~30~

111K 15.2K 8.2K
                                    

Estaba comenzando a oscurecer y aquel chico aún se encontraba de pie frente a la ventana de su nuevo apartamento, el cual era un poco más pequeño que el anterior pero sin perder la fascinación por el color blanco.

La ventana daba vista a un centro comercial muy concurrido y con luces llamativas de varios colores, le entretenía ver a la gente pasar de un lado otro; ya sea riendo o sin ninguna expresión en sus rostros. Trataba de adivinar como serían sus vidas o qué iban pensando.

—Se viera más hermoso con luces blancas —comentó en voz alta.

—¿Dijo algo, señor? —Preguntó la voz grave de un hombre ya mayor de edad, con canas sobresaliendo y de rostro alargado.

—Nada, Alfred. ¿Alguna noticia? —Se giró para observarlo. Ni siquiera se percató en la hora que había llegado.

El hombre que era llamado "Alfred", Scott lo había pedido a sus padres porque según él, necesitaba un "esclavo para explotarlo". Aunque el verdadero propósito era otro. Había escogido ese nombre sólo por el hombre a quien Batman tenía más confianza.

—Su prima Reachell se encuentra en su casa, si soy más específico diría que está en su habitación escribiendo.

Scott sonrió y palmeó el hombro de Alfred de manera amistosa, quien tenía una expresión seria y no demostraba emoción alguna.

—Buen trabajo, ¿algo más?

—Oh, sí. Por poco lo olvido, señor. Hay un chico desconocido en su casa, al parecer vive ahí o es algún invitado. No sabría decirle el propósito.

—Ya veo... —Dijo pensativo y tratando de rebuscar en su mente quien podría ser, pero no se le vino a la mente nadie— ¿Puedes decirme cómo era?

—Alto, cabello rojizo-anaranjado y lacio, facciones finas y de tez blanca.

—No tengo la menor idea de quién es. Investiga lo antes posible todo referente al chico.

—Sí, señor.

Alfred hizo una reverencia y estuvo a punto de salir de la casa, de no ser que la voz de Scott volvió a llamarlo.

—Y Alfred, sigue manteniendo a salvo a Reachell. No la pierdas de vista en ningún momento, si pasa algo ya sabes que hacer —dicho eso Alfred asintió y salió de prisa—. Ella es lo único que me recuerda algo de mi humanidad —dijo en voz alta, pero sólo él pudo escuchar sus propias palabras.


~~~~~~*~~~~~~


—No tienes que hacer nada, Reachell. Hablo en serio —dijo tenaz y agitándola de los hombros—. Son mis problemas, yo tengo que solucionarlos.

Reachell estaba inmóvil y lo miraba con desaprobación, no importaba cuantas veces Zarek podría decirle que se mantuviera al margen y que lo dejara solucionar sus problemas, ella se mantenía terca al querer ayudarlo. En parte porque se sentía culpable de que su madre sólo le había dado quince días para que él se fuera de la casa, y eso su padre tenía que solucionarlo pero no lo veía demasiado preocupado por su hijo que estaba a punto de ser echado a la calle. Así que ella tenía que hacer algo.

—Han paso trece días y no has encontrado ni casa, ni trabajo.

—Encontraré —afirmó.

La castaña le lanzó una última mirada dubitativa antes de subir a su habitación dejando a su hermano solo en la silenciosa casa.

Con resignación y algo agotado se dejó caer sobre el sofá soltando un profundo suspiro, se pasó la mano por el lacio cabello alborotándolo por completo mientras pensaba qué podría hacer y a dónde más podría recurrir. Desde que escuchó aquella amenaza de Helen sobre sus días en su casa, no le quedó más remedio que comenzar a buscar un trabajo para poder pagar el alquiler de algún cuarto barato. Pero no encontró nada.

Comenzaba a estresarse y entrar en desesperación. Tenía que encontrar algo en los dos días que le quedaba o de otro modo viviría en la calle. De pronto, su celular comenzó a sonar ruidosamente ocasionando que se sobresaltara y sus pensamientos se interrumpieran. Al leer quien era, tragó saliva con nerviosismo y salió de la casa para atender la llamada. Lo que menos quería era que Reachell lo escuchara y comenzara a hacerle preguntas.

Zarek aceptó a la llamada sin decir nada esperando a que el otro hablara.

—¿Cuándo pensabas decirme que te han echado de la casa de los Parks, tarado?

—No lo han hecho —respondió molesto.

—Claro —el tono de voz de al otro lado de la línea era sarcástica y egocéntrica—. De quince días, ¿cuántos te quedan? ¿Uno o dos? ¿Has encontrado algo?

—No, pero hoy...

—¡Eres un idiota, Zarek! —Gritó dando un golpe en alguna parte, ya que se escucharon algunas cosas romperse— Si te envié a esa maldita casa es por algo, ¿no crees? ¿De qué me sirves si vas a estar lejos de esa chica? No seas imbécil. Yo arreglaré esto, ¿bien? Tú solo has lo que te diga y ya.

—¿Qué harás? —Zarek sabía que al escuchar la palabra "arreglar", tenía que preocuparse.

—Eso es mi problema, trabajas para mí y no tengo que darte explicaciones.

—Ni se te ocurra...

—¿Me estás amenazando? —Zarek se quedó en silencio apretando sus manos para no soltar un golpe. Tenía que calmarse— Controla esa actitud, chico. No te conviene hacerme enojar.

—Scott —se apresuró a decir antes de que colgara—. Sólo te pido que no dañes a Reachell... Al menos no todavía, por favor —esperó alguna respuesta pero sólo hubo silencio— ¿Scott? —silencio nuevamente—. Mierda...

Scott había colgado.


Adam [¡DISPONIBLE EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora