♙21.

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Klaus se lleva la mano al puente de la nariz, masajeando delicadamente el hueso de esta. Voltea a ver a sus hermanos; Freya estaba sentada en la cama a un costado de Aisha, Elijah se mantenía recargado en la pared que está a un lado del armario y Kol, quien sorpresivamente estaba ahí, escaneada a cada uno de ellos.


Todos permanecían en silencio a la espera de que alguien hablara primero. Sólo se podía escuchar la respiración pausada de la pelinegra y el latido de su corazón mientras que Freya sostenía su mano con fuerza.


— ¿Puedo preguntar qué pasó esta vez? –Klaus habla harto del silencio y de que nadie le expliqué nada.


Elijah le lanza una mirada mordaz por el tono que emplea. —Baja la voz.


—Entonces dime qué pasó, Elijah. No has dicho nada desde que llegamos y no estoy para hacer de adivinanzas.


El original mencionado aparta la vista de su hermano para ver hacia la cama. Klaus ciertamente tenía razón. Elijah no se había tomado la molestia de explicarles por qué Aisha estaba así, pero la verdad era que incluso él estaba buscando una respuesta a eso.


—Simplemente se desmayó –comenta sacándose las manos de los bolsillos–. Estaba leyendo el libro que le regale y de un momento para otro se desmayó en el sofá. Parecía como si tuviera dolor de cabeza antes de hacerlo.


Freya alza la cabeza, escuchando atenta. — ¿Dolor de cabeza?


Asiente. —A decir verdad, se puso totalmente pálida y temblaba, estaba en el balcón pero pude verlo.


—Tal vez este enferma –Kol interviene con aburrimiento–. No se supone que las mocosas se enferman en estas fechas, ya casi es invierno y se vuelven muy sensibles al frío.


Klaus rueda los ojos. —Eso sólo le pasa a los bebés, Kol.


—Es extraño –Freya murmura–. No he querido utilizar mi magia en ella para curarla completamente –aparta la mirada. Kol le observa curioso–. Pero creo que tendré que hacerlo esta vez.


—Sería lo más conveniente.


—En ese caso creo que te dejaremos sola –Elijah empieza a caminar hacia la puerta–. Klaus, Kol, vamos a fuera.


Klaus suelta un gruñido de protesta y está a punto de decir que no cuando Elijah lo empuja hacia la salida. Kol es el último que sale, regalándole una sonrisa falsa y un pequeño asentimiento de cabeza a su hermana mayor, cerrando la puerta detrás de él y dejando solas a las dos mujeres.


—No es momento para que enfermes, Nini –susurra Freya con voz pausada, acariciándole el cabello a Aisha–. Estamos en medio de una guerra y tenerte vulnerable a ti, nos hace vulnerables a nosotros.


Aisha permanece dormida, su respiración yendo lenta y pausada.


GHOST ➳ The Originals.Where stories live. Discover now