Simpatía

3.6K 333 39
                                    

NT: Espero que todos mis lectores latinoamericanos estén bien y a salvo. Es una locura lo que está pasando con el mundo.

Capítulo 42: Simpatía.

Hermione había vuelto a Azkaban tres veces en la última semana. No estaba segura de que estuviera progresando con Arnold o Doug. Al menos era evidente que un sanador los había examinado y curado adecuadamente. El guardia creyó conveniente contarle lo difícil que había sido conseguir un sanador cerca de allí, o un "wolfie" como él los llamaba. Los licántropos no confiaban en nadie que tuviera una varita, y el sanador obviamente temía los daños corporales que pudiera sufrir al tratarlos sin protección. No era exactamente un miedo irracional.

Después de sus dos primeras visitas empezó a sentir que hablar con Lucius Malfoy era posiblemente una de las cosas menos fútiles que estaba llevando a cabo. Por más que quisiera volver a hablar con el hombre sentía que se merecía su encarcelamiento. Había hecho daño a su amiga Ginny cuando sólo tenía once años, y eso sólo había sido uno de sus muchos crímenes... Pero le había prometido a Draco que iría a verlo y lo haría.

—Señorita Granger, no esperaba que me deleitara con su presencia otra vez —dijo el hombre con sequedad—. Una débil sonrisa se dibujó en sus labios, que estaban un poco secos, como si no se hubiera hidratado lo suficiente. Probablemente no lo había hecho en días—. Dijo que la última vez fue un acontecimiento singular, que no se repetiría... ¿A qué debo el honor esta vez?

Hermione se sentó, rígida y sin saber qué hacer con su falsa cortesía. El hombre le hablaba como si estuviera de pie en el gran salón de su mansión en lugar de estar mirándola a través de los barrotes de su celda.

—Draco me pidió que volviera para asegurarme de que todo estuviera bien. He notado recientemente que no todo el que es... huésped del Ministerio aquí está recibiendo la atención médica necesaria.

Hermione creyó haber advertido un minúsculo indicio de burla en el rostro del hombre antes de que su expresión volviera a ser cuidadosamente neutral. Prácticamente podía verlo decidir cambiar el curso de sus palabras a un tono más adecuado.

—Qué desafortunado.

Hizo todo lo posible para no mellar los dientes y lo miró con la expresión más calmada que pudo.

—Usted está aquí porque ha cometido un crimen y se le requiere que cumpla su tiempo de condena por la seguridad de los demás, así tendrá la oportunidad de reflexionar sobre las decisiones que ha tomado en su vida y sobre cómo podría tomarlas mejor en el futuro. Su castigo es que se le niega la libertad, pero todos los que están aquí siguen teniendo derecho a un estándar básico de salud y seguridad.

—Siempre noble, queriendo asegurarse de que mi nariz goteante esté atendida mientras subsisto con pan y agua y sin entretenimientos para acortar las interminables horas —dijo con la voz completamente seca.

—Como veo que no parece tener moratones, huesos rotos, nariz sangrante o cualquier otra dolencia aparte de tal vez una deficiencia de vitamina D, seguiré mi camino —se levantó para irse, pero añadió las comidas de la prisión como otra área que investigar. Dudaba que alguien estuviera siendo obligado a vivir solamente con pan y agua, pero ¿quién lo sabía con certeza?

—Espera —dijo el hombre con un ligero temblor en su voz por primera vez.

Hermione se paró en seco, pero esperó un momento antes de volverse para mirarlo de nuevo.

—¿Sí?

—¿Cómo está mi hijo? ¿Cómo está cumpliendo su sentencia?

—Está prosperando. Está trabajando para ganarse la vida y hacerlo bien, es más que capaz de cuidarse a sí mismo. No necesita un elfo doméstico ni nadie más que cuide de él o le haga sus tareas cotidianas. Cuando no está seguro de cómo hacer algo, no se comporta demasiado orgulloso como para leer las instrucciones o pedir ayuda. Puede no gustarle hacer las cosas de la manera muggle, pero está aprendiendo y no se queja mucho. Tiene incluso algunas perspectivas de futuro para cuando su condena haya terminado. No sé si está orgulloso de él, pero definitivamente yo lo estoy —su voz tomó un atisbo de ferocidad, protegiendo a Draco. Ella esperaba que Lucius se burlara del hecho de que su hijo hiciera algo tan plebeyo como trabajar o hacer su propia cena, pero terminó sorprendiéndola.

MugglefiedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora