Capítulo 14

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—Esto significa que el pensadero regresará el próximo lunes y probablemente a la oficina de McGonagall — Dijo Ron en el dormitorio de los chicos.

—Estamos seguros de que regresara el lunes pero no tan seguros que a la oficina de McGonagall. Aunque esperemos que sea así. — Dijo Hermione

—Estará allá, si lo recogieron allá regresará allá — Dijo Harry muy seguro.

Ron se atajó el estómago y se lanzó boca arriba sobre la cama de Harry.

—Tengo hambre—Dijo.

—Eso no es raro Rony— Respondió Harry a tono de burla.

— ¿Saben?, tengo 7 años en Hogwarts y lo único que no he podido comprender es: 1- ¿A dónde va la comida que traga Ron? Y 2- ¿Por qué puedo entrar a su dormitorio y ustedes no al mío? — Dijo Hermione conteniendo una carcajada.

Todos rieron.

Esa misma semana Harry, Hermione y Ron comenzaron a idear un plan para entrar a la oficina de la Directora McGonagall, algunas ideas las deschaban por completo al mismo instante de pronunciarlas como las de — "Vamos a usar una poción multijugos, nos convertimos en Draco Malfoy y hacemos algo para castigarlo y enviarlo a la oficina de McGonagall" —Que propuso Ron, o la de — "Podríamos usar el nuevo producto de artefactos Weasley que explota, así cuando venga a ver que es el sonido podríamos entrar a la oficina sin que se de cuenta" — También idea de Ron. Otras tomaron un poco más de tiempo en ser descartadas como — "Pongamos un hechizo en la gárgola de la puerta" — Propuesta por Ron (Estaba muy ingenioso esta semana) o la de — "Entremos con ayuda de Peeves" — Idea de Harry, todas fueron descartadas por Hermione.

—A ver si entiendo. — Comenzó a decir Harry frustrado el viernes por la noche. — Por sugerencia de Hermione no sería bueno usar pociones multijugos para no meter en más problemas a nadie, tampoco artefactos Weasley, mucho menos hechizar la gárgola de la oficina... Se nos acaba el tiempo, tenemos que conseguir la manera...—

—¿Qué tal si entramos por el techo? — Preguntó Ron tirado en la alfombra del piso y con los pies sobre el regazo de Hermione que estaba en el sofá.

— ¿No se han leído la historia de Hogwarts aun? , es imposible entrar por el techo— Hermione respiró profundamente y se tapó la cara con frustración.

—Ya se nos ocurrirá algo bueno — Dijo Harry mientras bostezaba. —Buenas noches. — Dijo y salió de la sala común.

Caminar por los pasillos de Hogwarts en la noche era la cosa más reconfortante que Harry había hecho en semanas, solo era él, su sombra y la oscuridad que retumbaba a todo su alrededor. Caminó, caminó y caminó sonriendo para sus adentros recordando que estos pasillos habían sido su cómplice por varios años y que su vida había cambiado para bien. "Este castillo te sorprende" recordó las palabras de Dumbledore de unos años atrás. Y era así, Harry saludó con una reverencia a un Sr. Gordo con pelo largo al pasar por uno de los cuadros de la pared. Se sentó en el piso contemplando la oscuridad y el silencio.

—Quiero conseguir la manera de entrar a la oficina de McGonagall, Quiero conseguir la manera de entrar a la oficina de McGonagall, Quiero conseguir la manera de entrar a la oficina de McGonagall. — Pensó con todas sus fuerzas y delante de él se abrió la sala de los menesteres. No dudó ni un momento, entró asegurándose que su varita estaba entre los bolsillos de sus ropas. Frente a él no se abrió el típico salón grande y espacioso en que la sala de los menesteres se había convertido otras veces cuando escondió la diadema de Ravenclaw o cuando la uso para las clases del E.D., esta vez era una especi de tobogán cerrado por todos los lados, nada agradable para los claustrofóbicos, por suerte él no lo era. Harry se deslizó y luego de unos momentos, que le parecieron muy rápidos, estaba tirado en el piso frente al escritorio de la profesora McGonagall, se puso en pies y cogió su varita antes de siquiera acomodar sus anteojos.

—Lumos— La habitación se alumbro un poco y Harry sonrió. Estaba un poco cambiada, se sentía más limpia ahora que pertenecía a una mujer pero seguían allí clavados sobre las paredes a modo de tapiz los cientos de cuadros con imágenes de magos y brujas que permanecieron inmóviles al sonido que había hecho el cuerpo de Harry al caer sobre el piso.

—Hola Harry—

—Profesor Dumbledore— Dijo Harry sorprendido

—Te recomiendo que bajes un poco la voz, nunca te había dicho pero la habitación de la directora esta justo detrás de esa puerta Harry— Harry hizo caso y bajó la voz, lo menos que quería era un castigo por meterse a media noche en la dirección.

—No estará aquí Harry — Dumbledore dijo regio. ¿Cómo se supone que sabía lo que Harry estaba buscando? Harry pensó

—¿Ah? — Dijo Harry confundido.

—Voldemort no estará aquí—

—¿Ah? — Volvió a decir Harry aún más confundido ya que se dio cuenta que Dumbledore no sospechaba sus de sus verdaderas intenciones.

—Los mortifagos vuelven pero sin alguien a quien seguir. —

—Me tengo que ir Profesor— Dijo Harry un tanto enfadado. —Voldemort murió Profesor, nunca le tuve miedo y mucho menos ahora que ya no está — Dijo Harry con la misma voz de enfado. —Adiós— Harry se dio la vuelva y buscó la puerta, salió y fue a la sala común de Gryffindor para encontrarse con Ron y Hermione. La sala estaba vacía. Supuso que ya estaban dormidos y fue a la habitación. Al filo de su cama estaba sentada Ginny.

—Hola Harry—

—Hola—

—Puedes contarme—Dijo en voz baja. Y eso era lo que Ginny tenía: que podía adivinar el estado de ánimo de Harry y podía averiguar que no le habían contado nada sobre su plan.

—Vayamos afuera y te cuento, no quiero que nadie escuche—

Harry le conto, desde todos los planes fallidos hasta lo que había conseguido al entrar a la sala de los menesteres y la charla con el cuadro de Dumbledore.

—¿Los mortifagos que cosa? — Dijo Ginny

—Vuelven pero sin alguien a quien seguir— Terminó Harry la frase.

Harry Potter: Después De La Segunda Guerra MágicaWhere stories live. Discover now