Cap. 2

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Cada día que pasaban, las hermanas Acevedo, eran testigos de los actos de violencia de su madrastra. Millones de cosas les eran privadas a las verdaderas dueñas de la casa: Eddyth y Emmaline. Y Eleonor era la única culpable.

-Ven, vamos. Olvida lo que aquella mujer hace Emma, no podremos hacer nada. -Dijo la hermana menor mientras veían cómo nuevamente, La Bruja, pegaba a una joven de la servidumbre.

Se alejaron y dieron un paseo, cuando estuvieron de vuelta, la madrastra atacó.

Las jóvenes habían estado toda la tarde fuera y habían ido al pueblo, algo que su tía les tenía prohibido. Pero sin pensar que esta podría descubrirlas, se arriesgaron  a ir pero perdieron.

-Emma. Déjame a solas con tu hermana, sé que fue la de la ideita de ir al pueblo. Vamos, vete imbécil.-Dijo Eleonor. Al ver que su hijastra no le obedecía, se acercó a ella y la empujó hacia afuera. Cerrándo la puerta con llave, continuó:- Sabes muy bien que les tengo prohibido ir al pueblo, ¿no es así Eddyth?-La joven asintió, por primera vez desconfiaba de la autoridad que se había tomado aquella mujer y tuvo miedo. Mientras, Emma oía  aterrorizada por detras de la puerta y por dentro Eddyth sentada en la cama, miraba como Eleonor se desplazaba por toda la habitación.-Emma me tiene sin cuidado. -agregó-Pero tú mocosa, te pareces tanto a Melissa. Una peste. ¿Sabes?  Hasta puedo jurar que eres ella, o incluso si la imagino la puedo ver justo en frente mío. Allí sentadita en la cama, con cara de miedo. -Rió y al cabo de unos segundos tiró  de un golpe al suelo a la jovencita asustada.- ¡Eres una perra! Me robaste al único hombre que amé en toda mi vida y siendo mi hermana te quedaste con él ,se rieron de mí. Siento rabia, ¡te odio Melissa! Siempre te odié ¡Te odio!-Decía al tiempo que con golpes destrozaba a aquella jovencita asustada.-Tuviste dos bastardas, pero ¡moriste! Y a pesar de eso...-Siguió dándole golpes.-Él nunca se olvidó de tí. ¡Puta! ¡Eso eres, pesteeeeeeeeeeee! ¡Eres una peste Melissa! ¡Te odio, te odio, te odioooo!

Afuera Emmaline junto con Eloisa, Ana y otros empleados hacían fuerzas por abrir la puerta. Pero no pudieron. Maldijo por no tener en ese momento al único hombre fuerte que había en aquella casa, éste se había ido. Desesperada, rompió a llorar.

Los golpes se escuchaban cada vez más fuerte y Emma se encogía, como si a la que estuvieran golpeando fuera a ella.

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Llévame contigo-María S.Where stories live. Discover now