Cap. 13

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-¿Vienes Estanislao?-Manuel dirigió la mirada a aquel a quien estaba interrogando Giovanna. Aquella mañana irían a dar un paseo como el de la última vez todos juntos.

-No, vayan ustedes. No iré.-Respondió Estanislao al ver que Emma no se preparaba junto a aquellos como para ir, al parecer no pensaba dar un paseo.

-De acuerdo, vamos entonces. 

-¿Y Coti?-Preguntó Amadeo que sostenía del brazo a su tan querida Eloisa.

 -¡Ah, Amadeo, déjala tranquila a tu hermana! Debe estar cansada y es mejor que se quede. Parece ser que Emma y Esti también lo harán. Tendrá quién la cuide. Ahora, vamos, vamos...

Cuando todos se fueron Estanislao fue en busca de Emma que había entrado a la casa unos minutos antes. 

-¿Emma?

 En el comedor no estaba, en la cocina ni siquiera estaba Ana. Se habían ido todos y se sentía como perdido en el desierto. Subió en la habitación y recorrió todas e inclusive la de Emma y no la encontró en ninguna.

<<La biblioteca>> Pensó.

La única habitación que le quedaba tenía un cartel que decía "Biblioteca" y estaba justo en frente suyo.

-Quizá esté aquí.

Efectivamente allí estaba, de espaldas a él, leyendo.

Se acercó a ella con lentitud, posó su naríz en el pelo de Emma, aspiró su perfume y cerró los ojos.

-Acepté el beso de Constanza por cortesía. Sé que me ama desde chicos y sé que ha estado esperando ese momento durante mucho tiempo y como...

-Como usted dijo señor, lo de aquella  vez en el jardín de flores no tendría que haber ocurrido. Es más, retrocedería el tiempo si pudiese. Usted es conde y yo... Tal como lo dijo Constanza: Doña Nadie. Todo lo que dijo ella es verdad, bueno... Salvo algo: No soy una mujerzuela que se aprovechó de usted como cree ella, pero tiene razón en algo: si su familia se enterara...

-Mi familia no tiene por qué enterarse. Y si se enterara no me importará, ¿sabes por qué Emma?-Se acercó a ella y le levantó la cara obligándola a mirarlo a los ojos.-Verás, soy un hombre grande, vivo como quiero y no tengo que darle explicaciones a nadie y

-¡Y usted es conde! ¿O se olvidó de la otra vida?-Dijo apartándose.- Como conde debe cumplir con ciertas pautas y de seguro todo ésto no es una. Por favor váyase, todo esto terminará. Despertaremos y usted se irá con su familia, yo me quedaré aquí y nos podremos olvidar de todo esto. Aunque sé que usted ya lo olvidó.-Concluyó cerrándo el libro que sostenía en las manos y lo guardó.

Estanislao, al ver que ella se encaminaba hacia la puerta se apresuró a cerrarla con llave.

-¿Qué diablos hace?

-Aún no terminé.

Se adelantó unos pasos más y cuando estuvo bien cerca de ella la agarró con fuerza de la espalda y la alzó.

-Te diré algo Emma... De todo lo que le he dicho a mi prima, solo una cosa es verdad: Pongo las manos en el fuego por tí. No me interesa nada ni nadie solo tú. 

Emma, hipnotizada por aquel, no lograba despistar sus pensamientos. Había encontrado el amor en tan poco tiempo y le correspondía. Solo estaba en ella saber si quería o no seguir con todo aquello.

-Pero, esto no debería suceder. ¿Qué pasará después?

-¡Emma! No pienses en eso, yo  tampoco sé qué será mañana o pasado ¿Y quién puede saberlo?, solo sé que ahora te tengo a tí en mis brazos y no puedo resistir la tentación de hacerte el amor una vez más. Eres hermosa Emma, yo...Te amo.

Ella ya no pudo resistir aquel "Te amo"  del hombre que le enseñó a amar. Rapidamente rodeó con sus piernas las caderas de aquel y luego de mirarlo a los ojos lo besó con desesperación, el poco tiempo que lo tuvo alejado de ella le resultaron décadas y lo ansiaba, esa era la verdad.

Se besaron un largo rato y él la aprisionó contra una de las bibliotecas. Los besos y caricias cada vez se volvieron más intensos y supieron que necesitaban más. Acariciarse la piel, por ejemplo.

Emma se apresuró a quitarle la ropa a su hombre pero él no se la quitó a ella. Por ende, Emma, quedó con su vestido apoyada con la espalda en la biblioteca observándo con detenimiento los movimientos de aquel desnudo hombre que se paraba frente a ella. La besó en los labios, luego en los cubiertos pechos, en el vientre y por último bajó hacia sus caderas. Se arrodilló en el suelo y le levantó la falda metiéndose él dentro y quedado tapado por la abundante y pesada tela del vestido.

La desnudó allí abajo, la acarició, la besó, con su lengua suavemente dió círculos sobre la vagina de ella. La lamió y con los dientes estiró delicadamente la vulva de Emma.

Cuando aquel intenso momento acabó, Emma, lo lamentó pero entonces supo que venía algo mejor: Estanislao, la subió a horcajadas de él y ella lo rodeó con sus piernas. Él hizo que colocara los brazos a los extremos de la biblioteca y se sosteniera. Entonces le sacó el vestido y cuando la tuvo desnuda para él acarició su vagina con la punta de su pene. Pero no entró, se quedó allí esperando, pidiendo permiso.

-¡Más!-Pidió Emma con poco aire y empujando sus caderas hacia él. A Estanislao aquel  roce de la vagina de ella en el vientre de él le gustó. Rió, disfrutaba de todo aquello y sobretodo disfrutaba que Emma también lo hiciera. Sabía la experiencia que había tenido y probablemente pensaría del sexo lo peor. Pero allí estaba él para demostrarle que aquello era lo mejor y que de la mano de él, ella, lo disfrutaría aún más.

-Te daré más princesa...

Y de una embestida, la penetró. Ésta vez no lo hizo de a poco, sino todo lo contrario. Lo hizo de una vez y cuando estuvo dentro de ella comenzó a mover su pelvis y ella le respondió.  Cuando llegaron al climax, Emma, se relajó en los hombros de Estanislao.

-Eres mía y siempre lo serás.

-Soy tuya.-Asintió con los ojos cerrados.-Siempre lo seré.

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Llévame contigo-María S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora