2. ❤

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Había perdido la noción del tiempo al momento de quedarme dormida. Abrí mis ojos lentamente cuando sentí una mano rozar mi mejilla y una voz suave pero masculina susurrrando cerca de mi oído.

- __, despierta dormilona, ya llegamos.

-¿Qué? ¿qué hora es? -sonreí mientras desabrochaba mi cinturón-.

Él se enconjió de hombros, seguramente su batería se habría descargado y solo emitió un leve suspiro. Me levanté, me sentía completamente cansada y con dolor de cabeza. Perdimos alrededor de media hora intentando encontrar nuestras maletas.

-__, ¿sabes? tienes la suerte de tener a un mejor amigo como yo -no sé que tramaba, pero su voz mostró superioridad-.

-Cállate mejor y vamos al taxi para irnos al hotel el cuál mi madre me recomendó -intenté poner cara seria pero al parecer se me resultó imposible al ver aquella sonrisa de oreja a oreja que se notaba en el rostro de Kookie-.

-No hay necesidad de buscar algún hotel, mensa.

-¿Entonces que quieres que hagamos? ¿dormir en un parque o en un puente? -reí sarcásticamente-.

Éste tomo mi mano jalándome hacía el taxi que nos esperaba.

-La maletera está abierta.

Ambos asentimos y depositamos nuestras pertenencias allí. Entramos y nos sentamos en los asientos de atrás.
Kookie se adelantó y entrego al conductor un papel con la dirección.

-¿Qué te tramas? -lo miré desafiante-.

-Tu solo relájate.

-¿Quieres verme estresada?

-¡No! -dió un pequeño salto y optó por abrazarme- mi madre tiene un amigo de nombre Park Jimin que vive por el centro de Seul, dice que es un chico agradable y que puede darnos alojamiento, tambien tiene una hermana pero siempre está de viaje, así que ocuparás su habitación conmigo.

-¿¡Estás loco?! -grité-.

-Un poco, pero estoy muy cuerdo en este preciso momento. -me miró seguro de su respuesta-.

-No los conozco, seré como una extraña ahí y me sentiré incómoda -pusé un puchero intentando que cambiara de opinión, no lo logré, gruñí y me dediqué a cambiar mi vista por la ventana apreciando los bellos paisajes-.

Me bajé del automóvil  junto con Kookie que esperaba ansioso en la entrada de una hermosa casa grande color verde agua, se notaba que vivían muy bien.

-No creo que pueda hacerlo, me da mucho miedo, y ¿si a ese tal Jimin no le caigo bien?...-él me abrazo e intento tranquilizarme-.

-Tranquila, si no le caes bien, pués...-pensó por un momento y suspiro- nos vamos a ese hotel que dijiste al principio.

-¿Lo prometes, Jungkook?-no solía llamarlo por su nombre, solamente cuando estaba seria y molesta-.

-Odio que me llames así -intentó poner voz de niño pequeño- lo prometo ___.

Asentí, convencida de su promesa. Despeiné su cabello suavemente con mi mano, y éste sacó su lengua en son de burla, luego tomó mi mano y decidido, presionó el timbre.
Debo admitir que me cuesta ser sociable, me pongo nerviosa hasta con un simple hola. "Tu puedes" me dijé a mi misma, suspiré un poco tensa, la puerta se abrió y de ella salió un joven ni tan alto, ni tan bajo, estatura promedio. Su sonrisa era linda y su voz, un tanto grave con un toque de suave.

-Hola -estrechó la mano de Kookie- ¿tu debes ser Jungkook?

-Èl mismo -ambos rieron- mi madre...

-Tu madre habló conmigo, no te preocupes, evítate explicación -sonrió y puso su mirada en mí, contemplándome de pies a cabeza hasta que sus labios empezaron a emitir palabras- ella debe ser tu novia, ¿eh? -alzó una ceja-.

-Ya quisiera -respondió Kookie junto con una risa- es mi mejor amiga, su nombre es __.

-Mucho gusto ____, me llamo Park Jimin.

-El gusto es mío -estreché su mano y sonreí- que linda tu casa.

-Más linda es por dentro -soltó una pequeña risa- que mal educado yo, pasen, desde ahora mi casa es su casa.

Ambos entramos con nuestras maletas depositándola en el salón, era muy amplio, había un televisor demasiado moderno, tres sillones individuales de color negro, y uno que parecía cama, del mismo color por cierto. No pude evitar dejarme llevar por aquel aroma de lavanda que emitía aquella casa.

-Increíble -respiré profundo y cerre mis ojos para lentamente ir botando el aire acumulado en mis pulmones-.

-¿Te gusta?

Abrí los ojos en un dos por tres, me di vuelta y estaba él, ese joven que recien acababa de conocer.

-Sí...-reí-.

-Te soy sincero -entrecerró sus ojos y me observó con una sonrisa divertida- yo lo detesto, pero mis padres son los responsables de dejar ese aroma por todas partes.

-A mi me gusta -sonreí- ¿la casa es de tus padres?

-Golpe bajo -dijo al momento de reír y taparse la cara con ambas manos- sí, pero práctimanente es mía por el resto del año.

-¿Hay algún motivo en particular? -alcé una ceja inconcientemente y traté de ponerme seria aunque no me resultó-.

-Viaje de negocios, ya sabes, lo típico -alzó sus hombros y continúo- suelen irse por poco tiempo, pero esta vez se fueron por asuntos serios y me dejaron a cargo hasta que se acabe el año.

-Exactamente 10 meses -susurré contando cada mes con los dedos de mis manos-.

Olvidaba que era 1 de febrero.

-¡Exactamente! que lista eres -cerró sus ojos y se dejó caer en aquel sillón cama- ah, por cierto, tu habitación está en el segundo piso, mano derecha, era de mi hermana pero ella se fue junto con mis padres para aprender más sobre negocios en conjunto con ellos.

-¡Qué interesante! -dije mientras subía las escaleras y llevaba ambas maletas en mis manos.

-¿Te ayudo pequeña?

-Me harías un gran favor -sonreí y puse mi mirada en los ojos de Kookie que tambien me miraban-.

Me quitó ambas maletas...

-Oye -gruñí- solo era una.

-Así somos los príncipes azules.

-Por eso te quiero mucho, idiota -lo acompañé hasta la dichosa habitación- ¿y tus maletas, kukencio?

-Están en mi habitación -dijo orgulloso-.

-¿Tu habitación? -di un pequeño e inofensivo golpe en su brazo-.

-Hay demasiadas habitaciones y este chiquillo me facilitó otra.

Asentí sonriendole.

-¿Te dejo desempacar tranquila, cariño?

-Sí, por favor.

Besó mi frente y luego de despinarme, corrió a su cuarto (se ubicada al lado del mío) al momento que se daba cuenta lo seria que me ponía.
Respiré profundo y caí de espaldas a la cama. Que hermosa habitación, en realidad todo era hermoso en aquella casa. Ordené mi ropa en los muebles y me dirigí al baño de mi cuarto para darme una ducha. Al terminar, me pusé una toalla en mi cuerpo y en mi cabello.

-Mucho mejor -dije y encendí mi celular poniendo el reproductor de música con la primera que saliera al azar, lo tiré a la cama y abrí el closet para sacar un short mezclilla, una camiseta holgada que dejaba ver un poco de mi abdomen, y unas sandalias-.

De fondo se escuchaba a Paramore, no dudé y canté al son de sus canciones, sin darme cuenta que iba alzando la voz poco a poco.

-You are the only exceptioooon.

Saqué la toalla que cubría mi pelo y conecté la secadora. Al terminar, decidí salir a la cocina con la intención de tomar un poco de agua. Todo iba perfecto...

D A N G E R ! 《bts; myg》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora