El dilema de Zarek / Extra #3/3

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*ÚLTIMO EXTRA*


En el lugar impregnaba un delicioso olor a café recién tostado, la música de fondo era una melodía de algún pianista del que no podría identificar, las personas hablaban y reían entre sí dando un ambiente confortable, excepto para él.

—¿Americano? —preguntó repentinamente un mesero inclinándose para dejar la taza.

—Sí, gracias —respondió con una sonrisa fingida.

A Zarek no parecía animarlo nada, ni siquiera haber venido a su lugar favorito funcionó para dejar de sentirse menos vacío. Sino al contrario, eso lo hundía cada vez más. O más bien, él se hundía a sí mismo.

Los recuerdos con Adalia se estaban convirtiendo en filosas cuchillas que perforaban su alma cada segundo que pasaba. No podía sacarla de su mente, ni de su corazón. Sabía que debería seguir con su vida, pero ¿cómo? La chica que amaba no estaba ahí con él.

Dio un pequeño sorbo a su café mientras pensaba de qué manera podría desprenderse del dolor que sentía, porque no era para nada grato despertarse cada mañana con la sensación de soledad y de saber que perdió a alguien que amaba.

Dejarte ir fue lo más difícil. Pero si sólo así eres feliz, no pienso entrometerme.

—¿Zarek? —una dulce voz lo llamó a su espalda al mismo tiempo que tocaba su hombro.

El pelirrojo se giró sobresaltado, ya que no esperaba a nadie. Estaba sumido en sus tristes pensamientos olvidándose por un momento de su realidad.

—¿Hola? —saludó confuso. No conocía a la robusta chica que tenía frente a él— Perdona, pero, ¿te conozco de algún lado?

—Fuimos enemigos durante toda la primaria y parte de la secundaria, te reconocí por el lunar en tu nuca. Recuerdo que me burlaba de ti por eso porque parecía una rata que...

—¡Eres Julie! —exclamó poniéndose de pie para saludarla— ¡Lo recuerdo! Sí que has cambiado.

—Bueno, sigo siendo la gordita. Aunque lo admito, mi cara está más limpia y mi cabello más cuidado.

Julie sonrió y Zarek le devolvió el gesto.

La chica sí que estaba diferente a comparación de la que recordaba desde hace años. Ahora era más linda, su cabello más corto pero con el mismo tono castaño e igual de lacio, resaltaban más sus ojos oscuros y además, se había hecho una perforación en el labio inferior.

—¿Qué has hecho todos estos años? Pareces desgastado.

—No mucho —respondió incómodo—. ¿Dónde quedó la responsable y estricta Julie que quería quitarme mi puesto para presidente estudiantil?

—¿Lo dices por el piercing? —preguntó alzando una ceja— Es falso, no te asustes. Y sabes que después de arrodillarte y llorarme que renunciara, al final terminé por quitarte el puesto.

—Lo sé. Pero yo te gané en la feria de ciencias.

—Y yo en el concurso de matemáticas a nivel nacional.

—Yo saqué primer lugar en aprovechamiento al salir de sexto.

—Te vencí en la carrera que la escuela organizó.

—Yo te vencí en deletreo.

—Basta ya, ahora mismo no recuerdo que otro premio gané, pero sé que te vencí más veces que tú a mí.

—Sí, claro. Por cierto, ¿vienes sola? ¿O hay alguien esperándote? Porque espero no haberte quitado tu tiempo.

—No, vengo sola —respondió con cierta vergüenza—. Es mi lugar favorito, aunque por lo general acostumbro a ir al que está en el centro.

—¿En serio? —preguntó sorprendido, ya que nunca se lo imaginó— Vaya, que coincidencia.

—¿Tú estás solo?

—Ah, sí. Estoy... solo.

—Después de casi estar seis años sin vernos, ¿te gustaría ir a alguna parte? Sólo si quieres, claro. Al menos que sigas resentido por ganarte en las olimpiadas de ajedrez.

¿Salir con Julie?

¿Debería ir con ella? No es que la odiara por ser su competencia en todo desde la primaria, era simplemente que no se sentía seguro salir con ella en estos momentos. Aun extrañaba y quería a Adalia, y no pensaba utilizar a Julie para olvidarla. No era esa clase de chico.

Pero saldrían como amigos, ¿no es así? ¿O estaría haciendo mal si iba con ella?

—No lo sé.

—Oh, vamos. No robaré tu cartera o algo parecido. Sólo será una salida de amigos que no se han visto en muchos años, no te hagas el difícil chico.

Zarek rio.

Julie no había cambiado en nada su actitud. Seguía siendo la misma chica ruda, directa, honesta y simpática que recordaba. Aunque claro, en aquel tiempo ella nunca fue simpática con él. Ambos se la pasaban haciéndose bromas para meter en problemas al otro. #ra una eterna pelea de niños por querer ser el primero en todo.

—De acuerdo, sólo un rato —respondió tratando de verse entusiasmado con la idea.

—Un rato será.




Lo que Zarek no sabía, es que a Julie también le habían roto el corazón y también la habían abandonado por otra persona. Todo eso sucedió el día de hoy, horas antes de llegar a su cafetería favorita para pedir un chocolate caliente que, según ella, era el remedio para las penas y desgracias.

Julie quería ignorar el dolor que ahora mismo le oprimía el pecho, ¿y qué mejor hablar con un viejo enemigo de la infancia? El mismo chico que en la primaria le gustaba y nunca logró declarársele. Además, ese era una excelente anécdota para comenzar. Era algo de qué reír, recordar y olvidar lo que ambos sentían por aquellas personas que los abandonaron.




Después de todo, quizá esos dos corazones rotos estaban destinados a juntarse para formar uno solo.

Adam [¡DISPONIBLE EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora