Mugglefied

Furtivo

Capítulo 40: Furtivo.

La cocina todavía olía a la cena que habían cocinado horas antes. El pescado frito y las verduras guisadas permanecían en el aire mientras una pluma rascaba un pergamino.

Finalmente, Hermione bajó la pluma. No había apuntado todos y cada uno de los detalles de aquel plan de estudios Muggle, pero al menos era algo. Dicha asignatura iba a ser obligatoria en Hogwarts por primera vez. Por Merlín, al menos era tan importante como aprender a volar. Más importante, en realidad. Un mago o una bruja podía pasar toda su vida sin volar si no fuera por las clases de vuelo que impartían el primer año, pero comprender el mundo Muggle era primordial incluso si tu única interacción con él fuera en King's Cross dos veces al año. Además, había tanto que el mundo mágico podía aprender del mundo Muggle...

Draco no la miraba, pero la había oído dejar la pluma quieta mientras pasaba la página del libro que estaba leyendo. Ahora que el sonido que hacía su escritura se había ido, el apartamento se encontraba extrañamente tranquilo.

—¿Has acabado?

—Más o menos. Es lo que he conseguido hacer con la energía que tengo en este momento. Podría haberlo hecho mejor, podría haber redactado un gran plan de estudios para ellos... pero no hay suficientes horas en el día —suspiró—. Sé que es tarde pero ¿quieres salir de aquí un poco, ir a dar un paseo? Mi mente está demasiado revuelta como para dormir y realmente no quiero fregar los platos en este momento —lo lamentaría más tarde, pero en ese instante estaba lista para hacer otra cosa.

Los ojos del rubio se dirigieron hacia abajo para comprobar en qué página se había quedado antes de cerrar el libro. Miraba a Hermione desde el sofá como si estuviera esperando que le propusiera algo—. ¿Te apetece un helado? —preguntó ella al fin.

—¿Hay algún lugar abierto a esta hora?

—Podemos intentar encontrar uno —cogió su bolso de mano y ambos se pusieron los zapatos. Mientras bajaban las escaleras, Hermione hizo una mueca de tristeza—. Siempre estuve en contra de que Ron y Harry salieran furtivamente de la sala común por las noches, pero debo admitir que un viaje a las cocinas de Hogwarts sería exactamente lo que necesito ahora mismo.

Draco alzó una ceja.

—¿Has renunciado finalmente a intentar liberar a los elfos domésticos de Gran Bretaña?

Ella dejó escapar un suspiro.

—No la he abandonado, pero hay otras batallas que necesitan ser combatidas primero. Empezando por ayudar a esa gente que realmente quiere ser ayudada.

—¿Los hombres lobo? ¿Estás segura de que quieren que les ayudes?

Ella permaneció callada durante tanto tiempo que casi se arrepintió de haber formulado la pregunta.

—Realmente no he hablado con nadie con licantropía excepto Remus Lupin, y sé que no puedes juzgar a todo un colectivo basándote en una persona, pero... creo que él habría apoyado esto. Gracias a Dumbledore, Remus tuvo la oportunidad de romper el ciclo, se educó, hizo amigo, fue capaz de llevar una vida casi normal durante algunos años... pero es difícil ocultar algo así, y creo que lo hundía un poco más cada vez que creía haber encontrado algo bueno. Me imagino que notarías sus ropas desgastadas en Hogwarts... Supongo que había pasado mucho tiempo desde la última vez que había tenido algo que durara tanto como su año como profesor —tragó saliva—. Se merecía algo mejor. ¿Cuántas personas con licantropía están en la misma situación en la que estuvo él? ¿Cuántas ni siquiera recibieron una educación en Hogwarts? Todo lo que conocen es el rechazo de la sociedad... Lo que fuera que Greyback o Voldemort les dijeran... por supuesto que creerían en ello. Y lo peor es que probablemente ni siquiera necesitaron mentirles. Remus es un buen ejemplo de lo mal que les habrían tratado si hubieran intentado integrarse en la sociedad. Quizás prefieran mantenerse alejados llegados a este punto... pero siguen siendo brujas y magos, deberían tener la opción de elegir.