CAPÍTULO 29: DESINTEGRARSE

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La plaga empezó de nuevo. Otra vez el temor se apoderó de los aurianos. La gente se desintegraba, se convertía en polvo y desaparecía.

Todo era tan repentino. No se podía tomar ninguna protección. No había ninguna estrategia a seguir.

Los únicos que sabían la razón de todo aquello eran los residentes del edificio de Los Protectores de Aurin.

Pero no podían revelar el secreto y hacer que cundiera la alarma general en la población.

Ahora sabían que tenían que actuar lo más rápidamente posible, antes de que fuera demasiado tarde.

Mientras tanto, en la Tierra, cada vez había más personas sin sueños, sin sentimientos, sin ilusiones. Los médicos humanos también estaban perplejos a que era ese cambio repentino en algunas personas.

Cada vez acudía más gente al médico, con las historias de: «Mi marido ya no es el mismo». «Mi hijo se comporta raro, parece un robot, se ha vuelto totalmente sumiso, ya no discute con sus hermanos ni se pelea, ni nos contesta mal». «Mi hermano, aunque es el mismo físicamente, parece que le han cambiado el cerebro. No tiene ilusiones, sueños, metas, es como si fuera un zombi».

También todos los enajenados hablaban que pronto habría un cambio radical, en la estructura de la sociedad, en los gobiernos, en las esferas de poder. Que pronto se conseguiría la paz mundial mediante la sumisión a los nuevos gobernantes mundiales que aparecerían.

No había ninguna cosa en común entre ellos. Había personas de distintas ideologías políticas, razas, religiones, edades, sexo. Gente que vivía en grandes ciudades y gente que vivía en aldeas remotas casi sin tener relación con otras personas.

Los científicos, políticos, sociólogos, médicos, psicólogos, estaban desconcertados.

Empezaron a circular toda clase de teorías, especulaciones.

La gente empezó a desconfiar de todo el mundo, de los políticos, de los líderes, de los amigos, de la familia, incluso, hasta de ellos mismos.

El cambio era tan radical y repentino que no se podía prever.

Cada día aumentaba el número de personas que se comportaban de esa manera.

Se llegó a acuñar un nuevo término para ese fenómeno: el síndrome de la despersonalización.

Sí, lo que hacía a las personas seres humanos realmente, el ser diferentes a los demás, con distintos gustos, aficiones, valores, prioridades, metas, estaba desapareciendo.

Un grupo de gente sin carácter propio se extendía deprisa entre la sociedad.

***************

Jaume y Joel, miraban las noticias con gran preocupación.

—Quiero llamar a Ricky —dijo Jaume a su nieto—. Necesito saber si se han puesto en contacto con él desde Aurin y si tiene instrucciones de cuáles pasos debemos seguir para detener esto. Tengo guardado su número de teléfono.

Pronto sonó el teléfono en casa de Ricky.

—Dígame, ¿quién es? —contestó una voz de hombre.

—Hola, me llamo Jaume. ¿Está Ricky en casa?

—No, en este momento no está... ¿Qué quiere de él? Yo soy su padre.

—¿Su padre?, ¿Ian? —preguntó con voz algo temblorosa Jaume.

—Sí, ¿por qué lo pregunta? —respondió Ian a la defensiva.

—¿Quién es?, ¿qué quiere? Déjame ponerme a mí. —Se oyó una voz que hablaba próxima a Ian.

—Espere un momento, le paso a Diana, mi mujer, al teléfono.

Los Conectores 1: Descubriendo Aurin (Completa)Where stories live. Discover now