. Además, he quedado que pasaría por casa de Cristy, y lo más probable es ambos lleguemos con retraso...

La casa de Cristy se ubica a cinco manzanas de mi casa y siempre voy de prisa. Mi récord de velocidad lo tengo en 4 minutos con 15 segundos. Pero hoy no tiro... 4 minutos con 28 segundos. ¡Vaya!

Cuando llego, Cristy se encuentra en el umbral de la puerta de su casa mirándome con cara desafiante...

—¡Qué! ¿No puedes ser puntual alguna vez? Voy a llegar tarde y la bronca me la llevo yo... Te aseguro que mi profesor de Biología no es tan comprensivo como los tuyos. —Cristy coloca sus brazos en jarras sin dejar de mirarme. Añade—: Lo siento pero el próximo día no te voy a esperar...

Sin querer se me escapó una risita.

—¡Vaya! , ¿encima te burlas de mí? Ya está bien, a ver si maduras de una vez —dijo Cristy.

—Es que te pones muy guapa cuando te enfadas, y me encanta ver cómo arrugas esas cejitas —respondo.

—No me vas a ablandar esta vez, Peter —me replica con convicción.

—Vale... Lo siento, intentaré mejorar. —me disculpo y pongo mi mejor cara de arrepentimiento.

Seguimos andando deprisa hasta llegar a nuestro centro de estudios, que se encuentra, desde la casa de Cristy, a otras cinco manzanas más.

El centro de estudios es de alta tecnología, uno de los más adelantados de la ciudad.

Aunque a la hora de la entrada el centro siempre es un lugar bullicioso, esa mañana, en particular, lo es más de lo habitual. Seguimos avanzando, hasta ver qué es lo que ocurre. El bullicio y la excitación aumentan progresivamente.

Al lugar empieza a llegar la policía, los médicos forenses, etcétera. De repente, no podemos avanzar más. Solo vemos a unos hombres vestidos completamente de blanco con los típicos trajes acolchados y cubiertos con máscaras. Van con ese equipo médico de protección especial.

Hay un perímetro cercado y no se puede pasar más allá.

Cerca de ese punto, Cristy alcanza a ver a Ross, una de sus mejores amigas, ella ha llegado varios minutos antes y ha visto lo que ha ocurrido.

—No te lo creerás, es muy fuerte —dice Ross—. Nuestro profesor de Biología, el señor Guss, estaba hablando con Parker y... —traga saliva antes de proseguir, mientras sus ojos comienzan a brillar y a duras penas puede seguir hablando—. ¡Se ha desintegrado, esfumado, evaporado! Lo he visto con mis propios ojos. Había visto algo sobre ello en las noticias, pero la plaga esa o lo que sea, ha llegado aquí. No quiero morir Cristy. ¡No quiero morir!

Aunque la amiga de Cristy siempre había sido bastante hipocondríaca, esta vez no se lo podemos reprochar. Al oír a la amiga de Cristy decir esas palabras, se nos acelera el corazón.

Cada vez más van llegando más profesores al lugar, intentando poner orden y no perder ellos mismos la compostura.

—¡Vengan a sus clases! Aquí no podemos hacer nada más —dice el Director del centro—. Ya está el personal más cualificado para ello. Si alguno no se siente con fuerzas después de lo ocurrido, hoy puede irse a casa. El resto, vaya a sus clases. Pero no podemos estar aquí estorbando a la policía y a los expertos.

Al notar que sus recomendaciones no fueron del todo atendidas, entonces volvió a repetir con más fuerza:

—¡Diríjanse a sus aulas, por favor...!

Los Conectores 1: Descubriendo Aurin (Completa)Where stories live. Discover now