~11~

175K 23.8K 17.2K
                                    


—Si piensas tenerme encerrada aquí, es la idea más estúpida que pudiste tener —habló Reachell después de varios minutos y sin levantar la vista de su escrito—. Mis padres no son idiotas. Ellos saben que no salgo mucho, así que se darán cuenta que algo está pasando y tarde o temprano sabrán que es por ti, podrían hacerte algo cuando vean que no eres como nosotros. Y eso incluye a Liv.

Adam se encontraba acostado en un limpio y rojizo sillón mirando al techo, al oírla fijó sus ojos en ella con irritación. No le gustaba que supiera lo que pensara... O que fuera más inteligente que él.

—De ser así, ¿por qué no les has dicho nada? Decidí ser compasivo contigo y no te tengo secuestrada. Pudiste quejarte e incluso avisar a la policía.

La castaña se quedó en silencio. Y no por no saber qué responder -aunque Adam así lo interpretó-, sino porque estaba concentrada en su relato.

—Veo que no tienes excusa.

—¿Quieres callarte? —Soltó con acritud—. ¿En verdad piensas que me creerían si les digo que un chico homicida me amenaza con matarlos si no escribo mis historias? Incluso para mí sonó bastante ridículo.

Ninguno de los dos dijo nada más.

El chico se sorprendió de la increíble paciencia que tenía, de no ser por sus escritos... Y por otra cosa, la hubiera asesinado. Era tan... irritantemente lista y sarcástica. Realmente no la soportaba. Pareciera que no tuviera filtro (y necesitaba uno).

La volteó a ver. Observó su rostro, el cual se veía extrañamente apacible. Sus facciones relajadas, algunos mechones de cabello castaño le caían a los lados y se notaba cuando parpadeaba por el movimiento de sus largas pestañas.

—Terminé —anunció minutos después y Adam apartó la vista de inmediato.

Reachell se puso de pie y guardó sus cosas deprisa sin molestarse en ser cuidadosa.

—Me dijiste eso, ¿por qué te preocupa lo que tus padres puedan hacerme? —preguntó.

La chica se detuvo secamente en su acción sólo para observarlo, no demostró expresión alguna pero Adam estaba comenzando apenas a saber leer su rostro, y según él, parecía molesta. Algo no tan nuevo.

—Lo dije para que no me tuvieras encerrada, idiota.

—Últimamente te encanta llamarme idiota —Adam se puso de pie y de forma arrogante se acercó a ella—. Entonces... ¿Dices que es mentira lo que acabas de decir? Y por cierto, ya sabes que me llamo Adam. ¿Tu tonta mente no puede recordar un simple nombre, Reachell?

—Digo que es verdad, pero si quieres arriesgarte, es tú problema. Mis padres no son como la gente que conoces: ignorantes y estúpidas. Son astutas. Y malvadas. Lo cual es genial, ya que por lo menos no podrás tenerme como tu rehén. Además, no te llamo por tu nombre porque utilizo el método de Sherlock Holmes.

—De acuerdo. Bien —respondió esforzándose por ocultar su enojo—. Pero vendrás cada día aquí. Si faltas o llegas tarde... Iré por ti. Y mataré a tus padres

—Éste lugar está casi a media hora de mi casa.

—Entonces tendrás que darte prisa. No hay excusa.

—A veces me gustaría asesinarte —dijo con desprecio y firmeza.

El chico la miró alzando una ceja. Era pequeña y pareciera que no lastimaría a nadie. Pensó en su rostro tan relajado cuando escribía, el cual ya no tenía nada en común a como se encontraba ahora. Le lanzó una media sonrisa arrogante y acercándose un poco más, respondió:

Adam [¡DISPONIBLE EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora