capítulo 1

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Diez años después.

-¡¡Anaaaa!!...-Gritó Eleonor ya sobresaltada.- Jovencitas, ¡Por el amor de Dios! dejen de correr como niñitas! Es una orden, suban a sus habitaciones ahora mismo si no quieren quedarse sin merienda ni cena.

Emmaline y Eddyth le dedicaron una mirada de odio a su tía y como si aún fueran niñas entraron a la casa.

-Así nunca se casarán.-lamentó Eleonor recostándose en su silla-cama. -¡¡Anaaaaaaaa!! ANAAAAAAAAAAAA-Insistió.-.... Por Dios, ¿dónde está metida esta mujer?

Al cabo de unos segundos, una jovencita llegó a ella.

-Disculpe señora, mi madre se siente muy mal, siente mucho dolor y la obligué a descanz...

Eleonor, interrumpiéndola, se levantó de golpe y se acercó a la jovencita.

-¿Y quién demonios eres tú para dar ordenes a mis empleadas? Que yo sepa eres la hija de una sirvienta. ¡Llama a tu madre y dile que venga! Es una orden, ¡Peste! peste, peste. Eso eres. Tú y tu madre son una peste.

Desde dentro, Emmaline y Eddyth, observaban la escena. La joven a la que Eleonor llamaba peste, solo se limitó a bajar la cabeza y a tragarse el nudo que subía por su garganta.

-Pero... señora... Está débil, embarazada. Yo me haré cargo de sus tareas.-añadió la joven con valentía.

-¡Desgraciadaa!-gritó Eleonor que al decir esto la tiró al suelo de un chachetazo.- Trae a tu puta embarazada madre aquí, ¡que trabaje para mí o ya mismo quedan fuera de esta casa!. Lo hubiera pensado dos veces antes de acostarse con un vagabundo de por ahí.-Gesticuló Elenor.

La joven se alejó llorando desconsoladamente, nadie le había levantado la mano nunca, ni siquiera su propia madre. Mientras, las hijastras de Eleonor, ladeaban la cabeza con un gesto de desaprobación y negación. Era la primera vez que veían a su tía levantarle la mano a alguien. Aunque sí había rumores que lo hacía con toda la servidumbre, aquella vez lo estaban comprobando con sus propios ojos.

-Nunca creí que sería capaz. ¡Es una bruja!- Bajándo la voz, Eddyth acotaba lo que sus ojos veían.

-Nunca mejor dicho Eddy.-señalo Emmaline mientras analizaba la situación.

Al cabo de unos minutos una mujer de unos cuarenta y tantos apareció en escena: La madre de la jovencita que hasta hacía minutos había sufrido un acto de violencia aparecía dignamente y con la cabeza en alto. Debía de estar de unos siete u ocho meses, su barriga la delataba y su embarazo estaba teniendo algunas complicaciones pero no dudó en presentarse ante aquella bruja que había pegado a su hija.

Las jóvenes hermanas no podían entender cómo su tía era capaz de hacer una cosa así, la gente de la servidumbre era gente humilde, buena y trabajadora. Lo pudieron notar a lo largo de los años y les costaba ver cómo aquella bruja abuzaba de ellos, en especial de Ana, la mujer embarazada. Con el tiempo, ésta, se había convertido en una madre para Eddyth y Emmaline y Eloisa, su hija, en una hermana más. Hecho que le revolvía el estómago a la señora Eleonor.

 Al cabo de unos minutos Ana salió de la cocina y fue hasta Eleonor.

-Aquí está, su comida, señora. Lo que me pidió-Ana fue la encargada de cocinarle y traerle la comida a Eleonor, así lo había pedido y Ana no era mujer débil como para dejarse pisar tan facilmente. De forma indirecta le estaba desmotrando a La Bruja que su embarazo no le impedía hacer nada y Eleonor tragándose la vena, comía. No tenía derecho a desperdiciar aquella comida, Ana cocinaba como los dioses y eso Eleonor lo valoraba. Pero cuando terminó y la comida sobró, la tiró a los pies de Ana que se había mantenido inmóvil hasta ese momento.

-¡Come peste! Come esa mierda.-Dijo Eleonor con unas copas de más encima, luego se marchó riendo.

Diez minutos después, las hermanas Acevedo, fueron en busca de Eloisa para consolarla y pedirle disculpas.

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Llévame contigo-María S.Where stories live. Discover now