Caballero

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Capítulo 25: Caballero.

Draco se despertó con el sonido de otra persona en su habitación, y por un momento se encontró desorientado. ¿Dónde estaba? ¿Quién había allí? Draco hizo un sonido amenazador mientras su cabeza todavía se estaba despertando, y quien fuera que estuviera allí se apresuró a hablar.

—Malfoy, sólo soy yo. Me choqué con la silla mientras me levantaba. Lo siento. —Era la voz de Potter.

Poco a poco Draco se fue acordando de dónde se encontraba. Se incorporó y lo vio. Luego bajó la vista al cuaderno de cuero y la pluma que estaban a su lado en la cama. Vagamente recordó que había estado escribiendo durante un tiempo antes de dormir. Estaba en casa de los Weasley... En la Madriguera. Cerró el cuaderno y lo puso debajo de la almohada.

—Está bien. Es sólo que... —No logró terminar la frase.

Harry asintió con la cabeza, comprendiendo lo que quería decir.

—Es raro acostumbrarse a despertar en un lugar nuevo. Las primeras noches en la tienda de campaña Hermione, Ron y yo siempre nos despertábamos un poco desorientados.

Draco se humedeció los labios. Había besado Hermione el día anterior por la noche, bajo el muérdago. Habían tenido que hacerlo o de lo contrario no habrían podido salir de debajo de él. Se preguntó si todavía estaría flotando en alguna parte de la planta baja, y si alguien más había sido atrapado debajo de él desde entonces.

—Al menos estoy contento de que las paredes sigan en su sitio. La casa no parece muy estable desde el exterior —comentó, sólo por decir algo.

El joven de pelo oscuro asintió con la cabeza.

—Nunca parece que vaya a sostenerse en pie, pero no ha habido ningún problema con ella. Creo que he oído a personas bajando a la planta baja. ¿Estás listo para bajar?

—¿No deberíamos vestirnos? —preguntó Draco.

Harry se encogió de hombros, todavía en pijama también.

—No me preocupa eso, la verdad... pero puedes vestirte si quieres. Desayunar en pijama es bastante normal aquí, sobre todo en Navidad. Feliz Navidad, Malfoy.

—Feliz Navidad, Potter. —Ellos dejaron su habitación provisional y se dirigieron a la planta principal. Casi la mitad de la multitud de la noche pasada ya se reunía alrededor de la mesa con un café o un té en las manos. Sobre la mesa había un recipiente para café y otro para té, aparte de más tazas y cucharillas.

—Oh, bien, estáis despiertos —dijo Ginny. Su navideño pijama de color rosa no se adecuaba precisamente a su complexión. Se veía a leguas que le iba grande—. Sólo quedan Bill, Fleur y Hermione y estaremos todos.

—¿Hermione aún no está abajo? —preguntó Draco mientras miraba a su alrededor. Pronto se percató de que no estaba.

Ginny se encogió de hombros.

—Me pidió que le hiciera una taza de café. Dijo que necesitaba otros diez minutos de sueño.

Se escucharon muchos "Feliz Navidad" en la habitación. Había pan tostado en la mesa junto con las bebidas, un plato con mantequilla y un recipiente con mermelada. La señora Weasley dijo que prepararía un buen desayuno más tarde, pero hasta entonces todo el mundo tenía algo para picar.

Bill y Fleur llegaron al rato. Bill todavía seguía en pijama y parecía un poco somnoliento, pero Fleur estaba deslumbrante como siempre, aunque no se hubiera cambiado. Draco oyó a Ginny murmurar:

—¿De verdad hemos estado esperando a que se cepillara el pelo?

Sin embargo, Hermione todavía no había bajado.

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