;Trece✿

5K 790 173
                                    

Los dos hermanos llegaron al pueblo, repartiendo volantes con la cara del menor diciendo: "¿Me has visto?"

Preguntaban a gente, repartían los volantes, buscaron en cualquier rincón del pueblo para encontrarlo.

Pero todo fue en vano.

No pudieron encontrarlo.


El atardecer se hacia presente y los gemelos volvían a la mansión con las manos vacías.

Pero al ver que sus esperanzas estaban pérdidas, Dipper vio como en un gran pino se encontraba el menor dormido, abrazando su manta, con la mochila a un lado y su peluche junto a él.

Los dos castaños se acercaron a él felices, en realidad si que les había sacado un gran susto.





El menor despertó de nuevo encontrándose con el castaño a un lado, pero lo que más le sorprendió es que este lo estaba abrazando.

— ¿S-señor Dipper...? —Cuestionó, quería saber si realmente era él.

— ¡¿Por qué te fuiste?! —Exclamó un poco alterado viendo a los ojos del menor.

— Y-yo... —Su voz se entre cortaba y unas pequeñas lágrimas salían.— Yo quiero volver con Bill... —Y sin más estalló en lágrimas, abrazando al Gleeful.

Dipper acepto el abrazo, se sentía mal realmente por haberle gritado, pues había ocasionado todo esto.

Dio unas leves palmaditas en su espalda separándolo y quitando con su pulgar las lágrimas que tenia en cara.

— No llores... —Murmuró.— No creo que a Bill le gustara verte llorar, ¿me equivoco? —Sonrió leve.

— N-no... —Respondió poniendo la mano del menor en su rostro, tratando de calmarse.

— ... Will, perdoname —Habló atrayendo la atención del peliazul.— Sólo que... Recordé algo horrible que hice, sé que no tuviste la culpa.

No hubo respuesta, el menor bajo la mirada, no sabia si perdonarlo era buena opción.

— ¿Podrías perdonar a este tonto? —El menor volteo a verlo.— Por favor...

Will solo rió leve y se acerco a él mirándolo fijamente.

— ¿No lo vuelves a hacer? —Cuestionó con cierto aire inocente.

— Te lo prometo.

— Está bien... —Sonrió leve.

— ¿Todo bien? —Will asintió.— Bien. Me alegra.








Y así fue, pasaron el resto de lo que quedaba de tarde jugando ellos dos.

La castaña veía desde el marco de la puerta como se divertían, en cierto modo le hizo ternura a Dipper.

Tiempo que no reía y jugaba con alguien así.
No pocas horas después cayo la noche.

El mayor acostó al menor en la cama, pues ya había quedado dormido. Mientras lo arropaba, pudo sentir como el pequeño lo tomaba del cuello abrazándolo.

— Te quiero... —Murmuró sonriendo.

Dipper solo sonrió, acepto el abrazo y rió leve.

— Yo también.

Y así se paso otro gran día.

Niñero ❀Dipwill❀Where stories live. Discover now