Cap.. 17

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Habían decidido que todos dejarían La Toscana para ir a vivir a Escocia. Al principio los padres de Estanislao se habían resistido, pero finalmente comprendieron que era la vida de sus hijos, la felicidad de ellos. No podrían entrometerce en nada, mucho menos porque sabían que ellos como padres de Condes, no habían seguido el protocolo al casarse. El señor Di Baccione sí era conde, pero, por el contrario, la Señora Di Baccione no pertenecía a toda aquella clase social, al contrario.

Después de todo... ¿Cuándo su familia había estado destinada a seguir reglas?

Manuel y Giovanna habían formado una amistad indestructible. Finalmente ella dejó de insistir con él y olvidó que,  si lo intentaba, algún día podría llegar a ser su hombre. Pero sentía que Manuel en el fondo amaba a Emma...

Aunque no era así.

Manuel había olvidado a Emma y había empezado a mirar con otros ojos a la mujer que escuchaba sus problemas y lo ayudaba.

<<Puede ser amistad.>>Pensó él.

Sí, claro...

Solo si los amigos entonces, sentían un cosquilleo en el corazón cada vez que se hablaban o se miraban, desde luego que lo sería.

Allí estaban todos. Los padres de Estanislao, Ana, Giovanna y Manuel, Eloisa y Amadeo, Constanza agarrada del brazo de su tío y en el medio de la pista, las parejas recién casadas: Ema y Estanislao y Eddyth y Feliciano.

Comenzó el baile y todos siguieron la música. Eloisa y Amadeo estaban allí abrazados, escuchando la dulce melodía que sonaba mientras él acariciaba tiernamente haciendo círculos, el vientre de Eloisa, donde de a poquito su hijo iba creciendo.

La gente bailaba, la música sonaba. Manuel sostuvo a Giovanna de la espalda y en el medio de la pista, finalmente, optó por hacer lo que estaba deseando hacer hace rato: apoderarse de su boca y besarla profundamente.

Aunque el hombre al que ya no amaba, pero sí quería muchísimo por ser su primer y único amor, se casara, Constanza, estaba feliz. Comprendió que no era ella su mujer. 

-La indicada es ella: Emma. Lo veo.-Dijo apoyada en la columna tomándo un trago de la copa de vino.Sonrió.-Hazlo feliz, Emma, o te mataré y te daré de comer a los perros.

Aún sostenía la copa en la mano cuando unos niños pasaron por delante de ella e hicieron que volcara su bebida en su lujoso vestido.

-¡Maldita sea niños!-Levantó la mirada pero no los vió. Se habían esfumado rapidamente. Sin dudarlo ni un segundo, salió de la pista y se encaminó hacia la puerta del gran salón.

Con la mirada puesta en su escote, donde se encontraba todo el vino derramado, no pudo reaccionar y la puerta vaivén la golpeó fuerte en la frente.

Se cayó de culo al piso y levantó la mirada. Un hombre rubio, de piel blanca y con unos ojos turquesa como el color del vestido que llevaba puesto, estaba arrodillado al lado de ella tendiéndole la mano y preguntándole si estaba bien. Ella sólo pudo sostener la mirada en el color de los ojos y los comparó con el cielo de la mañana anterior, hasta que pudo ver cómo disimuladamente y sin poder evitarlo, la mirada de aquel bajaba a sus pechos.

-¡¿Qué me mira?!-Le gritó y se tapó con los brazos como pudo.Se paró de inmediato.

--¿Yo mirarla?-La miró de arriba a abajo.-¿a usted?-Rió. Se acercó a ella y le susurró al oido.-No me agradan las gruñonas, borrachas y desagradecidas como usted.

Ella soltó un gritito ahogado y le respondió.

-Será desubicado.¿Sabe quién soy yo? ¡Si le contara a mi primo el invitado que tiene, desde luego y sin dudarlo que te dejaría fuera de aquí! ¡Brutoo!-Y le pegó en la cara antes de salir loca de furia.

Pese al ruido de la música, él la escuchó muy bien.

Ella salió de allí con un malhumor de perros pero sintiendo que aquel hombre le clavaba los ojos en la espalda y seguía con la mirada sus pasos.

Efectivamente. 

Sus azulados ojos la vieron irse furiosa y entonces él rió.

<<Si será cabrona la primita de mi amigo.>> 

No solo la mirada de aquel se clavó en su espalda aquella noche, sino en ella. En su ondulada cabellera, en su perfume, en su firme mirada, en su voz, en sus pechos mojados de vino...

Aquel hombre no dejó de mirarla en toda la noche y ella, por supuesto, lo notó.

FIN.

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Código: 1403010281619

 Cómo odio las despedidas, siempre lo digo y ahora una vez más. Me toca despedirme, decirles adiós a estos personajes que me llenaron por completo y me hicieron crear y volar. 

Como todo que uno concluye, me siento satisfecha y feliz. Escribir y compartirlo creo que es lo único que me sale bien, por ahora...

Doy fin a otro de mis proyectos, a otro de mis objetivos.

Sinceramente y desde el corazón, espero que les haya gustado. A mi me atrajo y me atrapó, espero que a ustedes también.

Como siempre digo muchas gracias a los lectores ocultos por ahí, sé que están y eso me insita a seguir.

Hasta el próximo proyecto, que espero sea pronto...

María S.

Llévame contigo-María S.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz