CAPÍTULO 25: EL LEGADO HUMANO DE IXARA

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La joven miraba a través del grueso cristal que separaba su mundo subterráneo de las aguas frías del océano central de Aurin. Desde niña había soñado con los prados verdes, las altas montañas, las hermosas islas de arena blanca y aguas cristalinas, así como la nieve que caía desde el cielo, y cubría todo el paisaje de un blanco inmaculado. Así se mostraban los bellos paisajes de la Tierra, y los innumerables animales que había allí.

Solo los había contemplado por proyecciones holográficas, que vio en innumerables ocasiones en la biblioteca que había en el centro del gran complejo subterráneo bajo la isla de Lorma.

No entendía cómo en un lugar tan bello como la Tierra hubiera unos seres tan monstruosos y malvados como eran los humanos. Al menos así siempre se los había descrito su padre Krolk, que, además, era el líder de todos los que habitaban en el complejo, y de todos Los Hombres de Púrpura.

Ahora, por fin, estaba próxima la transformación de esas criaturas humanas a la voluntad de los aurianos.

En pocas semanas, estaría en pleno funcionamiento ese satélite que orbitaba la Tierra, y cambiaría por siempre a los habitantes de ese mundo.

Ella estaba al tanto de todos los planes. Su padre la había traslado a ese complejo bajo el mar desde pequeña, tan pequeña que apenas se acordaba de su madre, solo se acordaba de que era hermosa y tenía un largo cabello rubio. Ella, en cambio, había salido de cabello negro como su padre.

Por lo que le había contado su padre, su madre se convirtió en una traidora al proteger a un auriano que había venido desde su sede, el edificio de Los Protectores de Aurin, ese hombre solo estaba interesado en proteger a los humanos. Y ella lo ayudó a escapar para que no lo mataran cuando estaba detenido en las instalaciones de los purpúreos.

«Yo no entendí nunca porque mi madre ayudó a un hombre que quería ayudar a esos salvajes de los humanos», pensaba a menudo.

«Algo había en toda aquella historia, que nunca me convenció del todo, y tampoco entendía completamente el porqué de ese odio tan intenso que tenía mi padre por los humanos, así como también a los que estaban interesados en protegerles o ayudarles. Es verdad que había sido herido en la lucha cuando mi madre intentó ayudar a ese auriano y muchas veces enseñaba esas dos grandes cicatrices que le quedaron en la parte alta de su pecho cerca del cuello, que casi le cuesta la vida», se decía.

Pero en la lucha que mantenían contra los aurianos que estaban a favor de defender a los humanos, había habido bajas por ambos lados.

«De todas maneras, solo había crecido con una versión de la historia, pero me habría encantado la otra versión, la de mi madre, para poder contrastar las dos», pensaba.

«Pero quería a mi padre y él fue el que me crio cuando mi madre me abandonó», se decía.

«Sin embargo, ahora que ya había cumplido los 20 años y era una joven adulta, empecé cada vez más a pensar por mí misma, y a replantearme muchas cosas en las que siempre creí, mientras era niña. Tampoco entendía por qué mi padre nunca me había permitido salir de las instalaciones y ni siquiera me había dejado subir a la superficie a la isla de Lorma».

«Me encantaría conocer el resto de Aurin, ese mundo que estaba en la superficie, y también poder viajar algún día a la Tierra, y conocer por mí misma todas esas maravillas que había visto en los hologramas y poder disfrutarlas. El tacto de la arena en mis manos, el frío de la nieve, el calor del Sol, y ese cielo azul. Poder oler la fragancia de las flores y sentir la brisa del mar, golpeando suavemente mi rostro».

«Muchas veces después de leer y ver los hologramas de la Tierra, me ponía a soñar despierta con ese mundo, tan anhelado para mí, pero a la vez tan lejano».

Los Conectores 1: Descubriendo Aurin (Completa)Onde histórias criam vida. Descubra agora