El cumpleaños

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Sus manos estaban unidas, el acto era algo desesperado. Era tierno, pero no dejaba de ser un acto de consuelo mutuo antes que nada. El calor de la palma de Regina se propagaba por la de Emma. La morena tragó saliva con dificultad mientras su mano derecha llevaba la copa a sus labios.

«No habrá que guardarme rencor, Emma, lo que sigue no será fácil de escuchar, yo...nunca he hablado de ello, ni siquiera con mi terapeuta, él solo sabe retazos...así que...»

«Tiene toda mi atención, Regina...»

La morena se sentía en confianza, de todas maneras siempre lo había estado al lado de Emma, quizás era la persona que le hacía falta desde hacía años, una confidente...¿Una amiga? Alguien que no juzgara, en todo caso.

«Bien...Hace cinco años, volvía a casa después de un día normal, había ido a un curso a Portland sobre diseño de casas, tema que como sabe siempre me ha apasionado...Yo...en fin, llegué tarde y Leopold no estaba. Me despedí de la canguro, y acosté a Henry, que tenía en ese momento cuatro años. Escuché el coche de Leopold pararse en el sendero, escuché retazos de voces, él estaba por supuesto bebido, se había convertido en una costumbre durante los últimos meses»

Su mano estrechaba cada vez más la de Emma

«Él entró, la puerta se oyó, estaba acompañado de tres hombres bien vestidos, me los presentó como conocidos, relaciones de negocios. Les propuse cenar, lo rechazaron, continuaron charlando en el despacho de Leopold, reían y me invitaron a beber una copa con ellos. No me negué, al final era raro que Leopold me propusiera conocer a sus amigos, y me deseó un feliz cumpleaños regalándome una joya como era su costumbre. Después todo pasó rápidamente, un hombre cerró la puerta del despacho»

Emma tenía un muy mal presentimiento desde el comienzo de la historia, se le había secado la boca. Regina había hecho una pausa, después siguió

«Comenzaron a reír y Leopold me llamó "zorra" y otras cosas, los otros hombres seguían riendo, después...bueno, me cogieron por las muñecas, luché todo lo que pude, después me arrancaron la ropa...»

La voz de Regina se rompía a lo largo de su narración haciéndose más grave, pero las frases eran pronunciadas de forma lapidaria.

«A continuación...uno me forzó, después el otro...uno me sujetaba y los otros dos abusaban de mí, Leopold reía y bebía mientras los veía actuar...Grité, pero después no dije nada más, pensé en Henry en la planta de arriba...no quería que se despertara...Sentí sus cuerpos contra mí, sus olores, su asqueroso olor a hombre, violaron...mi intimidad y además me obligaron a aceptar sus...en fin...no hubo una parte de mí que no fuera mancillada y molida esa noche...» dijo Regina llevándose de forma nerviosa un mechón de pelo detrás de la oreja.

Emma no había dicho nada, las imágenes le venían a la mente. Cuando había descubierto a Lila muerta, el brazo necrosado por los múltiples pinchazos, había pensado que había visto suficiente para toda su vida...Pero por lo que se veía no era así.

La mano de Regina exprimía la suya, pero no dijo nada.

«Entonces» retomó Regina, la voz rota por las lágrimas que aún no descendían por sus mejillas «Entonces, yo esperé, esperé que me matasen, y al final no lo hicieron, se marcharon, dando un portazo...tras ellos, riendo, cogieron sus coches, aparcados tras el de Leopold. Yo...vi a Leopold dormido en un sillón. Salí del despacho discretamente, eran, podría ser, las tres de la mañana, yo...cogí a Henry que seguía durmiendo, salí como estaba...afuera...vagué por Storybrooke, no había nadie...Me crucé con Belle que volvía tarde de no sé qué...tipo de reunión de lectores o...no me acuerdo...ella me vio, titubeando por la calle con Henry pegado a mí. Me acuerdo de su cara...se llevó sus manos a la boca, tomó a Henry de mis brazos, dulcemente, y me condujo rápidamente a su casa. Ella no decía nada...Me propuso un café o algo parecido. Yo sangraba...Me preguntó si quería ir al hospital o que llamase a la policía, lo rechacé por lo que creo recordar. Le pregunté dónde estaba el baño, me lavé, ella me prestó ropa y otras cosas...Casi empecé a gritar bajo la ducha, y siempre por Henry...no hice nada. Me dolía...Emma...»

Turbio pasadoWhere stories live. Discover now