Capítulo 7

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— Ginny ¿podrías ayudarme con él? —Dijo Harry cargando a un pequeño niño con cabellos rosado.

— Ginny salió al supermercado con Hermione, compraran algo de comer, ya no nos queda nada — Dijo Ron con risas al ver a Harry. Tenía al pequeño niño entre sus brazos, Teddy halaba los cabellos de Harry fuertemente y se reía de su padrino. — Y eso es el primer día que él está aquí — Agregó y rio tomando al niño entre sus brazos

— Tu padrino es un verdadero tonto pequeño Teddy — Dijo Ron riendo — Harry nunca tengas hijos — Sentenció Ron y se sentó en el sofá con el pequeño en sus brazos. Harry se acercó unos minutos después con un biberón en sus manos.

— Hora del biberón Ted — Dijo y cogió a Teddy entre sus brazos para darle de comer.

— ¿Cómo les va con Teddy? — Preguntó Hermione cuando entraron por la puerta ella y Ginny con unas bolsas de mercado.

— Shhh, se quedó dormido — Dijo Harry señalando hacia el mueble donde dormía tranquilamente su ahijado arropado con una pequeña manta.

Hermione y Ron salieron por la puerta del 12 Grimmauld Place media hora después de comer dejando a Harry con Ginny y Teddy. Harry se fue a dar un baño dejando a Ginny al cuidado de Teddy. En el cuarto de baño Harry se desvistió completamente y entró a la bañera, hizo algunas burbujas y se mantuvo un rato allí dentro, jurándose que volvería a ser el mismo Harry de siempre. Mostró una sonrisa en su rostro, se levantó de la tina y se vistió en sus ropas Muggles, un pantalón de mezclilla y una camiseta. Se puso frente al espejo y con un peine en sus manos hizo lo mejor que pudo con su cabello, que tenía 17 años sabiendo que era imposible peinarlo mejor pero aun así lo intentó. Bajo las escaleras y se detuvo en el filo de estas viendo a escondidas a Ginny con Teddy en los brazos, ella a pesar de no ser tan cariñosa se mostraba muy alegre cargando al pequeño y jugando con él, lo alzaba al aire y Harry supo que podría pasarse allí detrás de esa pared por horas y horas solo para verla, se la imaginó cargando a un pequeño con cabello igual de despeinado que el suyo pero de color rojizo y se vio a el mismo llegando a casa y una niña corriendo hacia el con los brazos extendidos.

— ¿Te gusta espiar no? — Dijo Ginny risueña. Harry se dio cuenta que tal vez llevara un rato hablándole y solo sonrió. — Despertó hace un rato e hizo que la lámpara se apagara. — Siguió hablando Ginny.

— Será un buen mago, su padre lo fue — Dijo Harry y lo tomó entre sus brazos, le dio un beso en su frente.

Harry puso a Teddy en su cochecito y Ginny cargó su pañalera. Los tres salieron de la casa, esta vez Harry tomó la iniciativa y tomó la mano de Ginny y ella entrelazó sus dedos con los suyos. Cogieron el tren y fueron a Charing Cross Road tocaron tres ladrillos horizontales y dos ladrillos verticales en el muro y este se abrió dando paso a el Callejón Diagon. Fueron a Gringotts, el banco mágico, y sacaron un poco de dinero de bóveda de Harry Potter. Pasearon por las tiendas para comprar sus útiles del nuevo comienzo en Hogwarts y terminaron tomando una cerveza de mantequilla en el Caldero Chorreante y unas ranas de chocolate para el pequeño Teddy. Regresaron a Grimmuld Place cuando el sol se comenzaba a esconder, Ted comenzó a llorar y Harry lo acurrucó entre sus brazos pero nada, él seguía llorando más y más. Se levantó del sofá y caminó de un lado a otro con el niño en sus brazos.

— ¿Qué sucede Ted?, ¿Algún sueño malo? — Dijo Harry suavemente. El niño lo vio fijamente y Harry se dio cuenta que sus ojos eran como los de Tonks. Teddy lo vio curioso y Harry le sonrió. —Vamos a llevarte a la cama, debes estar cansado —

Se acercaba la media noche y no pintaba muy bien: la noche estaba fría y oscura. Hermione y Ron aun no llegaban a casa y Harry pudo ver en Ginny algún desespero nervioso aunque ella sabía muy bien como ocultarlo. Harry se sentó en frente de ella y no dijo palabra alguna. Quince minutos pasaron, treinta minutos, una hora... y nada. Ahora Harry comenzaba a desesperarse: sus dos mejores amigos habían desaparecido de la nada.

Pasaron la noche en vela, ninguno de los dos decía nada. Harry se levantó varias veces con la excusa de ir a ver cómo estaba Teddy, pero la verdad no quería ver a Ginny así, tratando de hacerse la fuerte frente a él. A las cinco de la madrugada Ginny se acurrucó un poco más en el sofá y se quedó dormida. Harry la observó en silencio, su cabello rojo caía por su rostro y no podía creer que esa misma tarde estaban sonriendo y tomando cerveza de mantequilla, allí comprendió que la vida da muchas vueltas y que todo puede cambiar en tan solo unos minutos.

A las cinco y treinta de la mañana Ginny comenzaba a moverse nerviosa y susurraba algo que Harry no podía entender muy bien, volvía y volvía a susurrar lo mismo. "esa cosa regresa".

— Ginny, Ginny... — Dijo Harry sacudiéndola suavemente. — Estoy aquí, estamos bien ¿Estas bien? — Le preguntó

— Si Harry lo estoy — Respondió ella secamente. Harry tomó la cara de Ginny entre sus manos y la miró fijamente a los ojos. — Ginny — Dijo Harry en voz baja soltando su mano izquierda de la cara de Ginny y mostrándole el dorso de esta con: "No debo decir mentiras" escrita en ella. Un estruendo sonó en toda la casa y un rayo de luz alumbró todo alrededor. Ambos se sobre saltaron y la puerta principal de 12 Grimmauld Place se abrió de un golpe.

— Ha regresado — Dijo Ron.

Harry Potter: Después De La Segunda Guerra MágicaWhere stories live. Discover now