Sueños y Pesadillas

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Pov Neville



Salí corriendo en busca de Zabini. Ahora sí lo había arruinado, había arruinado todo.


 Por fin encontraba a alguien con quien me sentía cómodo, a alguien en quien confiar y lo había arruinado. 

¿Dónde estaría Zabini?


Había buscado en casi todos los lugares en los que creí poder encontrarlo; era inútil, Blaise Zabini no estaba en ningún lugar.



Frustrado me dirigí a uno de los invernaderos de la profesora Sprout. 

La maestra me había dicho que podía ir siempre que quisiera,ya que era su alumno más prometedor.



Necesitaba cuidar algunas plantas; es lo que hacía siempre que me sentía perdido. Me ayudaba a recordarque no soy un completo fracaso. 

Cuando llegué junto a mi invernadero preferido vi que la puerta estaba abierta. Ese detalle me puso nervioso, pero tal vez la profesora había olvidado cerrar.



-Tranquilo, Neville -murmuré para tranquilizarme -estás volviendo a actuar como un miedoso... Eres un Gryffindor... Respira -abrí la puerta y me pareció ver una silueta entre las plantas. 

Grande fue mi sorpresa al entrar y descubrir que la silueta pertenecía al muchacho que había estado buscando.


-Hola Neville -dijo sonriendo.

Me acerqué a él y vi que había estado llorando, pero intentaba esconderlo.

-Zabini... -dije.

-Viniste a encargarte de las plantas ¿no? -dijo -¿Te ayudo?

-Cla... Claro, gracias.

Estaba cambiando la tierra de algunas plantas, mientras el otro las regaba.

-Zabini -dije más alto de lo que quería ya que estaba nervioso -perdón por lo de hace rato. No quería decir lo que dije. Ya sé que lo dije pero en esos momentos no tenía control. Romilda Vane ni siquiera me parece... atractiva -dije muy rápido, no lograba ordenar mis ideas pero quería explicarle al otro todo lo que sentía.


Zabini sólo rió; una suave risa que provocó que me sonrojara.

-¿Y yo te parezco atractivo? -dijo de manera arrogante. Me sonroje ante lo que dijo.

-Yo... Te estuve buscando y... y no te encontraba y... -no lograba darle forma a todo lo que pasaba por mi mente.

-Tranquilo -dijo - ¡Wow! Casi no tartamudeaste esta vez. -aclaró con una gran sonrisa en sus labios -aparte, no estoy molesto por lo de Romilda.

-¿No?

-Bueno, ya no -mientras decía esto se acercó a mí.






Amor entre enemigosWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu