Capítulo 4

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Había pasado tres días desde que llegué al lugar, lo supe gracias a la ventana que me daba un aproximado de la hora con la sombra que dibujaba en el suelo junto a mi cama. El chico se había convertido en todo lo que pensaba, sobretodo cuando sus pensamientos se desviaban a pensar en su familia.  El chico me alimentó con sus propias manos( no confiaba lo suficiente en mi para desatarme las manos), nunca salía de la habitación y poco a poco se ganó mi confianza, aunque el ya me había aclarado que nadie en el lugar era de confiar, incluyéndole. No obstante, nunca había hablado o sonreído después el primer día, solo me dirigía la palabra cuando era estrictamente necesario.


Ya sabía lo que implicaba mi atención por el muchacho, sabía lo que podría significar encariñarme con la persona que, para empezar, había sido la encargada de secuestrarme. Pero...como no hacerlo cuando el mismo me había aclarado que él me protegería de los gigantes hombres que, en resumen, me querían violar tras la puerta? Como evitarlo si él, para mí, significaba protección?

En el tercer día, ya no sabía en qué pensar para distraerme, así que me dediqué mirarle nuevamente. Creo que lo hice cada día. Le miraba analizando su rostro, su definida quijada, sus labios y ojos que causaban un aura de seriedad, pero a la vez me resultaba tierna. Podría ser muy tierno si sonriera, pero parecía que su cara de estreñido era incurable. Además, no quitaba la vista de su celular en ningún momento.

-Quieres dejar de mirarme?- dijo dirigiendo una mirada irritada a mí, a lo que obedecí con una suave oposición en mis pensamientos. Entonces, no tuve más opción que mirar a la ventana, donde uno que otro pajaro pasaba a toda velocidad y el sonido de las hojas de los arboles reacccionar al viento en el lugar. UN recuerdo se me vino a la mente en cuestión de segundos. HoSeok una vez me invitó al parque de Deugu y vi a un chico extraño corriendo hacia nosotros para lanzarse sobre J-Hope y decirle que se encontraba feliz de verle. Ese día conocí a ese alíen que me atormenta...

bueno...

me atormentaba...

Cuando volví a la realidad, sentí pequeñas gotitas cruzar mis mejillas. Quería verles. SIn darme cuenta hasta ahora, yo había vivido los ultimos años pegados a esos dos y no había un día donde no hablaramos y Tae se lanzara sobre alguno de los dos para abrazarlo. Más lágrimas siguieron su camino y evitaba a toda costa que el chico rubio se enterara de mi estado emocional.

-No te había dicho ya que no lloraras?-dijo. La ultima vez que él se refirió al tema, había sido dulce y cálido, pero esta vez solo sonaba enojado, como si mis lágrimas le molestaran. Había obedecido a no gritar o molestarle en general, tampoco podía llorar? Sentí un ira crecer en mí y le devolví una mirada llena de odio, pero con lágrimas en los ojos rojos.

-Y a mi que me importa lo que digas? Si lloro o no te deberia dar igual, cierto?-hablé con un tono más fuerte. No hubo respuesta, pero se levantó de su lugar y caminó a mí. Esperé el golpe que sucedería en unos segundos. Cerré los ojos instintivamente y volví el rostro intentando esconderlo de la bofetada. Esperé y esperé, pero no llegó, son embargo, tampoco se quedó quieto o regresó a su lugar ahogado en furia. El silencio en ese momento fue una de las cosas más intrigantes que he tenido que vivir.

Sus manos limpiaron mis lágrimas con una suavidad indescriptible. N o se escuchaba más que las sabanas de la cama cuando se sentó a mi lado acorralándome con sus brazos para quedar sobre mí. Con una mano, acarició mi mejilla para, a continuación, deliniar con su pulgar mis labios.

-El único problema es que no me da igual, Jimin- sonrió. Yo solo estaba en shock y esto me permitió clavar la mirada en la suya. Su sonrisa era poco freuente y eso la hacia más bella. Mierda. Mierda. Mierda. Me sonrojé violentamente y, a causa de las ataduras, solo capaz de evitar contacto visual.-Tranquilo, no te haré nada.

Se levantó y le seguí con la vista hasta que hizo algo que no me esperaba. se quitó la sueter que usaba desde que le ví hace tres días. Debajo de la susodicha sueter, una camisa transparentosa hizo que mi solrojo se hiciera más violento en el punto donde fue imposible ocultarlo. Se volvió a mi como si tuviera una idea y me comenzó a desatar los pies. Me ayudó a levantarme y parecía quere llevarme a algún lado, obviamente no creo que fueramos muy lejos... gracias a los gorilas de afuera.

-yo...lo s...nada, olvídalo-dijo algo indeciso.

nada, olvídalo-dijo algo indeciso

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Not a Kidnapper's Hands~YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora